16. El tuyo es más dulce

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Busqué algunas prendas que tenía sobre la cama, las cuales no había podido ordenar por ir con prisa al partido de Voleibol

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Busqué algunas prendas que tenía sobre la cama, las cuales no había podido ordenar por ir con prisa al partido de Voleibol. Me encontraba enojada por esa malvada modelo, no podía creer que se hubiera empeñado en lastimarme sólo porque Elian era cercano a mí. Dejé las prendas de ropa en la maleta para cerrarla y escuché que tocaron la puerta.

Cuando abrí, las chicas aparecieron con una sonrisa que se desvaneció un poco al ver mi nariz. Ya me había visto en el espejo apenas entré a la habitación y lucía terrible. Mi nariz y mi entrecejo estaban rojos, dejé de sangrar pero algunas manchas de sangre seca se asomaron por mis orificios.

Es una suerte que mi nariz no se haya roto, pero el paramédico dijo que debía ir al hospital en caso de que me siguiera doliendo.

—¿A dónde vas? —preguntó Amy con tristeza al ver mi maleta.

—Diana quiere que vaya a su habitación —respondí, las chicas iban a tener el resto del día libre y ella no quería que me quedara sola aquí.

—Les digo una cosa —habló Karen para sentarse en la cama, levantó ambos dedos índices en el aire mientras entrecerró los ojos —. Esa modelito es una perra que le gusta jugar sucio. Es hora de ponerla en su sitio.

—Sí, nadie se meterá con una de nosotras —afirmó Yuli, su pelo castaño corto estaba amarrado pero aún así unos mechones caían sobre su nuca.

—Chicas, ella no vale la pena. Es una inmadura —intervine, mientras buscaba una toallita de mi bolso para limpiar con cuidado mi nariz.

—¡Elian! —pareció recordar Amy, Karen se levantó con prisa y ahora las tres me miraban.

—No sabes lo que pasó mientras te estaban revisando, nena.

—¿Qué pasó?

Karen chasqueó los dedos y se apartó, llevé mi vista de ella hasta las otras chicas.

—No puedo creer que esto esté pasando —entonó Amy agudizando su voz, como si estuviera actuando—. No quise golpearla con el balón, fue un accidente.

Ahora la morena se recostó en la pared y tomó uno de sus lindos rizos en la mano, mientras fingía estar arrepentida y cabizbaja. Una alta Yuli la miraba enojada, actuando también, y me sobresalté cuando golpeó la pared a lado de Amy.

—Te vas a arrepentir, nunca dejaré que le vuelvas a hacer daño —amenazó con fiereza, y Amy se cubrió la boca con ambas manos para ahogar un grito de emoción pura.

Ay no, sería mejor hablar con Elian.

—¡Le gustas! —exclamó la rizada para caminar emocionada hacia mí.

—No le gusto. Chicas, somos amigos así que dejen de pensar esas cosas.

—¿Él te lo dijo? —cuestionó Karen batiendo su larga cabellera ondulada—. ¿Te dijo que eran amigos?

Rompe mis miedos © ✓ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora