El monstruo gigante y tenebroso.

2.5K 154 24
                                    

Parte de su pelo se esparcía por la almohada como pequeños hilos cobrizos, su respiración era lenta y en ocasiones cerraba fuerte los párpados pero no los abría. Con la boca entreabierta hacia profundas y cortas aspiraciones aunque no llegaba a ser un ronquido. Salvo algún espasmo aleatorio parecía bastante tranquila. Esa noche sabía que Ainhoa había dormido bien, de vez en cuando, entre sueño y sueño, Luz se había incorporado despacio para ver si estaba despierta y todas ellas se encontraba muy serena.

—¿Cuánto tiempo llevas mirándome?

—¿Cómo sabes que te estoy mirando? Si tienes los ojos cerrados —dijo Luz, estupefacta.

—Te conozco más de lo que crees. —Se desperezó y giró su cuerpo para quedar sobre el costado derecho, encarando a Luz—. De algo me tenían que haber servido todas las horas que he pasado mirándote estos meses. —Se incorporó torpemente sobre su codo y besó cariñosamente los labios de Luz, gesto que la otra chica devolvió encantada—. Buenos días, preciosa.

—Buenos días, dormilona. —Le acarició la mejilla y le colocó un mechón rojo y rebelde detrás de la oreja. No tenía tantas ojeras y sus ojos brillaban más de lo normal—. Estabas preciosa.

—¿Estaba? ¿Por qué lo dices en pasado? —Ainhoa se tapó dramáticamente con la sábana y la carcajada que brotó de su garganta cuando Luz se la quitó bruscamente le provocó un cosquilleo en el pecho a la morena.

—Eres tontísima. —Dejó un beso corto en sus labios.

—Claro, pero ¿y lo que te ríes conmigo? Además, a estas alturas ya deberías saber que esa sonrisa es una debilidad para mí. —Luz meneó la cabeza. Nunca habría pensado que Ainhoa sería tan aduladora pero no iba a quejarse.

—Lo que quería decir —retomó— era que estabas muy guapa durmiendo. Y que había pensado tantas veces en despertarme y tenerte a mi lado que ahora me parece mentira, parece un sueño que se va a evaporar con el amanecer.

—Pues quédate tranquila que no pienso ir a ningún lado siempre y cuando quieras que me quede contigo.

Luz sonrió, sin embargo el gesto no le llegó a los ojos, que se ensombrecieron, su postura se volvió significativamente más rígida y ello no pasó desapercibido para Ainhoa.

—¿Qué ocurre? —La pelirroja se sentó en la cama y la miró directamente. Había intentando prepararse para lo que se le venía encima pero no estaba del todo segura de haberlo conseguido.

—Nada, nada —dijo, no muy convencida.

—Quieres hablar sobre lo que te comentó mi madre —afirmó sin rodeos.

—Sí. ¿Quieres hablarlo tú?

—No —respondió tajante—. No es algo agradable pero tú quieres saberlo y a estas alturas también tienes el derecho a hacerlo. Tienes que saber dónde te metes por si quieres salir corriendo. —Trato de bromear Ainhoa aunque en el fondo para ella no era una idea tan descabellada. Suspiró con pesadez y se dio ánimos mentalmente—. ¿Qué quieres saber?

—¿Qué pasó en Manhattan? ¿Fue una antigua relación, una ruptura...?

—En realidad no fue Manhattan, eso sólo fue la consecuencia de Madrid y no, ojalá hubiese sido mal de amores pero me temo que fue algo mucho más complicado. —Luz guardó silencio, dando pie a que continuara—. Todo empezó hace unos años. Cuando estaba comenzando mi carrera me contrataron como pinche en un restaurante importante que podía darme bastante renombre si seguía escalando posiciones en él. Yo echaba horas de más, no me pagaban demasiado y aguantaba encantada ahí porque al principio tenían en cuenta mis ideas y sentí que podía prosperar.

Maridaje (Luznhoa AU)Where stories live. Discover now