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En la sede no había otra cosa de que hablar que no fuera la noche de Karaoke que se estaría organizando el fin de semana, lo habías creado pues pensabas que todos esos héroes que daban la vida por salvar su universo merecían un momento de descanso.
Por supuesto no hubo oposiciones, a excepción del "Gran jefe", algo que te valió tres hectáreas de excremento.
Jessica era la mano derecha de Miguel pero incluso ella estaba contigo en aquella idea pasando por alto el claro "no" que aquel hombre les había dado.
Apareciste por un portal creado gracias aquel brazalete, te columpiaste un poco hasta que caíste de pie, de forma inversa pues ahora caminabas como si estuvieras en el techo.
Todos te saludaban y no era de menos esperarse, radiabas una muy buena vibra que a cualquiera le podías caer bien.
A quienes te encontrabas les recordabas sobre la noche de mañana para que fuesen puntuales a lo que respondían con emoción que estarían allí.
Todo el color rosa se desvaneció al escuchar el grito de aquel jefe gruñón llamándote, rodaste los ojos mientras te quitabas tu máscara y dejabas salir una telaraña de tus muñecas para ir hacia él.
- ¿Algún inconveniente señor?
Preguntaste con una sonrisa socarrona.
Algo que obviamente molesto aún más a Miguel el cual suspiró para calmarse.
- ¿Seguirás con esa estupidez del Karaoke?
Cuestionó mirándote con una ceja levantada a lo que tu asentiste segura, acercándote un poco a él.
- ¿Qué tiene de malo, señor?
Dijiste mientras te cruzabas de brazos y empezabas a caminar a su alrededor.
- Todos merecemos un rato de paz, ya sabes, dejar el estrés a un lado.
Susurrante lo último pasando tu mano por los hombros y parte de su cuello lo que ocaciono que se tensara, cosa que sentiste.
- Es estúpido.
Habló pero tu sonrisa solo aumentó al escucharlo con su leve respiración agitada, quedaste nuevamente frente a él solo que ahora un poco más cerca.
