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—¿Y qué haremos?— Jeongyeon preguntó, mientras se preparaba para lavarse la cara, abrió el grifo, y directo puso el agua a su cara, para borrar aquel rastro de lágrimas, ¡oh Dios! Se sentía tan mal por llorar ahora, se supone que se había preparad...

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—¿Y qué haremos?— Jeongyeon preguntó, mientras se preparaba para lavarse la cara, abrió el grifo, y directo puso el agua a su cara, para borrar aquel rastro de lágrimas, ¡oh Dios! Se sentía tan mal por llorar ahora, se supone que se había preparado mentalmente durante todo ese tiempo, había preparado un guión diferente, más alegre, con buen mensaje, y ahora no solo había arruinado el ligue de una noche, Ni el discurso patético que se creó, sino también quedo como una llorona frente a una desconocida, una desconocida que ciertamente la estaba haciendo sentir tan bien, como no se imaginaba sentir después de aquel quiebre emocional.

Im Nayeon esperó a que Jeongyeon se lavara la cara, en silencio, parada a lado de la chica castaña, tenía los brazos cruzados y estaba pensando seriamente cualquier cosa que su mente divagara.

Jeongyeon al terminar de lavar su rostro, se dió cuenta de que no tenía con que secarse, maldijo internamente y abrió los ojos, no esperó que realmente tuviera enfrente a la rubia, con un cúmulo de toallitas para manos y lo que tampoco espero, fue que la rubia no le cediera tal papel, en su lugar, puso una toalla en su cara, y a toquesitos, para no lastimarle la piel, secó parte de su frente y sus mejillas, obviamente el papel se humedeció al instante, lo hizo bolita y dejándolo de lado, tomó otro papel para pasarlo por sus ojos, un toque ligero, ameno, con la simple intención de secar sus ojos con una caricia, a mismos toques suaves, Nayeon contempló aquellos orbes avellana que la miraban sorprendidos.

Si somos sinceros, Nayeon tampoco supo el porqué hizo aquello, solo se dejó llevar, es como si su cerebro diera indicaciones y ella rápidamente solo estuviera para llevarlas acabo.

—digamos que... hay alcohol, canapés y un buen DJ, pista de baile, mi compañía y un fracaso amoroso ¿Qué podría salir mal?

Oh. Si lo pintaba de esa forma, muchas cosas podrían salir mal realmente.

-—¿Confías en mi, Jeongyeon?-—¿Confiaba en ella? Carajo, claro que sí.

-— más de lo que cualquier persona en esta fiesta, Nayeon.— y entonces, Nayeon con una sonrisa, asomando sus dientes frontales, le ofreció una mano. Inclinó un poco las rodillas, pusó una mano atrás de su espalda y dió un giro con la mano antes de ofrecerla, como un galante príncipe, lo hacía con las princesas en las películas.

Jeongyeon amaba las películas de princesas.

— Joven Jeongyeon, ¿Sería tan amable de concederme todas las piezas musicales de esta noche? — Jeongyeon tocó exageradamente su pecho, como si una actuación de fantasía se estuviera viviendo en la zona.

— Joven Im, pero que codiciosa, ¿Quiere todas la piezas de esta noche? ¿Qué pasa con mis otras pretendientes?— Im solo soltó una sonrisa de autosuficiencia, alzó la ceja, un gesto que la hizo endemoniadamente más atractiva, por lo menos diez veces más, Nayeon no desistió, siguió con la mano estirada hasta que Jeongyeon la tomó sin más.

EncantadaWhere stories live. Discover now