Andreus de Alger Obelia, mejor conocido como el emperador Andreus Shaw de Shiodonna.
Un joven apuesto, de cabello rubio y ojos azul enjoyados, genes ganados por parte de su padre, el ex emperador y príncipe consorte Anastacius de Alger Obelia, pero...
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La presentación de los príncipes en la sociedad de Shiodonna, había causado miles de cosas.
La belleza de la princesa Ayana era tan pura como las de las difuntas princesas, Diana y Donna, así mismo, como las de su abuela, la emperatriz Astrid. La princesa Ayana parecía cautivar hasta a la persona más fría, como había sido el caso del duque Olso, quien era conocido por no tener sentimiento alguno, se derretía cada que la joven princesa le buscaba con apreció y cariño.
Con el príncipe Khalid, era diferente. La forma en que se movía era más que nada perfecta, idéntica a la de su abuelo, padre y madre, moviéndose de una manera que les hacía creer que veían a la antigua princesa Donna, pues cuando el joven príncipe caminaba por los pasillos, sentían ese aire de poder, ese aire que promete un caos si las cosas no salen como se desea, tampoco ayudaba que sus ojos azul enjoyados; miraran a todos con frialdad y más ha aquellos que parecían querer acercarse a su hermana con segundas intenciones.
En esos momentos, Athanasia, quien era conocida como la dulce princesa Ayana, estaba terminando de redactar las invitaciones a su fiesta de té. A ella le hubiera gustado ir a la casa de las nobles damas, claro que sí, pero su abuelo, papá/tío y hermano parecían estar muy renuentes en dejarla ir, así que ahí estaba ella, terminando las invitaciones.
Las invitaciones eran hermosas, de papel blanco con un sobre diseñado exclusivamente para ella, según lo dicho por su abuelo, el color de dicho sobre, era de un tornasol, mismo que se podía apreciar de dos colores, morado y rosado, en honor a su madre la princesa Diana y de su tía, la princesa Donna.
—Princesa, ya están todas las invitaciones listas— habló una hermosa doncella de cabellos rubios pálidos
—¡Genial!— exclamó Athanasia, mientras se levantaba de su asiento y se estiraba —Daniela, ¿Dónde esta mi hermano?
Daniela quien era la doncella que estaba con ella, se queda un momento en silencio, recordando donde estaba su joven príncipe, hasta que lo hizo.
—Su alteza el príncipe estaba en el patio de entrenamiento junto al joven duque Alpheus y el joven mago Lucas— expreso la doncella
—¿De verdad? De ser así, iré a verlos— sonríe Athanasia, para después mirar su ropa
—¿Le ayudo a cambiarse?— cuestiona la doncella
Athanasia se queda un momento en silencio, y posteriormente asiente.
—Si, pero practicare solo mi tiro con arco— expresó la princesa
Daniela asiente y junto a otras tres doncellas, le ayudan a cambiar el hermoso vestido azul y blanco, por un traje que parecía ser más como el que se ocuparía en una competencia de caza.
