Capítulo XIX: Be able to breathe (Editado)

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Lander

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Lander

La sangre que sale del abdomen de Elisa se fusiona con su vestido escarlata.

Mis lágrimas se escurren sobre mi rostro enardecido mientras trato de parar el sangrado en su herida.

—¡Elisa!, ¡Tigresa! Por favor no te mueras, ¡Por favor! –aprieto la herida para evitar el sangrado–

—Mi... mi... –se deslizan lágrimas sobre su rostro–

—¡Por favor!, ¡no hables! Deja que llegué la ambulancia, por favor. –mi corazón empieza a latir más rápido–

—Bebé... –se desvanece–

—¡Nooo!, ¡Elisa! –grito– ¡No mueras, por favor! –la pego a mi rostro y le beso la frente–

Ella se queda tirada a mi lado inconsciente, no puedo moverme porque siento que le he fallado, así que lo único que hago es cargarla y ponerla sobre mis piernas. Como puedo saco mi celular y busco en mis contactos a Nayah.

Empiezo a teclear su número y le hablo en un mar de llanto.

—¡Chita! –mi voz se hace un nudo–

—¡Que pasa gato!

No puedo armar ni siquiera una frase coherente porque el llanto y la rabia me consume.

—¡¿Qué carajos pasa?! –vuelve a insistir mientras lloro por la llamada–

—¡Le han disparado!, ¡le dio dos tiros Francis!... –le digo a secas–

—¡Que! ¡No jodas! ¡¿Dónde está el policía?! –ella me pregunta angustiada–

—¡No sé!, ¡por favor te lo ruego! ¡Ayúdame! –le digo desesperado–

Ella corta la llamada de inmediato y al parecer Chita le avisa a Jeremiah porque en cuestión de minutos llega la policía, la ambulancia y él.

La gente que estaba en la fiesta de Peter y Valeria se empieza a alarmar por todo lo que ocurre, ya que escucharon que uno de los invitados le han disparado en la cien, pero no saben a quién fue, por lo que Peter se entera rápido y huye con su prometida.

Todo se vuelve un lío a mi alrededor, los paramédicos llegan apresurados a salvar la vida de Elisa y yo trato de no estorbar, es más, me largo de ahí porque si la policía me ve en el acto, me va a encarcelar y la verdad no es que me oponga a pagar mis condenas, pero primero acabo con la vida de ¡ese hijo de puta!

Con una opresión grande en el pecho veo como entra él por esa puerta. Jeremiah porta un arma y se pone en defensa para ver si no hay riesgos, pero cuando me contempla en el suelo con Elisa, él se desploma.

Se avienta al suelo y pregunta con desesperación que ocurrió, pero ni siquiera yo puedo articular una palabra bien, solo me dice que largue de ahí, que huya porque la policía está aquí.

La venda en mis ojos  © ✅Where stories live. Discover now