→ 01: maleducado.

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La muchacha suspiró, tomando su bandeja con comida y caminando al comedor del campo.

Estaba repleto de reclutas, incluyendola. Sabía que a principio de año era bastante común. Todos asistían y con el tiempo algunos iban desistiendo del sueño.

Gruñó al no encontrar lugar.
Tal vez se había tomado demasiado tiempo en las duchas, pero el entrenamiento había sido tan horrible que sentía que tenía mugre hasta dentro de sus oídos.

Caminó por todas las mesas hasta llegar a la única mesa vacía.
O bueno, casi vacía.

Un joven enmascarado se encontraba jugando con aquella porción de pasta que tenía en su plato.

Se acercó decidida y sin pensarlo dos veces se paró frente a él.

— Oye, ¿me puedo sentar?

Él levantó la mirada y la fijó en ella. Tenía unos ojos azules ciertamente lindos.

— Si. — murmuró despacio y ella se sentó sin pensarlo dos veces.

Miró su plato y luego el del soldado.

Pastas con salsa bolognesa y una lluvia de queso rallado por encima.

En cambio, ella tenía una mezcla de cosas no  identificables, en donde estaba segura que había lentejas, carne y tal vez alguna salsa extraña.

— ¿Cómo conseguiste tu comida? Se ve deliciosa. — murmuró y él volvió a fijar sus ojos sobre ella. Tenía una mirada dura, fija. No parecía flaquear por nada.

— Allí. — dijo en el mismo tono que antes, haciendo un gesto con su cabeza para indicar que la había obtenido del mismo lugar que ella.

— Que extraño, yo también. El mío parece un revuelto de sobras. — dijo, riendo un poco. — Supongo que debo llegar más temprano. ¿Llegaste hace mucho?

— No.

Ella asintió. Era un hombre de pocas palabras, parecía.

Toda la vida había escuchado a mucha gente decirle que se callara, que hablaba hasta por los codos, e incluso varios comentarios (más dolorosos de lo que le gustaría admitir) decirle que era insoportable.

Lo sabía, pero siempre le resultaba incómodo no hablar.

Es decir, ¿por qué guardar silencio cuando siempre hay algo que decir?

Bien. Guardaría silencio también.

Junto un poco con su tenedor y lo dirigió a su boca.

Uno. Dos. Tres. Cua-

— Lo suponía, sabe horrible. Son lentejas. — murmuró pero él no la miró. — ¿De dónde eres? En las tres palabras que dijiste noté un acento distinto.

Otra vez solo la miraba, hasta que decidía hablar bajo aquella máscara.

— Austria.

— Oh, que interesante. ¿Hablas alemán, verdad?

— Si.

— Siempre me gustó el alemán, es un idioma bueno, suena genial. ¿Se te hizo difícil aprender inglés?

El guardó silencio y se movió en su asiento. Levantó su mirada y la fijó en ella antes de ponerse de pie.
Con su mano tomó el borde de su plato y lo empujó despacio hasta la mujer.

— No voy a comer. Comelo si quieres. — murmuró antes de marcharse.

Ella parpadeó atónita, viendo a aquel gran sujeto marcharse.

¿Cuanto se supone que medía?

Sabía que era alto cuando estaba sentado, pero estaba segura de que parado superaba los dos metros.

Miró el plato por unos segundos.

Era algo maleducado, no respondió su pregunta, pero por lo menos tenía un plato delicioso para comer, y por supuesto que no lo desaprovecharía.



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ya subía el primer capítulo
la más rápida del condado me dicen bOe

Tengan linda noche!^^

Coronel KönigWhere stories live. Discover now