1

4.5K 174 50
                                    

Describirla siempre ha sido una tarea ardua para mí, lo supe desde la primera vez que la vi, desde que entré a esa casa y ella estaba ahí, hablando con alguien, no sé quién de todos nuestros compañeros, pero ella sólo reía.

Cabello recogido, en ese momento no podía saber si tenía cabello corto o largo, parecía largo; piel tersa y morena, una chica exótica; sonrisa encantadora, no había pizca de ser falsa; dientes perfectos y blancos; labial rojo intenso que robaba miradas y adornaba esos labios carnosos, besables e irresistibles; un collar de perlas que adornaba su lago cuello; mentón pequeño y sobresaliente; rostro redondo y adorable, la hacía lucir con una frescura juvenil e inocente; y esos ojos marrones adornados con esas grandes pestañas, brillantes, grandes y almendrados. Sorpresivamente para mí, lo último que ví fue su escultural cuerpo de reloj de arena: cintura pequeña, brazos delgados y firmes, senos grandes, pero no tanto como para que se robaran la atención más que su divino rostro; glúteos firmes, redondos, grandes, bien proporcionado ese cuerpo de enseño; lo que no ví fueron esas espectaculares piernas torneadas y trabajadas. Incluso sus pies eran divinos, no había parte alguna de esa mujer que no se robara la atención.

Ella debía ser Frida, aquella influencer que aparecía en la lista de los famosos que entrarían a la casa. La verdad es que de todos, ella y un par de personas más jamás las había escuchado en mi vida y no se me ocurrió buscar su rostro o indagar más, ya que la información extra a un lado de su nombre no me pareció interesante. Pensé que sería otra de las miles influencers guapas con miles de seguidores que se hacen famosas por su dinero y su privilegio de ser bonitas, pero me equivoqué. De entrada ella no era bonita, era una diosa. Incluso su forma de pararse o de reír ya hacía que la notarás, y lo que más me sorprendió es que no poseía esos aires de grandeza, llenos de petulancia y soberbia, era una chica sencilla, divinamente sencilla.

—Hola, soy Frida —fue lo primero que me dijo apenas la noche avanzó y se dió la oportunidad de hablar. Ya había conocido a la mayoría de los que estaríamos dentro, pero a ella no.

Todo mi ego se fragmentó al verla frente a mí, al escuchar esa voz tan amigable y pacífica, y esa hermosa sonrisa que inspiraba confianza y fuerza. Parecía como si ella pudiera saber que tenía mi mundo a sus pies, tiempo después descubriría que estaba equivocado.

—Hola, soy Nicola —fue lo que pude contestar con una sonrisa forzada. Estaba demasiado nervioso que cualquier acción que hiciera habría parecido falsa. Noté que ella retrocedió un poco, captó mi incomodidad y eso me sorprendió, me hizo comprender que tenía una inteligencia intrapersonal extraordinaria, y eso no es común en las chicas que saben que son hermosas, y que podrían comerse el mundo con su belleza.

—Te he visto. En realidad sólo conozco los realitys en los que has estado, los busqué antes de entrar aquí. Tu disciplina y esfuerzo son impresionantes, te admiro demasiado —con esas palabras sentí terror. Si investigó sobre mí seguramente vio que me acusaron de maltrato, cualquier intento por hacerme ver cómo una persona decente fracasaría si ella se hubiera tragado el cuento en el que me enrredaron, mismo que me obligó a salir de Perú.

—Muchas gracias en verdad —no pude decir nada más. No entendí que pasaba conmigo. No soy así, si me gusta alguien voy tras ella, pero había algo en esa belleza que me hacían pensar que jamás podría conquistarla.

—Bien, supongo que nos veremos después —yo sólo sonreí, viendo cómo se alejaba de mí para ir con alguien más.

Me sentí el imbécil más grande del planeta. Si se acercó a mi pude haber aprovechado para saber más de ella, pero me intimidó, esa belleza asombrosa me paralizó, nunca había visto a mujer como esa, ella provocó mi inacción. Intento culpar a su belleza, y no a la fragilidad de mi ego que buscaba proteger mis sentimientos a toda costa.

No pude dejar de perderme sus movimientos durante la noche. Ella no me notaba, pero yo no podía dejar de observarla. Ella reía y sonríea de forma genuina. Entonces simplemente nos dieron indicaciones, debíamos elegir la habitación en dónde dormiríamos por las siguientes semanas. Yo no pensé en más que correr detrás de sus veloces pasos, logrando coincidir en el lugar que ella había elegido. Esa pequeña y boba elección sellaría mi destino, porque no sé si las cosas habrían sido diferentes si no elegía esa habitación. A pesar de eso, no pude elegir una cama, el tonto reto antes de entrar aquí me exigía dormir en uno de esos incómodos tapetes para yoga, cosa que expliqué a mis compañeros de cuarto una vez que me vieron tender mi cama provisoria.

Sin embargo, la noche no concluyó con nuestra elección de habitación, fue más allá cuando salimos del en vivo en la televisión, y entre los habitantes decidimos reunirnos en la sala de la casa para conversar.

Yo sabía que las personas que conocía en ese lugar eran personas con carreras espectaculares, por eso me perdí mientras ellos hablaban, hasta que alguien preguntó por el trabajo que aquellos influencers realizaban.

—Hago difusión filosófica en redes sociales —eso me voló la cabeza. No era el hecho de que alguien como ella fuera una representante fuerte de lo que sea que hacen en filosofía, sino que un perfil filosófico tuviera éxito en redes sociales.

—Bueno, con esa cara y ese rostro, yo también seguiría un perfil de difusión filosófica —todos rieron ante el comentario de una chica llamada Sofía, Frida sonrío, pero fue evidente que el comentario le incómodo.

—Evidentemente eso me obligó a abrir perfiles sobre rutinas de entrenamiento y cuidados al cuerpo, pero me gusta presentarme por el trabajo que considero más importante —ahí comprendí que ella no era una chica superficial más. No quiero sonar como un cliché de "no es cómo las otras chicas" lo que evidentemente ahora va en contra de mis principios, simplemente que no había conocido a alguien tan firme. Era evidente que un perfil de difusión filosófica no le daría los seguidores que tenía, pero el hecho de que usara aquello que tenía éxito para lograr difundir lo que a ella realmente le interesaba me pareció fascinante.

—¿Y hablas sobre filósofos? —cuestionó Sergio Mayer a Frida.

—Hablo de ellos, pero me enfoco en preguntas filosóficas, y después intento abordarlas desde diversas corrientes o filósofos.

—Difundir esa madre debe estar cabrón. ¿Por qué no te dedicas a sólo enseñar tus rutinas y comidas? —cuestionó Poncho de Nigris, algo confundido.

—Porque no sería yo si dejo que mi contenido se límite a ser uno dentro de millones —y de nuevo volvió a brillar su inteligencia para mí, ella quería resaltar por algo diferente, no por ser sólo otra chica bonita de Instagram.

Fue cuando la mayoría ya se había retirado a dormir, que la encontré en la cocina, mientras yo iba por agua.

—¿No te cansas de hacer doble contenido? —fue lo único que salió de mi boca. Enseguida pensé que había sido estúpido, pero ella se giró y me observo con una sonrisa.

—El contenido más rápido y sencillo es el contenido fitness, me parece más complicada la difusión, y es lo que más me gusta, así que no me canso. Si la única forma que tengo para sacar a flote el contenido filosófico es mi cuerpo, supongo que lo haré.

—Dudo que no tengas seguidores en aquel lugar de difusión.

—Claro que los tengo, lo cual ha sido blanco de críticas por ser uno de los perfiles de difusión filosófica más seguidos del planeta y al mismo tiempo mostrar mi cuerpo, algunos me ven como una doble cara o vendida, pero no conozco otra forma efectiva de transmitir información filosófica. Es decir, la mayoría de gente se queda con el contenido más vendido, pero eso me ha permitido que les provoque morbo ver como una chica linda puede ser interesante.

Eso me hizo sentir mal, tal vez yo estaba siendo guiado por el mismo tipo de morbo del que ella se estaba quejando, entendí que tal vez debía alejarme, huir de ahí. De nuevo ella golpeaba mi ego, y me hacía ver qué no sería digno de ella, que ni siquiera valía la pena intentarlo, pero mi corazón me pedía a gritos ser destruido. Así que seguí el llamado de ese corazón masoquista.

Enigma [Nicola Porcella]Where stories live. Discover now