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Hansol solía buscarle la lógica a las cosas, pero en ese momento la lógica no tenía sentido.

Llegó a su apartamento compartido después de llorar un poco (mucho) por ver a quien consideraba el amor de su vida besarse con uno de sus amigos. Y lo peor no era que vivía con el dichoso amor de su vida, lo peor de toda la situación era que aquellos pétalos que escupió hace un par de horas no habían sido parte de su imaginación y eran una realidad que lo confundía.

Pero Hansol no quería saber nada de nadie, ya se las ingeniaría para esconder aquellos pétalos los días siguientes, no quería preocupar a Seungkwan ni a Wonwoo, ni a Soonyoung. No quería preocupar a nadie, él era quien se preocupaba por sus amigos, no se supone que los demás deban preocuparse por él.

Cansado de pensar en que hacer, se dirigió a su habitación, ignorando el llamado de Seungkwan, y se hundió en su cama, queriendo dormir para siempre.

— ¿Y a ti qué te pasa? Te quería contar algo genial que me ocurrió hoy —Seungkwan estaba en la puerta de su habitación, mirando a su mejor amigo con confusión.

— Quiero dormir eternamente, despertar es completamente innecesario —se quejó con la cara en su almohada y, sin despegarse de la cómoda almohada, se metió dentro de sus sábanas, listo para dormir y evitar a Seungkwan. Sentía que volvería a llorar si lo veía y peor si le contaba sobre cómo él y Seungcheol se habían besado, el solo pensar en ello hizo que un sabor amargo se asentara en su boca y tosiera, otra vez los pétalos blancos.

— ¿Está todo bien, Sol? —ahora la voz de Seungkwan sonaba preocupada y Hansol se quería golpear a sí mismo por hacer lo que no quería.

— Estoy bien, Kwan, solo estoy cansado y además mañana tenemos clases —Hansol se volteó con la mirada hacia la pared, subiendo las mantas hasta su cabeza para esconder los pétalos—. Voy a dormirme ya, mis clases son a las 8.

— Está bien, pero cualquier cosa debes avisarme —Seungkwan salió de la habitación y cerró la puerta, era obvio que no se lo había creído. Tampoco esperaba que lo hiciera.

Hansol se encogió debajo de las sábanas, una lágrima salió y le siguieron otras más, hasta que empezó a llorar de nuevo mientras tosía y los pétalos blancos salían de su boca. Frustrado, se llevó las manos a la cabeza y se jaló un par de mechones, sin saber cómo ayudarse a sí mismo.

Él no había pedido esto.









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another chance - verhaoWhere stories live. Discover now