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—Partiré a desembarco del rey antes del amanecer, el viaje en barco tarda casi un día y medio, pero con Vhagar llegaría ya muy entrada la noche— informo Aemond

—¿Esta seguro mi príncipe?, el viaje es un poco largo—

—Si estoy seguro, además la carta del Rey no especifica cuanto tiempo tendre que quedarme así que lo mejor sería que algunos de ustedes y de las sirvientas tomen un barco al amanecer para acompañarme— el guardia asintió

—Como ordene su majestad— el caballero hizo una reverencia y dejó que Aemond siguiera su camino

Al llegar con Vaghar Aemond se acercó a ella y empezó a acariciarla, Vaghar feliz de ver a su jinete dejo que la mimara esto es algo que ninguno de los dos se permitiría en presencia de otros, pero ahora solo están ellos dos, solos como siempre han estado

—Va a ser un viaje un poco largo, pero sé que lo disfrutarás, ya que no puedo montarte con mucha frecuencia ahora— Como si entendiera sus palabras Vaghar soltó un pequeño resoplido

—Muy bien— Aemond empezó a subir por la escalera para llegar a la montura cuando estuvo acomodado alargó las manos y sujetos las riendas con firmeza antes de darle la orden a su dragón— Soves Vaghar— con esta orden Vaghar abrió sus grandes alas y con pasos que hicieron que la tierra temblará cogió un poco de impulso antes de elevarse a los cielos

Cuando su dragón se estabilizó Aemond pudo disfrutar de la tranquilidad del cielo en la oscuridad de la noche, siempre que montaba a Vaghar la sensación de tranquilidad lo llenaba era como si nada más existiera en estos momentos, cuando estaba en cielo era solo el y su dragón, solo ellos dos disfrutando de la tranquilidad que solo podía ofrecer el cielo

Como predijo Aemond el viaje tomo todo el día, podía sentir como Vaghar se cansaba, pero no dejo de mover sus alas, el no quería bajar porque sin duda una dragona como Vaghar llamaría mucho la atención y como si sintiera la incomodidad de su jinete Vaghar siguió volando sabiendo que tendría un merecido descanso después de un vuelo tan largo

Cuando empezó a oscurecer Aemond supo que no faltaba mucho para llegar, estaba empezando a sentir nervios por lo que le esperaba cuando llegara a la fortaleza roja sin duda no era su hogar y no apreciaba a nadie que viviera ahí, pero por ahora debía guardar las apariencias, debía primero probar las aguas para ver qué había pasado en estos 10 años que fue exiliado, debía saber cómo estaba la situación tanto en la política como en su familia

Vaghar lo saco de sus pensamientos con rugido como si le estuviera avisando y pronto Aemond pudo ver cómo desembarco del rey se alzaba con orgullo, Vaghar siguió volando hasta que estuvieron cerca de la fortaleza roja y por un momento Aemond considero en darle la orden a Vaghar para que quemará todo el lugar y a todos los que vivían ahí pero como si Vaghar leyera su mente dio un rugido que para Aemond sonó como un no

Aemond hizo un puchero antes de gritar lo suficientemente fuerte como para la dragona lo escuchará— No eres divertida— Vaghar simplemente resopló como si estuviera tratando con una cría en medio de un berrinche

—Bueno creo que es hora — Aemond guio a Vaghar para que aterrizará en un espacio amplio, gracias a su tamaño Vaghar no podía entrar al pozo del dragón así que siempre estaba afuera y ella misma buscaba donde descansar

Cuando se bajó Vaghar dio un último rugido como una especie de advertencia a los caballeros y cuidadores que ya lo estaban esperando y luego abrió sus alas para encontrar un lugar donde descansar

—Príncipe Aemond— todos hicieron una reverencia — no lo esperábamos hasta mañana — Aemond simplemente miro al caballero sin pestañear y tuvo que retener las ganas de sonreír al ver cómo se retorcía por su mirada

—Bueno según la carta del Rey se trata de un tema muy serio, así que pensé que lo mejor sería llegar lo más rápido posible—Todos asintieron ante su respuesta pues todas sabía que el tema serio era la salud del rey

—Nosotros lo escoltaremos a la fortaleza roja y luego a sus habitaciones para que descanse — Aemond simplemente asintió y los siguió en completo silencio

Cuando llegaron al castillo, rápidamente lo guiaron a su antigua habitación, pero Aemond no demostró ni sintió ninguna emoción al estar en el lugar que en su niñez era su refugio

—Lo dejamos descansar mi príncipe, daremos a conocer su presencia en la mañana—Aemond asintió y luego entro a la habitación, al verla soltó un suspiro, pero se negó a sentir melancolía, este no era su hogar, el no pertenecía aquí

Rápidamente se cambió y se tiró a la cama para descansar, fue un viaje largo y sin duda Vaghar no era el único casado


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espero que les guste 

déjenme saber que opinan bye 

EL PRINCIPE OLVIDADOWhere stories live. Discover now