El Cisne De Hielo.

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— “One for the money... Two for the show, I love honey, i'm ready to lose in your heart.”

”

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Aurora podía sentir como su respiración se iba acortando a medida que esa capsula la retenía. Trató de usar sus poderes, sus garras como hielo pero nada funcionaba. Apenas su hielo le daba tiempo de poder tomar algo de aire, era una pared hecha de un calor similar a de una estufa, pero multiplicado por casi diez.

— Me tenía que haber percatado de esto, soy una tonta. — Apenas podía decir algo, al menos quería quejarse. No podía apoyar sus manos sobre la pared, era quemarle viva básicamente.

Su vista parecía borrosa, trato de buscar formas de seguir, pero le quedaba poco tiempo. Su pequeño collar de indicador de frío, estaba en su 30%. Si ello llegaba a un diez, básicamente haría un paro respiratorio. Tenía miedo, pero debía tener agallas. Podía ver a través del holograma a Gwen luchando con el duende verde, lo que no se espero fue ver a varios Spider's detrás de este. Algunos se encargaron de enviarlo a una prisión gracias a esos aparatos qué llevaban en su mano, al parecer sólo la comunidad de estos lo poseía. Eso le había explicado Miguel en una de sus tantas charlas nocturnas. Pensó, ¿Entonces por qué Gwen no lo uso? No lo entendía, hasta ver como está en su brazo no tenía ningún reloj. Tendría que preguntarle eso a Miguel, sí es sobrevivía.

— En estos momentos, lo único que había pedido era poder comer una hamburguesa. No ser la hamburguesa.

— ¡Aurora! ¿Estás bien? — El mexicano llegó enseguida, tocando el holograma con las manos. Al parecer por fuera era normal. Está simplemente movió un poco la cabeza, poniéndose la mano sobre su pecho.

— ¡Gefe! Ya lo mandamos a su universo. ¿Qué hacemos ahora? Oh, miren, atrapó a otro criminal. — Uno de los Spider dijo, refiriéndose a la controversia qué comenzó a haber, como rumores de ella.

— Se está ahogando... — El miedo, como temor de vio en la mirada de O'hara después de mucho tiempo.

— Muy bien Gefe, tenemos que programar... — Un golpe llegó a la cara del arácnido, Miguel estaba más que furioso. — ¡No es una villana imbéciles!

— ¡Se está ahogando con su propio calor! Hay que sacarla.

Aurora quería reír ante la rebelión qué comenzaba a haber entre todos, su cuerpo simplemente se recostó sobre el piso. Su mirada veía a Miguel, era dramático ese momento. Pero al menos, quería disfrutar de ser extrañada por una persona en el mundo. El nombrado por otro lado, sentía los recuerdos de su pequeña hija, de su tío, de su pareja anterior... No podía soportarlo, muchos llamaban villana, a una mujer que simplemente le había tocado una mala racha. Sacó sus garras, gruñendo. Empezó a agarrar las paredes con fuerza, y un tanto desesperado.

Los recuerdos de las risas de la pelirroja, de las charlas, de los consejos. De la sonrisa que deseaba atesorar más tiempo. Una sonrisa honesta qué por primera vez sentía cálida. Fue cuestión de fuerza que pudo romper el campo, dejando ver a la chica sobre el suelo. Enseguida le fue a tocar la frente, notando la fiebre qué tenía. Se agachó, sosteniendola contra su pecho. Gwen traía consigo algunos hielos qué algunos de la ciudad se ofrecieron a dar, gracias la ayuda contante de ellos.

— Vamos mi pequeño Cisne, despierta. — Miguel colocaba los hielos detrás de la nuca de ella, como otros en su pecho. Había notado el collar, cual poco a poco de un rosa iba haciéndose de un tono azulado. Podía respirar tranquilo.

— Miguel yo... Los siento, lo hubiera llevado pero no tenía mi reloj... — El hombre le hizo un gesto, tenía razón. Por su enojo había casi perdido a Aurora.

— Miguel, podemos llevarla a la base si quieres y en la enfermería atenderla. — Pav le Mencionó preocupado también.

Los ojos de la mujer se abrieron cansados, divisando un montón de gente que le parecía desconocida. Sólo dos caras, una le fue de gusto ver. El mexicano respiró tranquilo, como muchos de ahí. Miguel tomó la mano de la chica, apoyándola sobre su propia mejilla. Los de ahí no sabían que decir, era la primera vez que lo veían así.

— ¿Eso estuvo muy dramático? — Soltó una pequeña risa, mientras era cargada al estilo princesa. Caminando con está en brazos dándole la indicación a otros que se fueran.

— Mucho, me diste un susto grande. — Llevaba a la chica a otra parte, a su departamento donde podría descansar.

— Es un don por así decirlo. — Podía sentir el calor contrario, qué no le disgustaba de hecho. Se sentía mejor ahora que estaba dándose un descanso.

Fue recostada, Miguel se sentó a su lado sobre una silla.

— Miguel, por favor quedate tranquilo. Estoy bien. — Trataba de calmarlo, sentándose un poco por la cama.

— No puedo estar tranquilo cuando casi, cuando casi mueres ahí.

— Lo siento, fue algo que no pensamos posible. Es algo inevitable, es mi naturaleza y lo sabes.

O'hara suspiro, tomando aún la mano de la chica quien le sonrío. Tenía que a veces aguantar el trato protector del mayor, cosa que no iba a pelearle porque terminaría perdiendo. No le disgustaba, era un tanto pesado.

— Puedes quedarte sí lo deseas para quedarte, si lo deseas.

— ¿Es una invitación?

— Puede ser que sí.

Ambos se vieron, la mujer de hielo derretía el corazón de un arácnido qué al principió vio como el enemigo, con el tiempo, le veía como un cisne cual quería cuidar de sus plumas.

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⏰ Ultimo aggiornamento: Jun 18, 2023 ⏰

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