Capitulo 14

1.9K 143 230
                                    

Desde la Primera vez que exploraste el ámbito sexual te pusiste más... Confianzuda.

No en el mal aspecto, solo eras así con tus parejas, dándoles el debido respeto.
Solo empezabas a formalizar mejor su relación al querer ir más allá de simples besos y parece los demonios estaban satisfechos con tu actitud cariñosa hacia ellos.

Te encontrabas repartiendo besos a tu demonio gruñón sekido, quien se la había pasado renegando porque karaku y aizetsu... Si aizetsu, se pusieron a discutir por que cosa prepararían para ti, aquello enojo a sekido al pensar que aizetsu sería el próximo chiflado, le da dolor de cabeza el solo pensar que tendría no solo a dos demonios qué le hacían sacar canas verdes, si no a tres qué le hagan la vida imposible, y ahí fue que llegaste tu, como un rayo de luz de esperanza a su desesperación.... Algo dramatico la verdad.

Pero agradecía qué le dieras cariño, de alguna forma le calmaba sentir tu cuerpo junto al suyo, tu calor humano lo hacía tranquilizarte ante cualquier situación.

- Tranquilo cariño, no desesperes. - hablaste al sentir como sekido intensificaba el beso qué le dabas -.

El no respondió, solo junto su frente con la tuya escuchándote.
Sonreiste y acariciaste su espalda, poco a poco te recostaste en el futon, arrastrando contigo a sekido, quedando encima tuyo, más específicamente encima de tus senos.
El se sonrojo pero no dijo nada, solo hundió más su rostro entre ellos sintiendo lo suaves qué eran.

- Seki, Aun me duelen un poco. - hablaste al sentir como sus cuernos duros tocaban tus sensibles pechos -.

El levanto su cabeza mirándote con una sonrisa ladina.

- Quizá quieran atención.

- ¿Qué tipo de atención? - respondiste siguiendo su juego, te era emocionante cuando sekido actuaba así -.

Aquella sonrisa solo creció y se posicionó sobre ti ayudándose con sus manos y rodilla, no quería aplastarte sabiendo que aun estabas adolorida.
El se acercó ati lentamente, mirándote a los ojos y paso de largo de tu rosto, y empezó a lamer tu cuello con su larga lengua, dejando rastros de saliva por tu piel. Te saboreo y con todo lo que tenia se resistió a morderte, tu piel aun estaba roja por todo lo que te había echo aizetsu.

Continuo bajando mientras repartía besos en tu tersa piel, luego con sus manos abrió un poco tu yukata, dejando que el escote te llegue hasta la mitad de tus redondeados atributos, siguió bajando, dándole atención a sus "niñas", las acarició, beso y lamio, el se sentía en su gloria al probar tu suave piel, nada lo detendría, o eso creía.
Cualquier movimiento sobre tu cuerpo paro cuando la puerta de la habitación fue abierta por un zohakuten qué tenía el ceño fruncido, los pequeños jadeos qué habías soltado habían alertado al pequeño demonio y por esa razón vino de inmediato a tu habitación, encontrándose con aquella escena.

- Pense que tu serias diferente y pensarías con tu verdadera cabeza, sekido. - hablo serio zohakuten mientras se acercaba a ustedes -.

- Tks... Aun no hice nada. - sekido reclamo rodando los ojos y seguido te volvió a vestir correctamente -.

- Ey ey, no te pongas así mi pequeño zoha, el no tiene la culpa, yo se lo permití. - sonreíste y con tu mano palmeaste el espacio que había en tu futon, llamándolo para que se acueste a tu lado -.

El hizo caso y pronto ya lo tenias a tu costado, junto a un sekido qué se quito de tu encima y se acostó a tu otro lado.
Tu futon ahora estaba más cálido de lo normal ocasionando qué el sueño te domine y te quedes profundamente dormida en medio de dos demonios poderosos, no te podías sentir más segura.

Luego de unos minutos los tres demonios restantes entraron a tu habitación, miraron la escena y sonrieron al verte dormir plácidamente, se acercaron y se sentaron al rededor del futon.

En Sus Brazos Halle Mi Felicidad  - clones de hantengun x t/n. Where stories live. Discover now