❝Hay música de fondo, te estoy mirando. Eres como una bonita melodía.❞
No hay nada tan intenso y caótico como amar por primera vez. Puede ser torpe, loco, inmaduro, pero también es libre, puro y sincero.
Ryuwon ha estado enamorada de Taehyun desde l...
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Otoño-invierno de 2014, penúltimo año de escuela media.
Jeong Ryuwon miró a los estudiantes en el campo de gimnasia. Era un día de clima agradable, a mitad de otoño, con una brisa fresca que se colaba por la ventana y el cielo tenía una vista completamente azul. El bajo volumen de la canción en sus audífonos la tenía sumida en sus pensamientos. Amaba esa tranquilidad, amaba esa emoción que le daba encontrar una nueva melodía que se le quedaba pegada por días, simplemente amaba esos momentos simples donde solo era la música y ella.
Era una joven que soñaba despierta. Tenía buenas notas, pero eso solo se lo debía el aprender rápido porque no estudiaba en lo absoluto. Día a día era Ryuwon y su cuaderno, el recopilatorio de sus preocupaciones, sus sueños, sus miedos y su amor. Y también escribía sobre su mejor amiga, Joo Minkyung, su otra mitad.
Tenía muchas historias allí. Si le pidieran contar algún recuerdo que la marcó sería ese. Aquel día pintado de naranja y amarillo parecía igual a otros. Volvía de nuevo a clases y se sentía una guerrera de la vida al haber ganado la batalla contra la apendicitis. ¡Fue una semana en el hospital! Para una chica tan saludable como ella vivir eso fue impactante. Todavía recordaba cuánto dolía su estómago durante todo un día. Después fue de terror ir al hospital, escuchar que tenía que ser operada urgente y que debía mantener cuidados. Ahora no le parecía tan dramático su llanto en la enfermería de la escuela.
Era la estrella del espectáculo antes y después. Algunos de los chicos parecían interesados o asombrados, otros la ignoraban, algunas de las chicas mostraron su preocupación y otras parecían tener algo pendiente con ella. Ryuwon solo miraba a Minkyung, sin entender tanta atención pero sin quejarse de ello.
Lo entendió todo días más tarde, y supo que si quizás fuera posible escribir la atmósfera, los sentimientos, las emociones, y plasmarlas en su cuaderno, hubiera sido una vergüenza.
—Me gustas, Jeong Ryuwon.
Sus mejillas se pintaron al rojo vivo, como si toda la sangre hubiera subido a su cabeza.
—¿Có-cómo estás? —tartamudeó el chico—. Estuve preocupado por cómo te fuiste en ese momento.
Hong Youngjae, el chico fantasma de la clase. Todo encajaba tan bien, por eso todas sus compañeras insinuaban cosas amorosas, por eso sonreían tanto y con un toque travieso.
El chico empujó sus lentes que caían del puente de su nariz. Nunca había notado su existencia hasta ese día y no sabía cómo sentirse ante él. No había nada bueno que pudiera encontrar, hasta se sorprendió de tener sentimientos negativos.
Arrugó su ceño. Ah, él era el desconocido con perfil de un personaje de anime que le envió la solicitud de amistad por Facebook.
—¿Yo? ¿Por qué yo? —dijo a lo bajito ella. Su rostro era de completa impresión.
