Un romance comienza en una noche caótica.
¿Cómo cambiaría para bien la vida de Aurora en una situación caótica? Para muchos la respuesta era una: Imposible.
Pero lo cierto es que todo comenzó con aquella noche peligrosa.
No solo había descubierto a...
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ELIAN HANSEN
—Está en el hospital — respondí para ponerme de pie, ella me siguió con la mirada—. Es...enfermera, y su turno acaba de terminar así que si me disculpas, debo ir a recogerla.
Caminé entre algunas personas para ver a algunos hombres de JJ, tanto mi equipo cómo ellos, al verme, sabían que ya era hora. El dispositivo que dejé sobre la toma de electricidad haría su trabajo por unos minutos.
Sin que nadie se lo esperara, la luz se fue por completo y comenzaron a agitarse. Con la poca luz del lugar entrando por los grandes ventanales en el centro me guie hasta un pasillo.
—¡Revisen la energía arriba! —escuché exclamar a un hombre y luego la linterna me apuntó—. Hey, el paso a este pasillo es solo para personas autorizadas.
—Ah lo siento amigo, solo buscaba a mi hermano —le dije mientras continuaba caminando—. Está ebrio y debo llevarlo a casa, se asusta con la oscuridad y puede ponerse agresivo.
—¡Tu hermano no está aquí! Vuelve a la sala principal antes de que..
Sus palabras fueron interrumpidas por el golpe que acababa de darle en la tráquea, eso alertó a los demás y me preparé para pelear con ellos a medida que se acercaban. Me coloqué un cubrebocas negro mientras mi figura se movía entre las sombras.
Comencé a derribarlos con una sola cosa en mente: debía llegar hasta Lord.
Tiré a uno contra la pared y golpeé a otro en la cara. Luego, sentí a uno detrás de mí, y me giré para darle una patada en el estómago.
—¡¿Quién eres?! —vociferó uno antes de intentar golpearme pero lo sujeté para aventarlo hacia otro tipo. Vi sus siluetas en el piso. Escuché más pasos en ambas direcciones, mi equipo y más hombres de Lord, así que me hice a un lado para que ellos se encargarán de esos sujetos.
Pasé entre los hombres peleando para ir hacia el final del pasillo y abrir una puerta.
—Jhon ¿Se puede saber qué está ocurriendo allá afuera?
Que horror, su voz era más fea de lo que imaginé.
Me acerqué con sigilo a él, cómo un león a punto de matar a su presa, su silueta se movió en ese sofá donde estaba sentado. En cuánto la luz volvió, él se sobresaltó y me miró confundido.
—Así que esta es tu horrible cara.
—¡¿Quién eres tú?!
Estoy seguro de que Aurora quiere mandarte un saludo.
Saqué la navaja de mi saco y se la clavé en la pierna con rapidez, él soltó un grotesco grito de dolor.
—No seas llorón, apenas y te toqué —escupí—. Escúchame bien escoria, repugnante rata de alcantarilla, no sirve de nada gritar porque ninguno de tus hombres vendrá a ayudarte. Te voy a hacer unas preguntas y quiero que me respondas con la verdad, si no lo haces no voy a ser amable como ahora.
