capítulo 8.

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(Nathan Sykes - Over and over again)

Felix terminó su sesión de fotos durante la tarde, cerca de las cuatro, y al salir del estudio se encontró con una moto muy conocida, una Harley Davison color negro pulido, y su conductor era aún más conocido.

Soltó un bufido seguido de un improperio, entonces caminó lejos de ahí ignorando al hombre; llegó al estacionamiento junto al jardín frontal de la agencia y se subió en su auto.

Al marcharse, escuchó el rugido del motor de la motocicleta, alarmante y rudo, que parecía estarle siguiendo.

Chan no se rendiría así de fácil. Después de su pelea hace tres días, su buzón de mensajes se vio atestado con palabras del chico, tantas llamadas sin contestar y correos de voz.

A la mayoría no le dio ni una mirada, aunque al segundo día estaba ya cansado de la insistencia.

Se preguntó si el motociclista le escribía con tal desespero a sus parejas, 'cualquiera', que no le permitían más allá de un par de besos. Quizás tenía el orgullo herido, sí, eso debía ser como para tomarse tantas molestias.

De la forma en que sonrías.

A la forma en que te ves.

Me capturaste.

Como nadie más.

Cuando llegó a su límite, dirigió su auto por un camino poco transitado hacia el norte de Seúl, la zona rica. El sendero con árboles robustos estaba desolado, y ahí se orilló al lado derecho de la carretera y salió del auto.

Su mirada felina se clavó sobre el cuerpo de Chan que lo alcanzó, aparcando la moto y bajando de ella.

- Eres difícil de seguir.

- ¿Por qué lo hiciste?

El motociclista se quitó el casco y lo colgó sobre el manubrio izquierdo descuidadamente.

Felix quiso maldecir por lo atractivo que se veía el otro, con su cabello rebelde, sus ojos cafés oscuros escrutándolo, casi devorándolo y esa sonrisa maliciosa cual si fuera de pecado. Felix carraspeó incómodo, esperando una respuesta. La espera le destrozaba los nervios.

Desde el primer hola.

Si, eso es todo lo que tomo.

Y ciertamente.

Nos tenemos el uno al otro.

- Teníamos que hablar.

- Creí haberte dejado claro que no quiero hablar contigo, por algo no contesté tus mensajes, pero tu insistencia parece que no tiene límite.

- Quise creer que te hacías el difícil.

- ¡Vaya! -jadeó con sarcasmo-. Al menos ahora no me consideras un cualquiera.

- Si yo mal no recuerdo, tu me llamaste cualquiera a mí primero, ¿no es así? Y cuando te devolví el cumplido te disgustaste. Eres un niño que le gusta atacar, pero no afrontar las represalias.

Felix torció el gesto, molesto.

Y no te voy a dejar.

Siempre será verdad.

Uno más uno, dos por vida.

Una y otra vez.

fight for love ✧ knowminWhere stories live. Discover now