Capítulo VIII

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Negué con la cabeza, sentándome frente a él en la mesa de la cocina. Cillian solo se encogió de hombros, dejando su nuca en paz para cruzar sus brazos sobre la mesa.
     —Y después de pisar al perro me gruñó, después me ladró y bueno, me hizo correr lo de un maratón entero, además de que el dueño también corría detrás de nosotros.
     —¿Y por qué no fuiste a tu casa?
     —No lo sé, vi la entrada de la tuya y decidí venir aquí por inercia, no lo pensé...
     Tocaron a la puerta, interrumpiendo su anécdota. Salí a abrir, encontrándome con la chica de la escuela, pareja de equipo de Cillian. Lizie me sonrió, parecía también agitada.
    Al parecer todos habían corrido ese día por una razón u otra.
     —Hola, Grace —su voz era tierna, alegre a pesar de estar jadeando. Tenía un cuadro de lienzo en la mano mirando hacia afuera para no mancharse de la pintura fresca—. Perdón la molestia, es que pasó algo muy gracioso, toqué en la casa de Cillian, pero no está, ¿de casualidad está aquí?
     —Sí, ¿gustas pasar?
     —Oh, ¿en serio?, gracias.
     Entró a mi casa, sonriendo más o igual que Cillian, dejando el cuadro de pintura recargado en la pared, viendo que había una pintura a medio terminar que aún estaba fresca. También dejó un estuche, probablemente con pinturas y pinceles dentro de él.
     —No quisiera molestar, pero ¿podrías darme agua? En serio la necesito, corrí como loca por varias cuadras atrás.
     —Claro, adelante, Cillian también está en la cocina tomando agua.
     —Lo imaginé, lo hubieras visto, se fue hecho el diablo.
     Pasamos a la cocina, Cillian rio y ella también de tan solo verse, sentándonse frente a él donde antes yo estaba sentada. Le serví agua en un vaso de cristal.
     —Gracias, en serio, lo necesitaba —se tomó toda el agua de golpe, demostrando que estaba sedienta como lo afirmaba—. Hubiera deseado tener una cámara de video para grabarte, fue muy épica tu corredera.
     —Oye, yo pensé en lo mismo —le comentó Cillian, chocando cinco con ella.
     —Ese perro era enorme, si te hubiera mordido, ¿entonces qué?
     —Pero no lo hizo —ambos dijeron con obviedad, riendo de nuevo. Yo me mordí la lengua, sin nada que decir.
     Volvieron a tocar a la puerta, por lo que los dejé en la cocina para salir a abrir, encontrándome esta vez con Dylan. Me sorprendí un poco al verlo porque creí que estaría trabajando. Al parecer a parte de que todo el mundo parecía haber corrido por algo, ahora también parecía querer visitar mi casa.
     —¿Estás ocupada? —me preguntó cuando las carcajadas de esos dos se escucharon, alzando una ceja, tratando de ver a la sala.
     —Están en la cocina, es Cillian y Lizie.
    —¿Tienes una reunión y no me invitaste?, creí que empezábamos a ser amigos —sonrió de lado, yo solo rolé los ojos.
     —No es una reunión, pasó algo y ahora están aquí, ¿qué sucede?
     —Quiero secuestrarte para que vengas a casa de Jonathan conmigo y podamos practicar para mañana, además claro, para que lo conozcas.
     —¿Quieres secuestrarme?, eres muy malo haciendo ese trabajo, que yo sepa los secuestradores no tocan a la puerta y preguntan si puedes llevarte a la persona objetivo.
     —Me descubriste —rio—. ¿Qué dices?, ¿nos vamos?
     —Bien, pero primero debo de...
     —Ya nos vamos —me interrumpió Cillian junto a Lizie—. Dylan, ¿también van a trabajar en su proyecto?
     —Sí, vine a llevármela.
     —Oh, entonces ya nos vamos, gracias por el agua, Grace —dijo Lizie con rapidez, tomando sus cosas del suelo y jaló a Cillian para sacarlo de la casa, despidiéndose de nosotros para ir a la casa de enfrente.
     Dylan volteó, viéndolos con diversión y después me miró con el ceño fruncido.
     —Esos dos están locos y extraños, ¿segura que no te tenían secuestrada antes de que yo llegara?
     Reí levemente, negando.
     —Solo déjame ver si pueden cuidar a mi hermano, iré por mi guitarra y nos vamos, ¿sí?
     —Bien, pero no necesitarás tu guitarra, tenemos una allá.
     Fui a la casa de la señora Wilson, quien aceptó con esfuerzo cuidar de mi hermano menor hasta que yo regresara, prometiendo que le pagaría más por el día entero. Solo así pude irme con Dylan, quien esta vez trajo un auto gris viejo con él, por lo que no tuvimos que caminar y fue mejor, porque la casa de Jonathan estaba lejos, casi afuera del pueblo.
     La casa de su amigo era estilo rústica, como una pequeña cabaña alejada de todos, en una pequeña colina. Un chico de cabello ondulado castaño hasta la altura de la barbilla, de tez blanca cálida, cejas delgadas levemente arqueadas, nariz romana, labios delgados pero carnosos; de estatura promedio en hombres como de uno setenta y cinco, delgado levemente musculoso, vestido con una musculosa blanca, unos pantalones holgados rotos y tenis blancos, salía de la casa para recibirnos.
     Nos bajamos del auto, yo teniendo que rodear por estar del lado del copiloto. El chico estaba fumando, mirándonos con una sonrisa ladina con el cigarro entre sus labios.
     —Ella es Grace, él es mi amigo Jonathan.
    —Encantado, soy Jonathan Gray, amigo del gran Dylan Hudson  —me dio la mano, saludándome con un gesto formal a pesar de su actitud tan relajada.
     —Igualmente.
     —Así que tú eres Grace, de la chica que he escuchado tantas veces, me dice Dylan que cantas hermoso, ya lo veremos —alejó el cigarro, expulsando todo el humo e hizo un ademán con la cabeza que señalaba hacia el garage de la casa.
     Caminamos hacia esa parte de la casa, Jonathan  abrió el garage, dejándonos entrar para después volver a bajar la puerta y encerrarnos ahí. En vez de un auto, habían instrumentos musicales, como guitarras, bajos, teclados, una batería enorme y una alta gama de varios amplificadores, con cables esparcidos por todos lados.
     —Perdona el desorden, somos hombres —se sentó en un amplificador Marshall enorme, mirándome de arriba a abajo—. ¿Sigues los grupos de grunge actuales o por qué vistes así?
     —¿Los qué?
     Jonathan volvió a darle una calada a su cigarro, mirando a Dylan con una ceja alzada.
     —Nunca ha tocado en una banda ni sigue la música que escuchamos, tampoco la actual.
     —Eso explica varias cosas, bien, supongo que debemos de empezar. Dylan escribió la letra aquí ayer y dejó una copia, saqué un ritmo con la batería para la canción. Pero antes, quiero que cantes.
     —¿Q-qué?
     —Sí, canta algo rápido para escucharte y decidir si estará bien o no. Sin pena, te escucho.
     Volvió a fumar, prestándome atención. Tragué en seco, poniéndome nerviosa por su intensa mirada verde en mí y miré a Dylan, este solo indicó que cantara.

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⏰ Dernière mise à jour : Jul 22, 2023 ⏰

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