14: Esta devuelta

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Cada hombre tomaba sus armas con temor, puesto que nunca antes habían estado en el campo de batalla y no tenían ni la menor idea de como empuñar una espada.

—Están asustados. -la voz de Legolas hizo que todos guardarán silencio y prestaran atención a sus palabras que ahora no entendían porqué el elfo continuo hablando en elfico. —Y como no, trescientos contra diez mil.

—Se pueden defender mejor aquí que en Edoras. -Aragorn respondió de la misma forma haciendo que todos volvieran a lo suyo por no saber que era lo que ambos decían.

Aragorn, no pueden ganar esta pelea. ¡todos morirán!

Pues moriré con ellos entonces! -Eva tomó el hombro de su hermano para tratar de calmarlo, todos volvieron a prestarles atención. Sin más el castaño se dio media vuelta y estaba dispuesto a seguirlo pero la oji-azul lo detuvo poniendo una mano en su pecho.

—Deja que se vaya, el ya tomo su decisión. -el rubio bajo la miraba para poder observar los ojos de la castaña mientras que asentía y ponía su mano junto a ella.

—Debemos prepararnos. -Gimli, aviso a los jóvenes quienes asintieron y empezaron a salir de allí para estar listos para la noche.

La noche llegó y con ello el miedo y la desesperación por parte de todos quienes creían que no tenían esperanzas. Sentados en las escaleras, Aragorn y Evangeline observaban a todos quienes iban de un lado a otro tratando de calmar sus nervios. A su lado había un chico pelirrojo, no debía a de tener más de doce años.

—Tu espada, hijo. -Aragorn llamó la atención del pequeño quien algo desconfiado se acerco a ellos.

—Como te llamas? -Eva trato de que su mirada fuera amable para no asustar al muchacho.

—Haleth, mi señora. -ella sonrio en respuesta. —Dicen que no pasaremos de esta noche, que no hay ninguna esperanza para nosotros. -la castaña tomó el hombro del niño dándole un apretón. Aragorn quien tenía la espada se levantó y empezó a maniobrar con ella sorprendiendo al chico.

—Es una espada excelente. -Ahora era el quien lo tomó por los hombros. —Siempre hay esperanza. -El chico ahora con mucha más confianza tomó su espada y corrió hacia quien sabe donde desapareciendo de la vista de los hermanos.

—Debes prepararte. -Eva llamo a su hermano y este fue con ella para empezar a arreglarse.

Su armadura, sus botas, su cinturón y sus dagas. Aragorn seguía preparándose con ayuda de la castaña, sin embargo algo fundamental le faltaba. Su espada. No tardo esta en llegar con el rubio elfo quien se la extendía.

—Hemos confiado en ti y no nos has fallado. Perdóname, lo que dije esta mal. -La muchacha tomó lugar a su lado.

No hay nada que perdonar, Legolas. -ambos posaron sus manos sobre sus hombros. —Pero no te perdonaré si lastimas a mi hermana. -la expresión del rubio cambio por completo observando incrédulo al hombre. —No creas que no me he dado cuenta. -Eva rió y abrazo al elfo quien le correspondió abrazándola por los hombros pero aun algo abrumado. —Que sepas que eres al único que acepto como cuñado. Pero igual te tendré vigilado. -trago en seco al oír las palabras del contrario.

Gimli fue quien rompió la tensión al aparecer con una gigantesca malla que más parecía un vestido para el. Su atención se dejó de concentrar en el enano al escuchar el sonido de un cuerno.

—No es un cuerno de orcos. -Legolas se separo de Eva y corrió afuera mientras era seguido por los demás.

Al llegar afuera vimos a un ejército de elfos dirigidos por Haldir se encontraba con el rey. Aragorn fue el primero en darles las bienvenida seguido de Eva quien se acerco también.

—Siempre es un gusto verte. -el elfo le sonrio mientras los demás elfos guerreros se daban la vuelta al ver a Legolas acercarse con una sonrisa a Haldir, cosa no tan esperada,  quien no dudo en corresponderla.

Sin embargo cuando creían que eso sería todo, otro cuerno sonó a la distancia y las puertas volvieron a abrirse dejando ver a otro ejército encapuchado aproximándose al rey.
El sentimiento de familiaridad no pudo pasar desapercibido por Eva quien sentía algo extraño cada que estos se acercaban más.

Al estar frente a él un hombre dio un paso al frente al lado del que se suponía que lideraba y habló.

—El reino de Béruna esta a disposición del rey de Rohan, por la antigua alianza entre ambos reinos. -El que se creía que era el líder dio un paso al frente y fue en ese instante en el que Eva sintió como todo iba en cámara lenta, el hombre se quitaba la capucha sobre el dejando ver ahora su rostro. Rostro que Evangeline no podía olvidar, cuantas noches fue las que lloro por aquellos ojos, cuantas veces esos labios dijeron que la amaba pero solo eran simples mentiras, como olvidar cuando su corazón esa noche se rompió al verlo compartir lo que era de ella con otra.

—John -el susurro de Eva no pasó por alto a los oídos de Legolas quien la observo extrañado al ver como el rostro de ella cambiaba abruptamente y perdía por unos segundos el equilibrio. El la tomó por los hombros mientras ella tenía aún su mirada perdida.

—Linda, estas bien? -la voz del otro hombre se escuchaba haciendo que la castaña no pudiera concentrarse en Legolas, solo en aquella voz que se escuchaba de fondo.

—John, principe de Béruna. Recuerdo aquellos días en los que jugabas con mi hijo Theodred.

—Mi dolor por su muerte esta aún presente en mi corazón. -con su mano libre hizo una pequeña reverencia. Al levantar su mirada la vio, vio a Eva quien se mantenía mirándolo aún estupefacta. John de igual manera estaba sorprendido, ella estaba allí después de tantos años.

—Vaya, vaya, miren quién está aquí. -Aragorn miraba con recelo al pelinegro frente a él.

—Aragorn. -El sentimiento de culpa lo invadio por unos instantes al mirar a la castaña al lado de su hermano. Sin embargo ella se dio media vuelta sin decir palabra alguna, solo queriendo alejarse de ese lugar, o mejor dicho de esa persona.

Legolas quien aun no entendía lo que pasaba, se quedó allí quieto observando al dichoso príncipe quien hablaba con el Rey, y no fue hasta que Haldir se acerco a él.

—Quien es el? -la pregunta no sorprendió para nada a Haldir.

—Alguien de quien debes cuidarte, Legolas. -el nombrado lo miro sin entender.

—Cuidarme de él?

—Yo no soy el que debe decírtelo, pero ese hombre causó mucho daño en la vida de Eva. Sólo no confíes en el. -toco su hombro y sin más se dio la vuelta para ir con los demás de su gente dejando a un elfo completamente confundido.
¿Quien era ese tal John de Béruna? y ¿por qué Eva había salido corriendo de allí al verlo?
Las preguntas rondaban una tras otra por la cabeza de Legolas, pero no podría resolverlas ahora, la lucha comenzaba y debía concentrarse en ello...

¿Quien era ese tal John de Béruna? y ¿por qué Eva había salido corriendo de allí al verlo? Las preguntas rondaban una tras otra por la cabeza de Legolas, pero no podría resolverlas ahora, la lucha comenzaba y debía concentrarse en ello

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𝘓𝘜𝘡 𝘋𝘌 𝘔𝘐 𝘝𝘐𝘋𝘈  ~  𝘓𝘦𝘨𝘰𝘭𝘢𝘴 𝘎𝘳𝘦𝘦𝘯𝘭𝘦𝘢𝘧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora