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Nayeon era una mujer de 28 años que nació en alguna ciudad de Corea, en un año de los noventa (a mediados) y que vivió toda su vida siendo un hija única

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Nayeon era una mujer de 28 años que nació en alguna ciudad de Corea, en un año de los noventa (a mediados) y que vivió toda su vida siendo un hija única. No hay mucho que hablar de su niñez realmente, solo era una mujer que pasó horas y horas a lado de su madre, cuidando su patio trasero, cuidando de los gatos que su mamá tenía o bueno, los gatos cuidando del ella realmente.

Lo que pasaba con Nayeon, es que su madre siempre le leyó libros de romance, libros bonitos, cuentos de hadas, su madre la impulsó a seguir su camino de cantante, incluso cuando de niña todos se burlaban de él por "hacer actividades aburridas", ella gustaba de cantar, siempre lo hizo, siempre disfrutó de que el ritmo de ella música se metiera en sus venas y guiara su tono y canto, también disfrutaba de pasar tanto tiempo con su madre como fuera posible, le gustaba ayudar a su mamá con el auto, incluso le pidió a Santa Claus autos de juguete que obviamente le llegaron, sus padres siempre disfrutaron de tener una niña feliz en casa, una niña que como todos jugaba.

Cómo olvidar que en efecto, ella solo tenía ocho cuando pidió su kit de autos, y que al momento de entrar a la escuela y que todas sus amigas contaban sus regalos, las cocinitas, las muñecas y todo eso que es considerado como "juguetes de niña" Nayeon simplemente dijo: "me trajeron autitos de juguete, mamá me deja usar cosas de su habitación como rampas" sus amigas de ese entonces se burlaron de ella y se alejaron por ser una "rara", rara, porque las niñas no juegan con cosas de niño, decían. Nayeon se tuvo que salir de esa escuela, cuando mandaron a traer a su madre diciendo que Nayeon no podía jugar con eso, la directora había dicho que le estaba metiendo ideas erróneas a la niña y que no quería que esas ideas fueran a otras niñas.

Su madre, como siempre tan serena, no agachó la mirada, con la mirada en alto, le dijo a la profesora.

—Que bueno que me lo dice, así puedo sacar de estas estúpida escuela a mi niña, porque sus juguetes no deben ser motivo para que reciba insultos, es una niña y solo tiene juguetes, yo no veo lo malo en eso; así que no se preocupe, me da los papeles de Nayeon en este instante y dejará de recibir las ayudas de nuestra parte.

Nayeon cambio de escuela, y el año siguiente, en la navidad posterior, pidió un todo terreno y un microhornito, que por supuesto santa Claus le trajo, y nunca vio problemas en ello, por más que se lo dijeran. Lo que pasaba es que su mamá le decía que no debía dejarse llevar por lo que los demás dijeran, si a ella le gustaba y no perjudicaba a alguien, ella debía hacerlo con orgullo. Ese mismo año, Nayeon comenzó en una academia de canto, y sus padres orgullosos asistían en cada presentación, le llevaban flores, a Nayeon le gustaban las rosas amarillas, así que en cada cumpleaños, Nayeon recibía rosas que su padre le compraba. Incluso ahora que era una adulta, cada septiembre recibía sus rosas muy contenta.

Y claro, no podemos olvidar lo que su madre le hablo sobre el amor, una tarde, mientras Nayeon tenía 12 y había confesado a su mamá que un niño la había besado, confesando que el niño no le gustaba, realmente nadie le gustaba, nunca alguien le gustó, a ella solo le gustaba el canto, ni niños, ni niñas.

EncantadaWhere stories live. Discover now