Conexión.

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“I want to know even the greatest wounds you have, and heal them, love them as part of you..”

”

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[🦢]




Miguel se la había llevado de aquel sitio del cual miró hacía atrás con miedo, Lindel podría estar buscándola. Tenía miedo por el hecho de que este tratara de hacerles algo por detrás, el hombre no era nada pacifico. Aunque el dinero lo calmaría un poco por un rato. Estaba yendo en el auto del contrario, viendo de vez en cuando a la ventana dando un leve suspirar.

— No entiendo por qué me ayudas. — Se acomodó la chaqueta qué el contrario le había dado para taparse un poco, y abrigarse.

— Porque no mereces estar en un lugar así. — Dijo con simpleza sin apartar su vista de la carretera.

— No lo necesitaba, la palabra te lo dice “Es mi trabajo y mis decisiones”.

— ¿Decisiónes qué te lleven al negro mundo de aquí? — Miguel no creía que ella debía estar en un sitio donde la gente la viera como un objeto, más aún cuando el sentimiento de protección estaba más cercano sobre su pecho. Le disgustaba la idea de que está fuera en contra de su voluntad.

— No sabes nada de mí. — Aurora se giro para verlo, con una mirada un tanto seria.

— Te llamas Aurora D' Velkev, tienes veintiséis años, naciste el catorce de febrero y vives en Rusia, actualmente trabajas en la cafetería con Gwen, terminaste tus estudios con honores de mejor estudiante... ¿Sigo? — En aquel momento fue cuando Miguel aparto la mirada para verla, a los bellos luceros de la linda mujer. Aurora no podía estar más que sorprendida, de dónde sacó tanta información. Negó con la cabeza ante su pregunta.

No sabía que decir, se quedó sin palabras. El silencio de hizo presente cuando llegó frente a su casa, se quitó el cinturón de seguridad. Notando como Miguel salía del lado de conductor yendo hacía donde estaba ella, abriéndole la puerta tomándole de la mano. Ayudándola a salir.

— Bueno, Miguel, fue un gusto conocerte pero no puedo dejar que interfieras nuevamente en mi camino. —Aurora se quito el abrigo con cuidado.

— Creo que me has robado las palabras está vez, oh no, quédatela. Hace frío. —Colocó sus manos sobre los hombros de ella, viéndole con una pequeña sonrisa.— No me veas como un enemigo, simplemente estoy cuidando de mi dimensión, como tú de la tuya.

En ese caso, le daba la razón, ambos tenían un propósito de proteger aquel mundo. Miguel trataba de ser compresivo con la más baja, puesto que no era su culpa que ambos se encontrarán varias veces. No obstante, había quedado cautivado por la belleza, tanto interna como externa de Aurora. La independencia, el buen trabajo, y la mujer que era. Sus ojos, su voz, le hacían sentir débil. En tan poco tiempo, se había hecho especial, una persona a quien proteger. Lo mismo aplicaba para Aurora, quien era recíproca. Fueron sólo unas pocas palabras y miradas, pero habían hecho la diferencia.

Habían pasado varios días desde aquello, varios días donde Miguel visitaba a Aurora a la cafetería. Habían hecho misiones a la par. Entre otras cosas claro, la convivencia había sido cercana.

Un Martes como hoy, se encontraban luchando contra el duende verde. Gwen y Aurora se habían encargado de este sin problema alguno, puesto que era rutinario. El problema llegó, cuando fueron llevadas a un sitio un tanto poblado de personas. Aurora se encargaba del villano, mientras que la joven chica con sus telarañas, y rápidas acciones buscaba salvar a cuantas personas más pudiera. Sacandoles del derrumbe, Aurora podía cubrirla, estaba todo bajó control.

— ¡Gwen! Cuándo terminemos con esto, ¿Quieres ir a comer una hamburguesa conmigo? — Sonreía, patinando entre el hielo, usando de vez en cuando y voz para formar algunos fragmentos.

— ¡Claro! — Está enredo sus telarañas sobre sitios para cuidar de que no cayeran.

Miguel estaba desde su cuartel, sentado en su silla viendo como se iban dando las cosas de manera correcta. Estaba cuidado desde la vista de algunas de algunas cámaras de seguridad, reflejadas en su computadora inteligente. Era cuestión de que el duende verde fuera a un lugar caliente, y ya saben el resto de la historia. Sin embargo, su entrecejo se arrugó con confusión al ver la indecisión de Aurora. ¿Qué pasaba? ¿Por qué no iba? Lo que vio fue algo que no pensó que pasaría, una prisión de holograma cubriendo a la chica.

— ¡Lyla! — Dijo O'hara levantándose rápidamente de su asiento, bajando de la plataforma mientras la mujer aparecía en este.

— ¿Necesitas algo?

— Manda refuerzos al universo de Aurora donde está Gwen, estaré yendo allí. — Dijo lo último, dudo en cortar.

— Lyla, ¿Aurora tiene algún punto débil qué deba saber?

— Tú eres uno de ellos al parecer... —Mencionaba la mujer.

— ¡Eso no! Me refiero a poderes, no lo sé dime. — Miguel había tenido una corazonada de algo, esperaba que fuera error.

— Comos sabrás, su cuerpo y adn básicamente es hielo, junto con otros componentes de metal por lo que pude ver en la muestra de la pluma qué me trajiste a analizar. — Empezó a decir. — Su punto leve son espacios cerrados, y el fuego, el calor puede producir hasta la muerte súbita.

Coño, mándame a su universo de inmediato.

— Entendido.

Fue cuestión de que O'hara mientras otros Spider 's girarán su reloj y llegarán al universo de Aurora, la sangre comenzaba a sentirse helada al ver como el duende verde había llevado una trampilla para ella. Cómo no lo pensó antes, su temor como latir era más rápido conforme se iba acercando.

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