1. ¡Corre!

751 66 32
                                    

Estaba por irme a casa, observé a mi compañera de turno en la caja registradora atendiendo al último cliente, por otro lado yo colgué el delantal verde y levanté ambos brazos para suspirar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Estaba por irme a casa, observé a mi compañera de turno en la caja registradora atendiendo al último cliente, por otro lado yo colgué el delantal verde y levanté ambos brazos para suspirar.

Vaya día de porquería. Pensé

Mi cuerpo se sentía como si tuviera piedras sobre mi espalda. Con los dos trabajos que tenía me era casi imposible dormir más de tres horas, todo en lo que pensaba era en trabajar.

No tenía otra opción, debía resignarme.

Tomé mi vieja mochila y la dejé detrás de mi espalda para luego ver a Maggie lucir como si hubiera trabajado solo una hora, ella colgó su delantal y tomó su pequeña bolsa.

—¿No te parece que hoy tuvimos muchos campistas? —cuestionó mientras caminábamos hacia la salida.

—Sí, durante estos meses suelen venir con frecuencia —le expliqué, arreglando mi pelo en una trenza de lado—. A unos cuantos kilómetros de aquí hay ríos, una reserva y todo un campamento.

—Nunca he ido a uno.

—Yo tampoco —crucé la puerta de vidrio y sentí el frío contra mi rostro —. De hecho, nunca he ido a hacer algo interesante porque siempre estoy ocupada así que es algo frustrante que... —me detuve con las manos en el aire, ella no estaba siguiendo mis pasos.

Sus ojos estaban metidos en ese teléfono mientras respondía algún mensaje.

—¿No vienes? —le pregunté, ella levantó su mirada por unos segundos y llevó un mechón de su pelo rubio detrás de su oreja.

—Hoy no, ya vienen a buscarme —declaró, con una sonrisa de boca cerrada.

Entrecerré mis ojos intentando ver algo extraño, soporté a un padre violento y alcohólico por años, lo cual me hizo querer proteger siempre a las chicas al igual que intentaba hacerlo con mi madre. Eso hizo que de alguna manera pudiera notar cuando algo no estaba bien.

Hay algo que odio con toda mi alma, que un hombre estúpido maltrate a una mujer verbal o físicamente. Que intente humillarla, rebajarla, y hacerla sentir menos.

—¿Segura? —insistí, ella sonrío para asentir con la cabeza—. Bien, hasta mañana Maggie.

Me despedí con un saludo de mano para seguir caminando no muy convencida todavía pero este cansancio que llevaba encima me estaba sobrepasando.

Al frente de la tienda de 24 horas en donde trabajaba, se encontraba una gasolinera, crucé la autopista para esperar algún autobús. Podía ver desde aquí a Maggie, aún con su teléfono y también a los dos trabajadores del otro turno. Pasaron unos cortos minutos y ví a un chico en motocicleta venir por Maggie. Ella lo saludó con un beso tímido en los labios.

No sabía que tenía novio, bueno, no habíamos sido tan cercanas. Ella entró a trabajar hace unas semanas. La imagen de mi compañera subiendo a la motocicleta fue cubierta por un autobús. Las puertas se abrieron y una figura conocida me saludó.

Rompe mis miedos © ✓ (Completa)Where stories live. Discover now