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Capítulo 56

Un día sin verte son como 3 años

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Cuando Han Yi llegó a la casa de Chen Tianhe, ya era tarde y habían muchos ancianos haciendo ejercicio, practicando taichi y bailando con espadas. Han Yi también escuchó el sonido del erhu procedente del piso de arriba, así que le preguntó casualmente a Chen Tianhe:

— ¿Hay alguien tocando el erhu arriba?

— Sí, sí, quien está tocando es mi maestro.

— ¿Tu maestro?

— Sólo es un anciano que me enseñó a tocar el erhu, es bastante gracioso.

— Oh.

Han Yi se sentó pensativo en el sofá bebiendo el té que le había servido Chen Tianhe, miró alrededor de la casa y preguntó:

— ¿No están el tío y la tía en casa?

Chen Tianhe se echó alegremente encima de Han Yi y se sentó en su regazo, poniendo sus brazos alrededor de su cuello y diciendo:

— Se han ido a casa de mi abuela y no volverán hasta mañana. Pero ya les he dicho que quiero pasar el tiempo contigo y han aceptado.

Cuando Han Yi se enteró de que los padres de Chen Tianhe no estaban en casa, su cuerpo se relajó de repente, estaba bastante reprimido cuando llegó, temiendo que si los padres de Chen Tianhe venían de repente cuando estuviera haciendo algo con Chen Tianhe, probablemente lo echarían a patadas sin piedad.

Han Yi rodeó la cintura de Chen Tianhe con los brazos y lo besó fuerte en los labios, era suave y dulce, como si estuviera comiendo azúcar. Un día sin verlo son como tres años, por no hablar que tenían mucho tiempo sin verse. El corazón de Han Yi estaba tan lleno de añoranza que no paraba de besar, abrazar y mordisquear a Chen Tianhe.

Después de besarse durante un rato, Han Yi aún se sentía insatisfecho y sujetó la cabeza de Chen Tianhe con su mano libre, presionando sus labios contra los suyos, enroscando su lengua y besándole profundamente hasta que Chen Tianhe se quedó sin aliento y su cuerpo se ablandó, sus manos cruzadas detrás de la cabeza de Han Yi sólo podían caer débilmente, mirando a Han Yi, con sus ojos que parecían estar nublados, como si estuviera siendo intimidado.

Han Yi abandonó sus labios, pero su mano derecha se metió en su camisa y acarició de arriba a abajo su suave espalda, diciéndole en voz baja cerca del oído:

— Tianhe, ¿me extrañas?

Chen Tianhe sintió como si su cuerpo ardiera, su cara estaba caliente, su cuerpo también, y los dos estaban tan cerca uno del otro que sintió aún más calor, cuando escuchó la voz de Han Yi, no respondió, sino que volvió a rodearle el cuello con los brazos y levantó un poco todo su cuerpo, acomodándose sobre los muslos de Han Yi.

Pero Han Yi seguía negándose a soltarlo, moviendo lentamente la mano hacia la parte baja de su espalda, preguntándole con voz ambigua. — ¿Quieres...? — Al no oír una respuesta satisfactoria, Han Yi movió lentamente la mano hacia su pecho, tocando sus pezones enrojecidos.

Inmediatamente, Chen Tianhe se estremeció de emoción y gritó un "¡Ah!", sacando por reflejo una mano para agarrar el brazo de Han Yi, y dijo molesto: