4

111 14 1
                                    

Sigue pasando el tiempo y cada vez voy mejorando más y más a he llegado al punto en el que me ha dejado una o dos veces encargarme bajo su vigilancia oculta, también he aprendido a controlar cada vez más mi magia y no le he vuelto a hacer daño y con las ilusiones he ido mucho mejor al igual que he empezado con los conjuros en los pactos o negocios que hemos hecho. Tambień hemos ido aprendiendo más la una de la otra y es razonable el que Úrsula tenga tanta enemistad con su hermano, también yo me he ganado algo de fama al ser su aprendiz y han puesto más soldados en mi búsqueda y captura para eliminarme, pero no lo lograrán. Es muy agradable estar con Úrsula aunque por fuera sea cruel, despiadada y sin corazón, si sabes cómo tratar con ella es diferente a como lo aparenta, nos hemos hecho buenas amigas, por no decir que es la única amiga que he hecho en toda mi vida aunque últimamente no sé, la manera en la que la veo es diferente, pero serán cosas mías, será mejor no prestarle mucha atención.

-Luz, ¿te atreves hoy a usar tu magia de camuflaje para ir al mercado?- la verdad es que me sorprende su propuesta

-Claro, creo ser capaz de lograrlo por bastante tiempo- me centro en lo que quiero y por fin lo consigo y me ve con orgullo

-Bien hecho, aquí tienes una lista de lo que nos hace falta, si necesitas algo ya sabes lo que debes hacer- me recuerda y yo asiento mientras tomo la lista y la guardo en mi bolso

-Tranquila, estaré aquí cuando menos te lo esperes- le sonrío antes de salir de la cueva y recorrer las cavernas hasta el exterior

Nado con cautela de no ser seguida por nadie ni observada por nadie, llego al mercado pasando desapercibida, compro todo lo necesario y lo que pone en la lista menos mal que me ha dejado algo de dinero y yo también me he traído del mío, cuando me dispongo a irme me detengo en un puesto de joyas y veo unos pendientes de color violeta que me gustaron bastante para ella por lo que los compro y los guardo para dárselos cuando llegue. Nado de vuelta a nuestro escondite prestando atención a lo que me rodea y asegurándome de que nadie me sigue, recorro las grutas y llego por fin a la gran cueva, coloco lo que he comprado en su respectivo sitio y justo cuando ya he terminado la veo aparecer por una de las entradas de la cueva.

-Has sido rápida esta vez- dice con un poco de sorpresa

-Te lo dije, estaré aquí cuando menos te lo esperes- le sonrío y con discreción cojo lo que le compré y lo escondo en mi espalda- por cierto, te he traído algo- me ve con sorpresa y curiosidad

-¿De qué se trata?- intenta ocultar una pequeña sonrisa, siento mis mejillas comenzar a arder y saco las manos de mi espalda y extiendo mi mano derecha dejando en la suya lo comprado, lo observa y me ve con asombro

-Los vi y me dije que te quedarían bien y pues te los he traído pensando que te gustarían, pero si no es así no pasa nada- digo esto último más rápido por culpa de los nervios

-Son muy bonitos, y es un bonito detalle que te hayas acordado de mí, gracias, hacía tiempo que nadie me regalaba algo, la última fue mi padre antes de fallecer, él fue quien me dió mi colgante- acaricia dicho objeto- me gustan bastante, gracias- sonrío con timidez mientras la veo ponérselos 

-Me alegro mucho que así sea- voy a decir algo pero veo que la bola de cristal comienza a mostrar la imagen de Ariel recogiendo objetos humanos- veo que la pececita cada vez se siente más atraída por el mundo de arriba- nos acercamos a la esfera y me río amargamente por lo bajo- si ella supiera la realidad de la gran mayoría de los reinos de arriba, su mundo bonito se vendría abajo- niego con la cabeza

-Pero será mejor cuando su papaito se de cuenta de lo que su preciada hijita está haciendo y le ponga las aletas en su sitio y se la vea perder su ilusión- continúa ella y la verdad es que tiene razón

Amor bajo el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora