𝘾𝘼𝙋-𝟭𝟬

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Era el día de su primera cita, era ya principios de invierno, el cielo estaba cubierto de oscuras nubes y ambos estaban bien abrigados, para Luzu, Quackity lucía adorable con su bufanda gigante que cubría la mitad de su rostro

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Era el día de su primera cita, era ya principios de invierno, el cielo estaba cubierto de oscuras nubes y ambos estaban bien abrigados, para Luzu, Quackity lucía adorable con su bufanda gigante que cubría la mitad de su rostro.

Le sonrió completamente encantado.

—Estás muy lindo — mencionó, mientras tomaba su mano, Quackity sonrió de forma pequeña y se ruborizo.

Luzu siempre le decía qué era lindo, y cada vez lograba lo mismo, esas cosquillas en su estómago y el calor en sus mejillas.

Salieron del cuarto de la mano, caminaron juntos hacía la parada de taxi más cercana, y de allí fueron llevadas hacia el centro comercial.

—Los juegos están en el piso más bajo— habló Luzu, entrando al lugar—. Volvemos a chequear opiniones, ¿Estás seguro?

Quackity asintió, sonriendo.

—Quackys está muy emocionado de ir, sería muy malo de mi parte si le cancelo a último momento—respondió—. Estaré bien y estaré cerca, si me quieres, sólo llámame... Ya le dije a Quackys qué tendrá que comportarse.

—De acuerdo, después te llevaré a ese lugar que tanto quieres para cenar —dejó un beso en su mejilla, no se estaban despidiendo realmente, porqué Quackity estaría cerca y podría ver todo lo que harían, pero no controlaría nada, porqué estaría Quackys al mando.

Antes de llegar a los juegos, con sólo ver las luces de lejos, escuchó el gritito de alegría del niño, y sonrió con ternura.

—¡Vamos, vamos, vamos! —Quackys tomó su mano y lo arrastró hasta el lugar, tuvieron qué perder un momento comprando una tarjeta y cargando algo de dinero para ir a los juegos, luego de aquello, Quackys lo llevó de inmediato a una máquina dónde debía golpear a unos cocodrilos que se asomaban de unas cuevas como su primer entretenimiento.

Siguieron con una máquina que lanzaba agua, luego a otra que lanzaba pelotas a un payaso con una boca gigante.

Habló muy poco con Quackys , el niño quería aprovechar para ganar los mayores puntos que podía y cambiar por algún premio, y sólo le gritaba a Luzu qué estaba perdiendo o que lo estaba haciendo mal.

—¡Lusu! No puedes derribar ni siquiera un pino.

—Quackys, soy un asco para cualquier tipo de juegos, no hago estas cosas.

—Estoy muy decepcionado de ti, eres un perdedor.

—¡Entonces hazlo tú!

—¡No sé jugar a los bolos!

—¡Entonces no opines, tonto!

No había muchas personas más en el lugar, cada tanto un padre o par de niños, pero nadie les hacía mucho caso, estuvieron más de una hora en los juegos.

The Alters · Luckity✓Where stories live. Discover now