⸙ Capítulo 35 ⸙ - Humana

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Disparó.

No se permitió pensar en nada más. No quería. Cerró los ojos con fuerza, evitando siquiera mirar el rostro de quién creía era Enid. El agarre en su cuerpo aflojó, pero aún podía sentirla en su marca del cuello. No podía imaginar que su Alpha la lastimara de esa manera. Y en el momento de apretar el gatillo no había dudas en su cabeza. Pero en el instante en que su mirada se posó en el agonizante azul de sus ojos que la miraban con dolor, no lo podía creer.

Seguía siendo Enid.

La sangre manchaba su camisa, justo en el abdomen, y se extendía más y más con cada segundo que transcurría.

Wednesday— la nombró con un hilo de voz, antes de desplomarse con una lentitud pasmosa. Hincada a sus pies, aferrada a ella. Su rostro estaba tan pálido, y sus ojos tan huecos. Sudores fríos le recorrieron la espalda, y casi se sentía desfallecer.

Le había disparado a Enid. A su Enid.

—¿Por qué lo has hecho, Wends?

El aire se quedó atorado en su garganta, con un insufrible pitido en los oído. Quería gritar por ayuda. Quería moverse. Quería hacer algo. Pero estaba paralizada, aterrada. La sangre había abandonado su rostro, y sentía sus propias piernas de gelatina. Quería respirar, no podía, algo se lo obstruía.

Cada vez podía ver la imagen de Enid a sus pies más emborronada por las incesantes lágrimas.

—E-Enid...

—¿Duele?

Se había quedado helada. La garganta se la había secado. Sentía sus propias palpitaciones retumbar en su cabeza: aceleradas y constantes.

Parpadeó estupefacta, tragando saliva con fuerza.

Esa no era su voz.

—No puedo evitar añadir que eso me ha sorprendido, no te creía capaz de dispararle a tu propia Alpha rió incrédula, poniéndose de pie nuevamente, pero sin acercarse. Adoptando un demacrado aspecto. —Mírate. Toda una Cazadora. ¿Pero eso de qué te sirve ahora? Eres solo una sombra de una Alpha, siempre detrás. Pero claro. Estúpidos Mates. Ella no puede vivir sin ti.

No sabía como digerir cada palabra que salía de sus labios, eran como cuchillas clavándose hasta lo más profundo, indagando en su cabeza.

La Bruja gruñó fastidiada, rondando a su alrededor como un tigre enjaulado.

—Patético— farfulló a sus espaldas. Poseía una voz grave y desgarradora —Tan débil y patética. Una simple humana. ¿Cómo puede siquiera considerar seguir teniéndote a su lado? Sólo es cuestión de tiempo para que se canse de ti, como todos los Alphas; no pueden tener una sola pelota para jugar, en cualquier momento estará tan desgastada que será desechada. Como tú. Sólo sirves para procrear al siguiente Alpha. ¿Creías que el asunto de Mates es algo mágico y para toda la vida?— soltó una risa divertida —Disfruta cada segundo. De eso me encargo yo.

Era una sensación abrumadora de oscuridad, fría, húmeda y distante. Podía sentir la suavidad de la cama debajo de ella, y la calidez de un cuerpo a su lado, casi sobre ella. Cerró los ojos con fuerza, dejándose llevar por la tranquilidad, y al abrirlos, despertó. Enid estaba a su lado en la cama, la luz de la luna iluminaba su perfil en la penumbra, sus ojos con ese brillo asustadizo, e incluso su acelerada respiración le traía calma.

Enid está bien.

Todo está bien.

—Enid— la llamó automáticamente, buscando consuelo entre los brazos de su Alpha, quién la recibió con suaves y gentiles caricias. Apaciguando el miedo.

⸙ LUNA ⸙  WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora