→ 09: salida.

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Terminó de ponerse el pantalón de su uniforme tranquila. El dormitorio estaba vacío, por lo que no tenía ningún tipo de incomodidad al cambiarse.

Usualmente se cambiaba oculta entre todos sus compañeros, temiendo que alguno la mirase de más, o hiciese un comentario fuera de lugar. Vivía con miedo.

Pero extrañamente no había nadie.

Desde que había tomado la decisión de sentarse con König y no con ellos las cosas habían cambiado. Ethan había vuelto a hablarle de mala manera, Mathew había intentando hacerla tropezar en varias ocasiones, pero ya no tenía miedo.

Desde que su brazo estaba sano ya no tenía miedo, porque podía defenderse, aunque de todas maneras prefería pasar desapercibida.

Frunció sus cejas, sin encontrar su perfume en su bolso.

— ¿A dónde vas?

Se giró al instante, tomando su pecho con sus manos ante el susto.

— Mierda, Mathew... — susurró.

— Pregunté algo.

— Voy a salir. — dijo simplemente.

— ¿Con quién?

— ¿Te importa?

— Vas a salir con ese coronel, ¿verdad? — dijo divertido. — Estoy seguro de que te estás acostando con él para subir de rango.

— ¿Qué dices? — preguntó indignada. — Él es mí amigo, nada más que eso. Deja de decir estupideces.

— Eso es lo que hacen todas por aquí, ¿por qué crees que eres la única mujer recluta? Todas usaron sus bocas para subir de rango.

Ella se cruzó de brazos enojada.

— Es mí primer año aquí, Mathew. No es mí problema que tu sigas siendo recluta después de tres años porque no puedes subir.

El delgado muchacho frunció sus cejas y caminó a ella. En medio segundo la tomó por el cabello con fuerza, inclinandola hacia un costado.
_______ fue rápida y lo tomó por el suyo también, manteniendose alerta

— Sueltame.

— Trátame con respeto, puta.

— Dijo que la sueltes.

Mathew la soltó ante la voz que había provenido de la puerta. Tembló al ver a aquel hombre tan alto como la puerta de la entrada.

La muchacha se acomodó su cabello tranquila, caminando a la puerta.

— ¿Vamos?

— Espera... — le susurró calmado, dando algunos pasos hacia adelante. — Mathew, ¿verdad?

— Sí, Señor. — dijo serio y König sonrió debajo de su máscara.

— ¿Por qué ya no hablas como hasta hace un momento, eh? Oí que dijiste "puta". ¿Por qué no me insultas también? — murmuró, agachándose bastante hasta quedar a su altura. — ¿O qué? ¿Solo te metes con mujeres?

El chico guardó silencio y König se paró derecho, mirándolo desde arriba con superioridad.

— Te diré una cosa, Mathew... Tú y ella están en el mismo rango, no tiene que haber diferencias entre ustedes, pero lamentablemente hay una, ¿sabes cuál es?

— No, Señor.

— Que ella sabe usar un revolver, un fusil, una escopeta, un francotirador... — enumeró divertido. — En cambio, tú apenas puedes disparar a un punto fijo sin que se desvíe la bala. No puedes hacer 100 malditas lagartijas cuando tus superiores te lo piden.

Coronel KönigWhere stories live. Discover now