Capítulo I: Mariposas en el estómago (Editado)

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Actualidad

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Los seres humanos somos impredecibles porque siempre hacemos lo que queremos, aunque algunos se contienen más que otros.

La vida es demasiado corta para odiar a alguien, lo sé, pero ya no estoy dispuesta a dejar pasar ese sentimiento que surge de mi ser, ahora sé que debo recordar toda mi vida como una película y también estoy dispuesta a contarle todo a mi amigo Alejandro.

Pasan un par de horas y con dolor el abdomen por la cirugía me reincorporo sobre la cama y le hablo a mi amigo.

— Alejandro –alzo la voz para que me escuche–

— ¡Alejandro! –vuelvo a insistir–

Somnoliento y con los ojos desorbitados me mira de reojo, se talla la cara y toma una buena postura en el sofá.

— Elisa, has despertado, ¿cómo te sientes?, ¿Quieres que llamé a una enfermera? –muestra preocupación en su semblante–

— No –digo a secas–

— Pero...

—Dije que no, necesito hablar de algo importante contigo -tomo el sobre que está puesto sobre el buro y estiro mi mano para que lo tome-

Él observa con detenimiento mis movimientos porque está aletargado por el insomnio y las preocupaciones que le hice pasar estos últimos días.

— Ale, necesito explicarte algo -miro al sobre que tiene en sus manos-

— Supongo que es de lo que te paso.

— Sí, solo que antes necesito decirte por qué te pedí, que guardarás eso.

— Está bien, te escucho -deja el sobre de lado y presta toda la atención del mundo-

No sé cómo empezar, pero empiezo a contarle esta historia desde su principio cuando tenía 17 años de edad.

Ocho años atrás

Desperté de ese sueño tan confuso que había tenido, me dolía la cabeza y me preguntaba por qué soñaba con un chico al cual no conozco, tal vez ya había perdido la cabeza, pero que más daba, no tenía tiempo para pensar en cosas ridículas, necesitaba llegar cuanto antes a la escuela porque era mi primer día de clases en el instituto y en Texas la gente siempre anda apresurada.

Deje las ideas de un lado y lo primero que hice fue pararme de la cama y dirigirme directo a la ducha, el agua se deslizó por mi cuerpo desnudo mientras apreciaba como cada gota minúscula cubría mi ser.

La venda en mis ojos  © ✅Where stories live. Discover now