𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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𝐃𝐞 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐭𝐚 𝐚 𝐎𝐛𝐞𝐥𝐢𝐚
𝐓𝐨𝐪𝐮𝐞𝐬 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐛𝐮𝐭𝐚𝐫

𝐃𝐞 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐭𝐚 𝐚 𝐎𝐛𝐞𝐥𝐢𝐚𝐓𝐨𝐪𝐮𝐞𝐬 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐛𝐮𝐭𝐚𝐫

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Claude se siente nervioso y no es para menos. 

Se había cumplido el tiempo estimado para que ellos volvieran y el emperador de Obelia los aguardaba en la entrada del palacio esmeralda, incluso, había prohibido la entrada a los nobles por ese día y no era para menos, no quería intrusos en ese momento. 

Sus ojos enjoyados se posan en el camino que lleva hacía el palacio esmeralda y tiene que resistir el impulso de ir por su caballo y ver el motivo por el cual su hija, sobrino y hermano, no han vuelto a Obelia. 

—Majestad, que vea así el camino, no hará que sus altezas lleguen más rápido— señalo Félix, quien estaba detrás de él, exactamente a solo dos pasos. —Así que le pido que mantenga la calma, por favor 

Claude chasquea la lengua, pero se abstiene de decir algo más, Félix tiene razón. Durante esos días había estado terminando de ajustar los últimos detalles, como por ejemplo, poner a Seth y Hannah como doncellas reales del palacio esmeralda, mientras que Beatrice y Lily quedaban como las damas de compañía de Athanasia, y también como líderes del palacio por entregar, lo que era muy raro, recordaba a la York como jefa del rubí, pero había decidido que ella tuviera la opción de elegir. 

Había buscado con ayuda de Félix, a cada uno de los guardias que habían cuidado a Athanasia en su primera vida, como eran los hermanos Dereck y Louis, quienes vestían los uniformes oficiales de Obelia, o el tercer hijo del conde Lewis, a quien recordaba, nunca le había agradado aquella falsa princesa. 

Suspira. Había puesto guardias a la familia Alpheus con el fin de obtener noticias de aquella chiquilla que le había robado tanto a su hija, pero desde que había salido del ducado, no había vuelto en ningún momento.

—¡Oh, ya vienen!— exclamó fuertemente un guardia que había sido contratado por el propio Anastacius desde hace cinco años atrás 

Las exclamaciones de sorpresa y ansiedad se escuchan, esperan la llegada de sus príncipes. Aura Saenz siente sus piernas temblar, no solo por estar casi a lado del emperador, sino que conocería a la princesa y eso le asustaba. Era terrible socializando, y temía ofender a la imperial y que eso le costara la cabeza a su familia. 

Un carruaje llama la atención de todos, blanco con dorado, tan hermosos y majestuosos como solo la familia imperial podía tener. La escolta que protege el carruaje son de diez guardias, enfundados con hermosos uniformes que poseen un perfecto bordado de un sol y una luna. 

Del carruaje bajaba bajo primero el príncipe imperial Anastacius de Alger Obelia, quien llevaba un hermosos conjunto blanco, negro y dorado, dejando que este último se fusionara con el hermoso cabello dorado que poseía.

𝐄𝐥 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐃𝐞 𝐀𝐭𝐡𝐚𝐧𝐚𝐬𝐢𝐚² «𝐏.𝐄»Where stories live. Discover now