Capítulo 37

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Maximilian

El enojo me corroe las venas cada vez que pienso en lo acontecido hoy.

De ser un día atípicamente tranquilo pasó a ser uno tan caótico que, hasta hace minutos, tenía dudas sobre si me convenía o no continuar con lo que fue minuciosamente planeado pero una vez más la capitana supo revertir la situación a su favor a pesar de desconocer muchas cosas que, si las supiera ya, le permitirían entender el porqué de gran parte de los sucesos que en su vida han tenido lugar.

Yo, en lo personal, opino que ha sido un error de Christopher mantenerla con una venda en los ojos por tantos años porque si Atenea se enterase de todo por una tercera persona los resultados serían fatales. Ella detesta que le mientan y en su vida hay mucho de lo que toma por cierto que no lo es. Incluso yo mismo no soy lo que ella piensa, ni mis intenciones tampoco.

Sin embargo, no finjo una bondad que no existe a diferencia de lo que otros han querido hacer.

Yo soy el villano en su historia, la peor de las elecciones que en su vida hizo, y al mismo tiempo soy el único capaz de arriesgar al que sea con tal de tenerla. Lo hice una vez quitando de mi camino a Ivanov, el anterior comandante, y lo volvería a hacer sin remordimientos porque, aunque ya ella no lo recuerde, una vez prometí cuidarla hasta de si misma y eso es lo que llevo haciendo veintiún inviernos.

En Londres la conocí cuando apenas tenía cuatro años de edad, en Moscú la volví a ver siendo una niña de cinco y ahora está de regreso en mi vida a pesar de nunca haberse ido del todo.

Atenea lo desconoce pero entre ella y yo hay más historia de la que hasta ahora sabe. Solo que es imposible que su cerebro relacione al Maximilian del pasado con el del presente. Muchas cosas en mí han cambiado. Unas por voluntad propia y otras porque los planes de quienes nos engendraron lo requerían.

Lo único que ha perdurado todos estos años ha sido esa obsesión por hacer que sus ojos solo me miren a mí con amor y es por eso que, cada que a otros mira, la sangre se convierte en lava que corre por mis venas amenazando con destruirlo todo si alguien se atreve a quitarmela aún sabiendo que capaz de semejante cosa solo existe una persona.

«Enzo», el mayor de los Rinaldi y mi más grande rival desde que en ella sus ojos puso.

No obstante, el saber que fue él quien causó la muerte del feto que Atenea esperaba tener del traficante ha sido tranquilizador porque gracias a ello es prácticamente imposible que me cambie por él y lo sabe.

Esa es la razón de su silencio luego de saber que soy yo quien a la capitana en todo respalda.

―¿Te comió la lengua el ratón, bambino? ―Pregunta la mujer que en mis piernas sentada está.

Han pasado ya más de tres minutos desde que solo se escucha la respiración del italiano a traves del altavoz.

Imagino que la conmoción de saber que soy yo con quien la cobra ahora está ha sido un feo golpe a su ego habiendo jurado años atras que a mí jamás ella elegiría. Y sin embargo, es a mí a quien acude cuando se ve en problemas porque en el fondo sabe que solo yo voy a ayudarla sin importarme consecuencias. Lo sucedido esta tarde lo demuestra.

―Estaba sirviéndome un trago, piccola. Ha sido una sorpresa inesperada, y poco grata, escuchar a nuestro honorable comandante  ―vuelve a escucharse su voz cuando a punto estaba de decir que colgara y, aunque sea molesto oírle, agradezco la oportunidad de poderme vanagloriar de lo que yo tengo que él ansía.

―¿Tanto te asusta escucharme, Rinaldi? ¿O es que acaso te molesta algo en particular? ―Le provoco sabiendo que la ley de la familia le prohíbe romper el acuerdo firmado por su padre. Por tanto no puede revelar sobre el pasado.

Peligrosa Atracción (Borrador Peligro #1)Where stories live. Discover now