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Y al día siguiente ella aún no despertaba cuando yo lo hice

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Y al día siguiente ella aún no despertaba cuando yo lo hice. Normalmente despertaba antes que yo, todos ya lo habían hecho. Después de tomar mi pastilla fui a la cocina, tenía planeado desayunar y entrenar, y no es como que mis planes cambiaran demasiado. Sin embargo, a los pocos minutos la vi saliendo de la habitación, cubriéndose con una manta, caminando directo al baño y con un cambio de ropa. Después de unos minutos salió con Wendy, algo se traían entre manos, así que me acerqué al cuarto, y las vi sacando las sabanas y el cubrecolchon.

—¿Qué pasa? —yo estaba preocupado.

—Sólo es el periodo —me dijo Frida y con eso entendí todo.

—¿Te duele? —algo en esa expresión me decía que si.

—Ay, ¿qué te importa pendejete? —dijo Wendy y sólo me reí, mientras las acompañaba a lavandería.

—Sí. Ya le pedí a la jefa una pastilla, sólo debo lavar esto.

Wendy nos dejó solos, después de decirle a Frida que si quería algo le dijera.

—¿Vas a ir a dormir?

—No creo dormir, pero al menos sé que no podré levantarme mucho.

—No te preocupes, yo estaré cerca y cualquier cosa que quieras me dices.

—Gracias —me dijo, y apenas lo hizo la lavadora comenzó a funcionar.

—Frida, por favor pasa al confesionario —habló la jefa, y ambos fuimos hacia allá.

Yo me metí a la habitación, fui a arreglar mi cama, un poco, y a hacer que oliera bien. Cuando ella entró yo sabía que tendría ganas de dormir o tirarse en la cama todo el día.

—¿Quieres dormir? —le pregunté.

—Tal vez, sólo me acostaré, no soporto los cólicos.

—Puedes dormir en mi cama, creo que yo voy a entrenar y después regresaré. Sólo que si me preocupas

—Estaré bien Nick —se acercó y me abrazó, sólo que ese contacto no duró ni un segundo, se alejó y subió a mi cama, yo la ayudé a cubrirse—. Huele bien tu cama.

—Huele a mí —le dije asegurándome de cubrirla bien.

—Por eso, huele bien —eso me emocionó demasiado. Por un segundo pensé en decirle que no quería ir a entrenar, que me dejara entrar a la cama y me dejara hacerle cariños, pero sólo le sonreí.

—Si necesitas algo gritame o mandame llamar con alguien.

—Gracias Nico, te quiero muchísimo —era la primera vez que me lo decía. Internamente estaba emocionado, pero fue durante un segundo, ya que mi pensamiento me azotó contra el frío suelo de la realidad: lo decía por cortesía.

—Yo tambien Fri —no me interesaba si ella no había sido sincera, era mi oportunidad perfecta para decirle lo que realmente sentía por ella, de una forma en que no pudiera perder su amistad por eso.

Enigma [Nicola Porcella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora