Capítulo 16

192 39 0
                                    

Atenea

Entrar a la sala fue el balde de agua fría que me hizo darme cuenta de que realmente estaba pasando. Hasta que no estuve de frente al juez no había tomado conciencia de lo que estoy a punto de hacer.

Ya es imposible dar marcha atrás. Tampoco es buena idea. Ni siquiera sé porque estoy pensando en esto.

―La fiscalía puede comenzar a interrogar a la testigo ―avisa el juez.

Muevo la cabeza de un lado a otro con la esperanza de volverme a centrar pero la suerte me juega una mala pasada cuando detengo mi mirada y casualmente es en la mesa del acusado. Su verde esmeralda se clava en mi gris tormenta acabando con la poca tranquilidad que tenía. Mi cerebro sabe que no es bueno pero no puede evitar el hecho de que Luis con todo lo criminal que es me descontrola a un nivel que por donde quiera que lo mires es peligroso. Él lo es, para mí mas que para cualquier otra persona.

Me cuesta un infierno pero desvío mi mirada de la suya, no sin antes verlo sonreír de esa manera que lo hacía cuando llevaba a cabo alguna de sus diabluras. Por unos segundos olvido lo que vine a hacer y me encuentro queriendo saber que habrá hecho y, como si fuera una señal del destino, mis ojos enfocan a la abogada de basura que tiene. Ella rehuye a mi mirada inquisitiva y quiero creer que lo hace por mi reciente amenaza, no por algún otro motivo. No obstante, algo me dice que debí ser más persuasiva.

―¿Lista? ―Pregunta la viceministra llegando a pocos metros del estrado haciendo que deje en pausa mis suposiciones. No articulo palabra alguna, me limito a asentir una vez.

«Basta de estupideces», me regaño.

―Comience ya, fiscal, No tenemos tiempo que perder ―apresura el juez Trujillo.

―De acuerdo, su señoría ―conviene encarandolo. Me observa detenidamente antes de empezar. ―¿Podría decirnos de dónde conoce al señor Santos?

No necesito pensarlo dos segundos para responder.

―Lo conocí como parte de una misión encubierta.

―Especifique y detalle lo más que pueda la misión, por favor ―pide y la miro confundida. Eso no estaba en las preguntas antes.

―Me tendrán que disculpar los señores del jurado y el juez aquí presente pero eso es información clasificada que no tengo razones de peso para revelar ―soy clara.

Con mi respuesta se extiende un murmullo por toda la sala. Me importa tres quintales de mierda si necesitan esos detalles pero para mí no son importantes y tampoco son cosas que quiera que se entere ninguna persona.

―Le recuerdo que esta bajo juramento, capitana ―habla una vez más sorprendiendome Samantha.
No puedo evitar desviar mi mirada hacia mi progenitor en busca de una respuesta, sin embargo me ignora.

«Cabrón. Esto seguro es cosa suya», asumo.

A cada minuto que pasa las cosas en este juicio se tornan más extrañas y eso no me inspira nada de confianza.

―El juramento no incluye revelar datos que no sean relevantes para la sentencia de este caso y esos que me pide no creo que lo sean ―rebato no muy segura de que quieren lograr.

―Déjenos decidir eso a nosotros ―responde.

―De acuerdo ―termino por aceptar con un suspiro. ―Sin embargo, debería reformular su pregunta ―exijo. Es mejor eso que tener que dar detalles que puedan conducir a cosas que deben seguir ocultas.

Dirijo mis ojos hacia Maximilian que permanece atento a todo al igual que los demás. Sus ojos son dos pozos negros que me engullen por completo cuando se da cuenta de que mi atención esta puesta en él. No sé porque recurro a él pero el encogimiento de hombros que hace en respuesta a la pregunta escrita en mi mirada me tranquiliza. Al menos está tan descolocado como yo lo que significa que no es parte de lo que sea que se esta cociendo aquí y que puedo confiar en que no me falle en caso de usar el plan B.

Peligrosa Atracción (Borrador Peligro #1)Where stories live. Discover now