❝Hay música de fondo, te estoy mirando. Eres como una bonita melodía.❞
No hay nada tan intenso y caótico como amar por primera vez. Puede ser torpe, loco, inmaduro, pero también es libre, puro y sincero.
Ryuwon ha estado enamorada de Taehyun desde l...
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El sol brillaba y calentaba de manera perfecta ese día. Ryuwon vestía una falda y un suéter tejido; sus mejores ropas para lo que era una ocasión especial. Cerca de su punto de encuentro, revisó su cabello por última vez. El viento hacía caos por la época y quería verse bien ante él.
No tardó en reconocerlo. Taehyun esperaba a la salida del metro, luciendo esa belleza que tanto la cautivaba. Vestía un jersey y unos jeans, igual que ella su color característico era marrón y se avergonzó que combinaran. No había un preacuerdo en absoluto, era una casualidad que lo único que causaba era que naciera la ilusión de la existencia de un Destino. Por eso, se tomó el tiempo de llamar su atención. Tenía una nariz bonita, era recta y levantada, su barbilla era marcada, tenía unos labios rojos que podía admirar por mucho tiempo y su cabello castaño tenía un corte con flequillo que lo hacía ver adorable. La temporada de colores cálidos le quedaba bien.
Lo había pensado antes, cuando lo vio disfrutar del concierto que dio la banda en el festival de la escuela. Aquél Taehyun que saltaba y tocaba la guitarra era una mejor versión del adolescente que conoció hacía un año. Era una persona que vivía su tercer año de escuela como si fuera su último día de vida porque estaba creciendo y debía dejar ese lugar pronto. Tal vez era eso, él estaba feliz y aunque ella se preguntaba de qué sería de su relación fuera de la secundaria no se atrevía a mostrarse pesimista.
No le importaba el futuro mientras estuvieran juntos en el presente.
El festival Silver Grass de Seúl se llevaba a cabo cada otoño en el parque Haneul. La espera por los carritos para subir a lo alto de la colina, donde estaba ubicado el parque, fue larga pero fue amena a medida que sus conversaciones eran interesantes. La fila de gente que aguardaba por el festival como ellos era impresionante. Parejas, familias, amigos, todos venían por un día de picnic, fotos, música y el paisaje que presentaban anualmente. Lo que caracterizaba al lugar eran los campos de juncos eoksae, donde podías ver la torre Namsan a lo lejos, el césped rosa, donde pronto visitaron por fotos, y la deslumbrante vista a la ciudad de Seúl.
La comida era deliciosa y Ryuwon tenía sus manos llenas de estas.
—¿Así que has venido con los chicos antes?
Taehyun asintió. Iban por el sendero de hierba plateada y todavía tenían una vista del cielo naranja-amarillo, libre de nubes, que entretenía a cualquiera. Ryuwon cayó en cuenta que su amigo lo estaba, pues miraba hacia arriba con atención.
—Este lugar tiene mucha paz —añadió ella, después de sentir el silencio. Solo un par de personas tomaban fotos en el lugar.
Hasta que un pájaro ruidoso voló cerca de ellos y Ryuwon se asustó tanto que dejó caer el último pedazo de su comida al suelo. Lo peor era la mancha que había caído en la falda. Taehyun se preocupó al principio por su quejido, pero se tranquilizó al ver que no era nada grave y era causado por un inocente animal.
