•✦𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 1

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Fecha: 25 de Noviembre, 1609

Adelaide respiró profundo, miró a su alrededor, viendo a tantas mujeres hermosas y tan jóvenes, no pasaban los 19 años, no podían hacerlo, porqué en aquel Harem, las que tenían más de 20 años, las consideraban viejas, querían mujeres jóvenes, bellas y esbeltas. Refiriéndose a quienes tenían 13 años en adelante.

─¡Atención! Su excelencia, la Sultana Hümaşah está aquí.─un Agha la anunció

Seguido de ese anuncio, una hermosa mujer de cabellos rubios, caminó entre las tantas concubinas, mirando a los lados, mirando a cada una de las mujeres con gran detenimiento, como si estuviera buscando algo o a alguien.

─El día de hoy, escogeré una mujer para que pase la noche con nuestro Sultan.─dijo en voz alta, luego miró a todas la jóvenes, analizando a cada una de ellas

La joven Adelaide estaba demasiado nerviosa, esperaba que escogieran a alguien más, ya que su belleza no era tan para destacar. Pero vaya fue su sorpresa cuando la Sultana se colocó frente a ella, llenandola de sorpresa y algo de alegría.

─¿Cuál es tu nombre, Hatun? ─habló con una suave voz

─Adelaide, mi Sultana Hümaşah.─respondió con la cabeza agachada

─¿Que edad tienes?

─15 años, los cumplí el 9 de Septiembre.─contestó

─Puedo ver qué recibiste una buena educación.─sonrió ligeramente.─¿Hace cuánto estás aquí en este palacio?

─Hace un par de meses, he aprendido mucho del Imperio, mi Sultana.

─Eres hermosa, y muy inteligente.─murmuró mirándola.─Está noche irás a los aposentos de su majestad. Y Allah mediante tendrás un futuro brillante.

─Como usted diga, Sultana.─asintio

─Te explicarán todo lo que tienes que saber.─entrelazó sus manos sobre su vientre y se retiró del lugar

Adelaide sonrió levemente, siempre había soñado con conocer al Sultan Ahmed. Ese era su sueño, y sabía que lo cumpliría alguna vez.


Cuando estaba anocheciendo, un grupo de no más de 5 mujeres ayudaron a Adelaide para prepararse para su noche.

─No levantes la mirada si el no te lo permite, no hables si el no lo hace.─un Eunuco llamado Hacı Agha le hablaba sobre las reglas

─Me llevas repitiendo lo mismo durante todo el camino.─se quejó, ya harta

─Lo lamento mucho, Sultana. Pero tengo que darle estás indicaciones.─dijo de modo sarcástico

─No entiendo cómo te soportan.─soltó en un suspiro

─Será mejor que te calles.─reprendió

Al llegar, vieron a los guardias que custodiaban las puertas de los aposentos más grandes del palacio. Adelaide respiró profundo antes de mejorar su postura.

─Su majestad la espera.─informó, abriendo las puertas para ella

La joven francesa entró con timidez, a no ser por el regaño de Hacı Agha.
Avanzó adentrándose en los aposentos, avanzando poco a poco, cuando vio un hombre de espaldas, supuso que era el Sultan.

Hizo las cosas de las que se acordaba, ya que por lo nerviosa que estaba, había olvidado la mayoría de las cosas que le habían dicho.

─Su majestad.─llamó arrodillándose en el piso, esperando por su atención

El hombre se acercó con lentitud, luego puso su mano en el mentón de la menor y la obligó a mirarlo. Sonrió ante la belleza de la joven, no pasó mucho tiempo cuando empezó a desvestirla, desesperandose poco a poco.

─Eres tan bella como una flor.─susurró mientras la desvestía por completo.─Dime, ¿cuál es tu nombre?

─Soy Adelaide, mi Sultan.─respondió

─Nombre digno de ti.─después de lo dicho, estampó sus labios con los de la concubina

Fue una sensación nueva para Adelaide, una sensación que le encantaba sentir, placer y más placer.

Ahora se burlaba de aquellas niñas que creían las historias de que el Sultan Ahmed era un viejo de 100 años y que comía a las jóvenes que iban a sus aposentos.

─Adelaide, me has hecho feliz, puedes pedirme lo que quieras.─dijo besando su cuello

─Mi señor, yo... deseo ser musulmana, como usted, creer en lo que usted cree, ver lo que usted ve y escuchar lo que usted escucha.

─Como desees.─la besó antes de prepararse

Luego de repetir una serie de frases, era el momento de decidir cuál sería su nombre.

─Beyhan, tu nombre desde ahora es Beyhan. Significa princesa.

─Es un nombre muy bello, majestad. Beyhan, me gusta mucho.─sonrió con emoción

─Le agradezco a Allah por haber traído tan bello rostro ante mí.─acaricio su mejilla.─Nuestros hijos venideros serán afortunados de tenerte como madre.

─¿Hijos? Mi madre decía que no podía tener un bebé tan pronto.─Ahmed soltó una pequeña risita.─Aunque, nuestros hijos serían muy apuestos.

─Allah quiera que sea así.

𝐏𝐀𝐑𝐀𝐃𝐈𝐒𝐄 | 𝑨𝒉𝒎𝒆𝒅 𝑰Where stories live. Discover now