14. Narra James.

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James

-¿Que le has hecho?.- me dice la hermana de Cristin entrando por la puerta y viendo la escena del accidente.

-Te juro que no le he hecho nada, ella quiso ducharse antes de que yo me fuera al huerto y no la dejé. Debo admitir que he pasado más tiempo del planeado ahí fuera, pero cuando volví, estaba sola en la ducha. Cuando vine a ver por qué no salía después de casi dos horas, me di cuenta de que estaba tirada en el suelo con la cabeza sangrando.- le digo desesperado retorciéndome los dedos de las manos sin saber que iba a pasar ahora.

-¿Respira?, ¿Llamaste al enfermero del pueblo ni que sea?. Eres de buena familia, tienes teléfono, utilízalo maldita sea.- me chilla mientras pone la cabeza de Cristín en su regazo manteniéndola en alto.

Voy corriendo al teléfono de casa y marco el número uno. Es el numero que se utiliza para las emergencias en nuestro pueblo.

-¿Diga?.- contestan al otro lado.

-Soy James, el marido de Cristín. Me gustaría que acudiera a mi casa lo antes posible. Mi esposa ha resbalado en la ducha y no responde. Por favor, dese prisa, está en cinta.- le dije abrumado con la voz temblorosa.

-Enseguida estoy allí, no deje que se duerma.- me dice el doctor y cuelga.

Bajo el teléfono poco a poco intentando asimilar su contestación cuando un mal presentimiento me viene a la mente.

-¿Que te ha dicho?. - me pregunta Ana.

-Que no deje que se duerma. Lo que pasa es que no sé cuánto tiempo lleva  dormida y sin reaccionar. Ana yo...- las lágrimas nacen y culminan bajando por mis rosadas y sucias mejillas.

-La has matado James. Has matado a mi hermana. A mi hermana y a mi sobrino. Maldito bastardo.- se levanta dejando a Cristín sola en el frío suelo mientras se abalanza sobre mi con la cara llena de lágrimas y de odio.

- Yo no he sido, te lo juro.- le intento decir cuando empieza a ahogarme con sus manos.

Me despierto en  la cama sobresaltado intentando encontrar un poco de aire entre tanto vapor caluroso.

Me destapo y saco las piernas de la cama tanteando el frío y agradable suelo. Me pongo en pie y voy hasta las cortinas, corriendolas y haciendo que el aire me dé de lleno en la cara, logrando así el ansiado respirar profundo.

-Que agradable es poder llenar los pulmones y que mal me sienta volver a revivir la muerte de Cristín. Ana seguirá sin creerme allá donde esté, si es que sigue viva.- hablo solo mientras disfruto de los primeros rayos de sol de la mañana que se mezclan con la fría brisa de Barcelona al amanecer.

Pican a la puerta, despertándome de mi trance y devolviéndome a la actualidad.

-¿Si?.- contesto mientras cojo mi fina bata de la pequeña y suave butaca de terciopelo blanco perla, a los pies de la cama.

-Señor, tiene visita.- dice el chico medio nuevo que contraté, el cual aún no me he aprendido su nombre.

-¿Quién es?- le pregunto instintivamente olvidándome por un momento de que es imposible que lo sepa.

-Dijo que es un viejo conocido, que tiene noticias.- me informa el muchacho.

-Que pase.- ordeno sin darle importancia aireando la mano.

En cuanto el chico sale, sin nisiquiera darle tiempo a la puerta para que se cierre, vuelve a abrirse sorprendiéndome de la persona que está entrando por ella, la cual se me hace muy familiar.

 VIDA NOCTURNA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora