8. Besos que aún no comprende.

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Hay una diversa cantidad de gustos de los cuales Pedri no logra dimensionar porque le gustan. Un claro ejemplo, es lo que le sucede con el plátano. En las Canarias, era demasiado común para él comer está fruta en cualquier momento del día, ya sea para merendar o para acompañar las comidas —Los jugos que su madre le preparaba también están incluidos—. Después de todo, son unas islas productoras de plátano.

A Pedri realmente le gusta, lo come desde que era un niño, y lo sigue comiendo aún hoy en día. Sin embargo, aún no comprende porque le gusta, teniendo en cuenta que el sabor del plátano le parece empalagoso, demasiado para su gusto y eso solo empeora cuando lo come varias veces seguidas. Aun así, él lo come, lo hace a pesar de sentir ese extraño disgusto.

Pero se le ha hecho muy común no pensar en esas cosas, porque hay demasiadas cosas que Pedri no comprende del porque le gustan.

Cuando escucha a Gavi soltar un suspiro contra sus labios, delatando lo complacido que está, Pedri se pregunta porque le ha gustado oírlo. Le gusta aún más sentir a Gavi aferrándose con fuerza de sus hombros. Las piernas le tiemblan y siente que en cualquier momento se va a caer. La tensión en el ambiente es palpable, tanto como las pequeñas gotas de sudor que salen de sus poros.

Pedri no comprende, sin embargo, le gusta. Le gusta estar besándose en ese momento con Gavi. Le gusta notar que Gavi parece fascinado cada vez que sus labios se mueven juntos, cómo si danzaran. Le gusta la agradable sensación que siente en el pecho cada vez que lo besa; esa sensación que es similar a cuando logra hacer un gol en un partido.

Le gusta, pero no comprende porque...

Ahora, Es Pedri quien suelta un suspiro complacido, mientras Gavi se separa porque siente que le está faltando el aire. Es ahí que lo ve detalladamente, sus mejillas enrojecidas y los labios húmedos son un deleite visual para Pedri.

Ya llevan varias semanas en esa situación, besándose a escondidas en distintos lugares, con una costumbre embriagadora de la que prefieren no hablar. Ahora se hallaban en un rincón de los vestidores, luego de haber terminado uno de sus entrenamientos, y de haberse asegurado de que fueran los últimos en salir.

Las palabras han sobrado entre ellos dos, solo se ha hecho instintivo la necesidad de tenerse cerca y besarse.

Y ninguno parece querer replantearse si la situación debe seguir así entre ambos...

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Para Fernando no hay situación peor que tener que estar esperando, y mucho menos cuando se esforzó en llegar a tiempo, a sabiendas de que su hermano es un pesado que le echaría en cara su tardanza. Cuando mira el reloj en su muñeca y ve que han pasado alrededor de treinta minutos desde que llegó, decide que es momento de ir en busca de Pedri.

Su hermano le había prestado el auto para que se encargará de hacer algunos papeleos que tenía pendiente, por lo tanto, había quedado a pasar por él para recogerlo cuando terminara su entrenamiento. Favor con favor se paga, dicen algunos.

Ingreso a las instalaciones del plantel para encontrarse con un panorama algo desolador. Había saludado a la mayoría de los jugadores cuando estos iban a por su vehículo en el área de aparcar, podía afirmar que ya todos habían salido, entonces, ¿Dónde rayos estaba Pedri? No creía que su hermano fuese capaz de irse con alguno de sus compañeros solo para jugarle una broma.

Pregunto a algunas de las personas que estaban presente, las cuales no supieron darle alguna respuesta eficiente, pero le sugirieron que mirara tanto en la cancha, el área de vestidores y la ducha.

Besos incomprendidos. [Pedri & Gavi/Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora