¿Cómo habían terminado así?, era un misterio para Chuuya, lo único que sabía era que extrañaba a Dazai, a pesar de lo placentera que era su rutina en solitario, algo le faltaba.
Dazai había pasado una semana con él, desde que rompió su puerta y su nariz y sin embargo, esa semana no había sido insoportable ni había hecho que lamentara toda su existencia; cuando despertaba, lo hacía sin la presencia del castaño, pues este debía estar en la agencia, cuando regresaba de trabajar, se encontraba con Dazai plácidamente dormido en el sofá de su sala, cortesía de los analgésicos recetados por Yosano. Los días que no había trabaja tampoco eran malos, Dazai había encontrado un método adecuado para cumplir con las expectativas de Chuuya en cuanto al terreno de lo físico y había demostrado tener un talento oculto con su boca y lengua del cual Chuuya era partidario, todo mientras Dazai se recuperaba, a pesar de la insistencia de Chuuya de ponerlo en una posición en la que no se lastimaría el tobillo, la intensidad del momento hizo que Dazai prefiriera buscar otras alternativas, en lo que terminaba de sanar.
Y fue así como una semana transcurrió y la reparación de su puerta terminó, a pesar de que ambos sabían que eso era una excusa, el hecho era que Dazai no tenía más razones para quedarse con Chuuya.
— Oye caballa, deberías quedarte hasta que se te cure la pata —
— ¿De verdad Chuuya? — brillaron los ojos del detective — ¿Lo dices en serio? —
Chuuya se pasó una mano a través de su anaranjada cabellera y con un suspiro más de resignación que de cuestionamiento contesto — ¿Si? — con dejo de duda.
— ¿Siiiii? — se emocionó Dazai — No te puedes arrepentir — se apresuró a completar sin darle más tiempo al mafioso para reflexionar — Pero Chuuya — sonrió el detective, mientras el más bajo se estremecía — Las cosas no pueden seguir así —
Ese comentario hizo que el ejecutivo saliera del trance en que Dazai lo había metido con su anterior sonrisa — Si tienes quejas te puedes largar — gruñó sentándose en su sofá.
— Chuuya — lo siguió el castaño — Hablemos— dijo sentándose en las piernas del otro — No tengo quejas, sólo un par de preguntas —
— Hummm —
La cosa iba bien hasta el momento, Chuuya no había quitado de su espacio personal al suicida y estaba aguantando bien su presencia, para Dazai esa era luz verde para seguir.
— ¿Por qué? — comenzó jugando con el cabello de Chuuya enredándolo entre sus dedos, mientras el pelirrojo lo veía con un mezcla de asco y asombro sin saber cómo reaccionar adecuadamente — ¿Por qué...? — volvió a decir Dazai.
— ¿Por qué? ¿Qué? — se desesperó Chuuya quitando la mano de Dazai de su cabellos de un manotazo.
Al detective le causó risa el acto de su novio, le parecía tierno — ¿Por qué bebemos agua en copas de vino? — preguntó al final.
Chuuya parpadeó perplejo, no se esperaba esa clase de pregunta.
— Quiero decir — continuó Dazai — Es extraño —
— ¿Qué tiene de extraño? —
— Chuuya es que no tienes ni bazos ni tazas, sólo copas —
— No necesito más — refunfuño el pelirrojo quitando al otro de sus piernas — Si quieres vasos cómpralos tú —
— De acuerdo, está bien, siguiente — siguió Dazai.
— ¿Hay más? —
— Bueno, verás Chuuya he notado que la factura de luz es algo cara, la casa sólo la arregla la señora de la limpieza y cuando no vine, dejas las toallas mojadas por todo el piso, las cosas del baño siempre aparecen en diferentes lugares, tampoco tapas la pasta de dientes —
— ¿Terminaste? —
— Cuando llegas pones tu música con exceso de volumen, tampoco tienes cuidado de dónde dejas tus accesorios y ropa en general, nunca cocinas y sin embargo tienes la alacena llena de sartenes en dónde vive una familia de arañas, el refrigerador lo usas sólo para guardar tus mascarillas, además, — Dazai respiró e hizo una pausa para el gran final — ¿Por qué te tienes que ejercitar diario? No tiene sentido. —
Chuuya se había mantenido tranquilo y en silencio hasta que tuvo un tick en el ojo y soltó con un grito — ¿Cómo tienes cara para decirme eso cuando vivías en un contenedor? —
— ¡Y lo peor! — gritó llorando Dazai — Eres tan frío conmigo, no me dejas dormir en la misma cama después de que me usas por mi cuerpo —
Chuuya que estaba a punto de gritar de nuevo se quedó callado de golpe y después de pensarlo un momento contesto — Bien entonces, vivamos separados...—
— ¡No! — negó Dazai con vehemencia — Todo eso lo dejo pasar porque te amo —
— ¡¿Estás llorando?! ¿Tú? — de repente Chuuya sintió un vacío en el estómago. Una parte de él le recordaba que estaba frente a Dazai y que no debía dejarse manipular, pero otra, la mayor parte, quería correr y abrazar al flacucho que tenía en frente — Has lo que quieras — le gritó y salió, lo mejor que podía hacer por el momento era separarse de Dazai por un momento, nunca pensó que verlo llorar le causaría tantas alteraciones.
El tiempo transcurrió y habiendo tomado las palabras de Chuuya a la letra, Dazai decidió hacer lo que quería y se acomodó en la cama del mafioso, después de todo no es que le diera importancia a toda la lista que le había nombrado horas antes, en realidad sólo había modificado un poco las palabras que Kunikida le había dicho en incontables oraciones a él, para molestar a su novio y de cierta forma, comenzar a introducirse una vez más en el día a día del mafioso, era una especie de prueba, si cedía aunque fuera un poco, significaba que había abierto la puerta hacia el corazón del pelirrojo.
Cuando Chuuya regresó ya era de madrugada, sin embargo, encontró a Dazai "dormido" en su cama, lo que le sacó una sonrisa traicionera, cansado, y con un ligero mareo por las copas de más que había tomado, dejó una caja en el buró del lado en el que su invitado dormía, para inmediatamente caer sobre el lado vacío de su cama.
Lo había pensado y al final, nada le costaba comprar un par de vasos. Dejarlo dormir en su cama, era una excepción.
Tenía muchas ganas de escribir sobre esto, porque me inspirpe en NCT 127 cuado viviían en el piso 10 y sus reglas de roomates Xb
Gracias por leer :)
