Venus

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El olor a café se mantenía en toda la casa, su aroma relajaba y complacía las fosas nasales de quien estuviera ahí.

Un libro reposaba en las una de las manos de la madre presente mientras tenía en su brazo el cuerpo de su bebé de seis meses, una linda niña producto de un amor intenso y real.

La pequeña Gabriella se mantenia dormida en los brazos de su madre sintiendo la tranquilidad que emanaba a su alrededor, el silencio cómodo se establecía dando el ambiente perfecto.

La puerta fue tocada sacando de la historia a la mujer, ella dejó su libro y se levantó con cuidado de no despertar a su hija la cual dejó en su pequeño coche. Caminó hacia la puerta y abrió.

- Peter, hola, ¿qué te trae por aquí? Pasa.

Saludó la chica mientras se hacia a un lado para que pasara, el nombrado siguió cabizbajo y jugando con sus manos, estaba ansioso.

- Escucha, ___, vine para... Para darte una noticia.

Habló de forma agitada mientras elevaba su mirada hacia la antes mencionada quien lo observó de forma confundida.

- ¿Ha pasado algo malo?

Preguntó rápidamente con temor a lo que pudiera responder.

- No... Es algo bueno.

Habló y en un suspiro soltó todo.

- Se trata de Miguel.

Un silencio se instauró en el ambiente.

- Él despertó.

Esas dos palabras terminaron por dejarla envuelta en un mar de pensamientos y sentimientos, dando un vuelco radical.

- ¿E-es enserio?

Sus ojos se cristalizaron, nublados de esperanza porque todo fuera verdad y sus plegarias hubieran sido escuchadas.

Sus lágrimas empezaron a salir cuando Peter confirmó en un audible "sí" acompañado de una sonrisa.

- Te está esperando, pidió verte.

No lo pensó dos veces, caminó por su bebé a quien tomó con sumo cuidado.

- Tu papá despertó pequeña, vamos a volver a verlo.

Susurró cerca de Gabriella, caminó hacia la salida y siguió a Peter hasta su auto, el condujo hasta llegar al hospital donde estaba el esposo de la mujer.

El corazón de ella latía rápido caminando hasta el elevador, una vez en el piso al que siempre iba para dejar flores y visitar a su hombre dormido, pero la diferencia es que ahora podría volver a contemplar sus ojos, oír su voz y sentir su piel.

𝐒𝐓𝐑𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒 | Miguel O'Hara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora