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Una semana, una maldita semana y Koushi tenía una ojeras de un tamaño descomunal. No quería admitirlo, enserio no quería, pero si lo pensaba bien estaba mejor con Oikawa joven que con Oikawa adulto.

Es decir... con Tooru su único trabajo era resistir todos sus intentos de hacer que renunciara, pero realmente no estaba haciendo gran cosa. Ahora con Yoshino, estaba conociendo el verdadero significado de lo que era trabajar como asistente de un importante director de una gran empresa.

Yoshino era todo lo que su nieto no. Todos los días llegaba puntual, todos los días pedía su agenda y cumplía con cada una de sus citas, todos los malditos días le pedía los estadísticos e informes de los demás departamentos, todos los días quería resúmenes y notas importantes de las juntas y, fue de esa forma que se preguntó ¿cómo demonios Tooru hacia todo eso solo? Y no solo eso, sino que el bastardo se daba el tiempo para idear los planes más retorcidos para hacerle la vida imposible.

Tenía que reconocerlo, el idiota de su ex jefe tenía talento y un problema de adicción al trabajo.

Además... la empresa estaba patas arriba debido a la salida abrupta de Oikawa. Todo estaba en un orden que ni él o Yoshino entendían, era evidente que Tooru estaba cargando con todo el peso y había dejado numerosos pendientes sin resolver.

Arg... maldito, por lo menos hubiese tenido la decencia de dejar instrucciones o algo así, pero noooo. Ni siquiera contesta las llamadas de su abuelo ni de nadie que pertenezca a la empresa en realidad.

Todo estaba hecho un desastre.

Yoshino salió de la oficina y Sugawara de manera automática lo empezó a seguir con numerosos papeles en sus manos. Según el horario de su agenda ese día tenían... una junta con los directivos e inversionistas de la empresa.

El tema, por supuesto era como seguir lidiando con la empresa y resolver todo lo que se tenía pendiente. Era probable que el anciano quisiera preguntarle a los gerentes de las demás áreas si tenían alguna remota idea de como continuar o resolver las situaciones, lo que le parecía ingenuo pues todos sabían que Tooru nunca compartía con nadie que acciones iba a tomar para el bien de la empresa.

Vamos, hasta Bokuto suplicó para que no se fuera antes del aniversario de la empresa.

Los rumores sobre la salida del castaño no se hicieron esperar, nadie entendía porque alguien tan dedicado había renunciado y eso lo incluía a él. Los pasillos eran cotilleos sobre que su abuelo lo había despedido, que se había hartado de trabajar, que renunció porque pronto se iba a casar y tenía que dedicarse a los preparativos, aunque esa razón, no lo convencía mucho porque él mismo le había afirmado que el compromiso estaba cancelado.

¿Por qué renunció? Nadie lo sabía, ni siquiera Bokuto o Kuroo.

Para esas alturas sospechaba que el único que lo sabía era el vicepresidente, pero llegar a él no era tan fácil como se veía, sobretodo porque podía sentir la tensión que últimamente había entre él y su asistente.

Definitivamente algo había pasado y nadie tenía la amabilidad de informarle.

Yoshino entró a la sala de juntas y le pidió los papeles a Sugawara que le entregó de forma inmediata. Sin embargo, lejos de que quisiese leerlos o compartirlos con los demás los dejó caer sobre la mesa con cierta rudeza.

-Esta empresa es un desastre- empezó hablar -Llevo dos malditas semanas tratando de ponerla en orden y simplemente he llegado a la conclusión de que es imposible -

Oh dios... Jamás había visto al abuelo de Tooru tan molesto, sus expresiones eran demasiado duras y sus palabras salían con una frialdad que se le hacía sumamente familiar.

Claro, su antiguo jefe era idéntico.

El señor Oikawa se dejó caer en el sillón y se llevó una mano al puente de la nariz mientras cerraba los ojos con fastidio.

-No puedo creer que ninguno de ustedes sepan cuál era la forma de trabajo de Tooru- siguió hablando mientras la sala se mantenía en silencio -Son unos incompetentes y es esa incompetencia suya lo que está llevando a piqué esta empresa y tú...- abrió los ojos con lentitud y señaló a Iwaizumi de forma acusatoria -Estoy tan decepcionado porque ni siquiera te has dignado a intervenir. Están llevando esta situación demasiado lejos y parece que les importa un carajo la herencia de su propia familia-

-Me disculpara señor Oikawa, pero me parece que su nieto ya dejó bastante clara su postura con respecto a lo que menciona- el moreno se defendió recordándole al director lo que había ocurrido hace una semana atrás -No pienso intervenir en una decisión de Tooru, no lo hice antes y no lo haré ahora-

-Arg...- bufó con molestia -Ustedes y sus estúpidos caprichos me van a llevar a la tumba-

Iwaizumi frunció el entrecejo y se mantuvo en silencio. Ese no era el lugar para comenzar una discusión sobre sus asuntos personales, así quevtodas sus quejas se las tendría que tragar.

Tsukishima tomó la mano de Kuroo y ambos se miraron en complicidad. No había necesidad de las palabras para saber que ambos estaban pensando en lo mismo. Eran una buena pareja, que aunque eran muy diferentes se complementaban de forma perfecta.

-Señor Oikawa- llamó Tetsurou aferrándose a la mano de su prometido para mantener esa voluntad -Ciertamente no tenemos una solución a corto plazo más que la de convencer a Tooru de volver. Nadie más que él conoce como se estaban llevando todos los asuntos relacionados a la empresa así que...

-Es mejor que consideremos la idea de hablar con él - continuó Bokuto que de igual forma fue animado por su esposo.

Los cuatro estaban de acuerdo que no había mejor director para Seijoh que el castaño más joven. Si bien habían hecho mal en dejarle toda la carga hasta el punto de depender de él, sabían que nadie podría volver a tomar las riendas de las empresa de esa forma tan audaz.

-Él no va a volver- espetó Yoshino -Despreció lo que le ofrecí, así que de mi parte no va a recibir nada más -

-Pero señor...

-No- interrumpió -Hasta que ese niño no aprenda la lección no quiero verlo en mi maldita oficina

Esto estaba siendo una verdadera batalla de orgullos.





Mi jefe es un idiotaWhere stories live. Discover now