La casa de O

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Sam Thomas:
Habían pasado ya casi tres semanas desde que Nith y yo habíamos decidido dejar lo que fuera que somos sin etiquetas ¿me estaba cansando de esconderme y de que no fuera formal? Si. ¿Tenía alguna idea de que haría al respecto? Si, pero no vamos a hablar mucho sobre eso.

Tenía educación física y, sinceramente ¿Quién prefiere estar dando vueltas a una cancha como un animal, cuando puedes saltarte la clase para besarla. Así que ambos nos saltamos la hora de clase para vernos detrás de los vestidores. Lo sé, algo no muy elegante, pero tomando en cuenta que comparto educación física con los metiches de Emmet y Oliver y que técnicamente todavía es secreto es lo mejor que podemos conseguir.

Nith estaba recargada en la pared, sentada sobre el pasto, mientras que yo tenía mi cabeza en sus muslos, desde donde observaba sus pecas.

Cuando ambos estamos juntos hay veces en las que ni si quiera debemos tener la más mínima conversación para disfrutar de nuestra compañia, solo existimos nosotros.

— creo que le voy a decir a Mett. -le dije mientras apreciaba sus pequeñas pecas-.

— ¿Qué-

— tal vez en la semana. -expliqué y me encogí de hombros-.

— ¿Eres consciente de que probablemente te mate, verdad?

— lo vales. -le contesté con tranquilidad y me acerque a besarla, pude sentir como sonrió-.

Después de un rato de besarnos la clase acabo y ambos nos teníamos que ir a la siguiente.

— nos vemos en casa de Oliver -le recordé-.

— ¿Por qué en casa de Oliver?

— tu hermano está harto de tenernos en tu casa

Ella hizo una muñeca y asintió.
— sinceramente yo también.

— adiós.

— adiós.

Caminé hacia el gimnasio, dónde encontré a mis dos amigos esperándome.

— ¿Dónde estuviste toda la clase? -preguntó Oliver-.

— afuera. No tenía ganas de correr.

— mh ¿Y si vamos a la cafetería por algo de comer? -propuso Emmet-. De todos modos no tengo ganas de entrar a historia.

— vamos.

Pasaron dos malditos bloques más hasta que por fin pudimos salir de la escuela. Guardaba las cosas de mi locker cuando oí la voz de Enith, quejándose como de costumbre. Caminaba hacia la salida con sus amigas, tal vez lo había olvidado. Salí de la escuela y esperé en una banca junto a Oliver a qué los mellizos decidieran llegar.

— al menos sabemos que si son hermanos, ninguno puede llegar temprano a ninguna lado. -bromeo Oliver-.

Dos manchitas pálidas y rubias, vestidas de colores oscuros empezaron a caminar hacia nosotros.

— ya vienen. -le avisé a O-.

— 20 minutos. Todos estábamos en la escuela ¿Como carajos llegan tarde 20 minutos?

— fui por Nith -respondió Emmet con obviedad-.

— ¡ah, no! Ni culpa no fue. -Enith se volteo para reclamarle a su hermano-. Tú te quedaste a oír 15 minutos lo que me estaban contando

— perdóname por ser un ser humano y tener curiosidad

— ni si quiera sabes de quien estaban hablando.

— no. Pero ahora se que Manzana y Zanahoria tienen problemas.

— es muy temprano -Oliver se quejó exasperado-. Tú de este lado -el pelinegro separó a los mellizos-. Y tú de este.

Kinda CoolWhere stories live. Discover now