No apto para estrellas

17. Agua

«Do I really have to tell you how he brought me back to life?»

High Infidelity - Taylor Swift

RON.

El amor es ciego.

Literalmente, ¿En qué estaba pensando cuando le di mis gafas?

¿En qué me iba a curar la miopía y astigmatismo por gracia de Dios? Llevo días usando lentes de contacto.

Tengo una junta con Ginebra acompañada de mi contador, quién no está muy contento con mi nueva "inversión" por la cantidad de papeleo que debe hacer. Necesito retirar la ropa de la marca que me patrocina, este será un fin de semana largo.

Me detengo en una tienda de cómics a buscar la nueva versión con un dibujado de mi personaje calcado de mí, es solo una página, una especie de cameo en el multiverso, me hace ilusión. La tienda está vacía más allá de un reducido grupo de artistas en el centro discutiendo de diseño de personaje.

Esta vez no tengo nada más que una bufanda para ocultarme, así que con cuidado me escabullo entre los estantes de libros hasta poder apreciarlos. Reconozco su cabello de colores antes de ver su cara, es Emillie, la chica del museo.

—La teoría del color influye mucho en el diseño de los villanos, al cual se suele dar el opuesto del héroe y... —se despista al verme—. Eso hace que, desde antes de saber la historia, los espectadores los relacionen como contrarios.

Deja a sus compañeros hablar, me sorprendo a mí mismo retrocediendo cuando se levanta de su asiento, caminando en mi dirección.

—Hey, eres el mismo de la presentación, Clyde —saluda sonriente—. ¿Eres de aquí? ¿Te gusta el arte?

—No, es una casualidad que nos encontremos —balbuceo—. ¿Tú vives aquí?

—Estas son mis últimas semanas, antes de mudarme con mi pareja.

«Con ella si espera para irse a vivir juntos».

—Oh, qué bien ¿Al final vendiste los cuadros? —pregunto intentando llevar la conversación casual pese a que tenga el cuerpo tenso.

—¡Sí! Aunque no es esa, en otra presentación, estoy intentando juntar el mayor dinero posible para mí boda —Emillie juega con su cabello—. ¿Te he dicho? ¡Me voy a casar! —estira el brazo para mostrarme con una emoción digna de un niño la sortija en su dedo anular.

—Qué lindo.

—Ay, disculpas, ¿Te he invitado? —corre a su bolso—. Quiero hacer algo creativo y no tengo familia en este país, entonces invito a todos los artistas que conozco —saca una tarjeta dibujada—. La tenida es en todos los colores menos rojo, ¿A qué nombre te lo pongo?

El brillo en sus ojos al hablar del evento me hace sentir culpable de querer joderle ese día...

Por exactamente cinco segundos.

—Clyde, solo Clyde, tengo una duda, ¿Hay posibilidad de que lleve a mi mujer?

—Claro, mientras más mejor, ¿Qué nombre es el de la dama?

—Aurora.

Voy a ir al infierno de todos modos por robar un gato.

—Aquí tienes —me ofrece la invitación—, no creas que suelo ir por ahí invitando extraños, es que tú me has dado buena vibra.

Me ha dado pena con ella otra vez. No soy tan cruel. De hecho, no soy para nada cruel. Esto de ser el villano no es lo mío. En especial si la afectada no tiene la culpa.