Capítulo XVI: Tiempo

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— Eso da igual, Son. Para el fin de este mes, al menos una página llena de cada integrante de tu equipo, incluida tú ¿estás entendiendo?

— Si me llamas así es porque efectivamente es urgente —murmuró la castaña.

— Es que lo es, Chaeyoung ¿puedo saber por qué estás tomándote tanto tiempo en trabajar? Nunca estudias los pasos a dar ni lo que te rodea porque siempre vas con el objetivo en claro ¿De qué va esto ahora?

— Será porque ahora no estoy sola, Namjoon. Creí que tenías ojos para notarlo.

— Los niños solo son para aparentar. Y Myoui solo de acompañamiento a tus ideas. Quiero que aceleras las cosas, Chaeyoung. Es una orden.

— Olivia y Beom-gyu son demasiado inteligentes y han avanzado mi plan mejor de lo que imaginé. Me refiero a los niños, por si no lo sabes. Y Mina tiene el derecho de tomar decisiones junto conmigo en el momento que crea apropiado. Te voy a pedir que hables de ellos con el mismo deber que me hablas a mí —terminó Chaeyoung, con la mirada amenazante que nunca le dirigía si de trabajo se trataba pero sí cuando él pretendía invadir en su vida personal. Como sus consejos para salir a divertirse de noche o conocer gente nueva. Namjoon lanzó un resoplido de burla y estiró sus brazos a lo largo del escritorio, frente a ella.

— ¿Qué acabas de decir?

— Ya lo escuchaste.

— ¿Acaso los defiendes? ¿Por sobre mi?

— No entiendo tu razón para tratarlos distantes cuando en realidad ellos son parte tan importante como yo para el trabajo. Solo eso te pido.

— Te voy a recordar algo, Chaeyoung, si no está el 50 % realizado para el quinto mes, uno de ellos será despedido. Y ya tengo en mente quién —le dijo Namjoon con seguridad, recordándole parte de cada contrato. "Para la mitad del tiempo estipulado, la mitad del trabajo deberá estar hecho también. O miembros del equipo comenzarán a perder su parte"— Así que deja de jugar a la familia feliz y haz esto lo qué es. Solo un trabajo.

Su cuerpo dio un respingo por el portazo de Namjoon al salir y suspiró al oírlo alejarse.

Estiró su brazo y arrojó con violencia su portalápices: estaban ya por cumplir los dos meses de trabajo y era cierto, las cosas se estaban tardando algo más de lo habitual. Pero ya no quería presionar a Mina y mucho menos a los niños; no después de cumplir sus primeras responsabilidades a la perfección.

Se acomodó nuevamente en su silla e hizo mover las pequeñas ruedas hasta acercarse más a su computadora. El pequeño cuadrado del buscador apareció vacío y ella volvió a llenarlo con el nombre que intentaba desde que llegó: Jeon Somi.

Quiso golpear la pantalla cuando aquellas tres palabras de error de código aparecieron y nada, ni una pequeña foto o dirección, aparecía de aquella muchacha.

Y eso era raro y le generaba más desconfianza aún. La empresa de Namjoon contaba con un hacker profesional y era el encargado de configurar las máquinas de las oficinas para cualquier tipo de búsqueda que una página normal serviría. Se encontraba allí hasta el detalle más impensado y que nadie buscaría.

Pero de Somi no aparecía nada. Como cuando buscaba su propio nombre o quiso buscar a Mina. O alguno de los niños.

Dejó esa investigación un momento de lado y tomó la primera de las carpetas que Namjoon le dejó.

Reporte de Myoui Mina, se titulaba la primera hoja y ella se inclinó para tomar las lapiceras del piso y tratar de pensar en algo, antes de comenzar a escribir.

— ¡Vamos, Beom-gyu! —escuchó Chaeyoung la voz en grito y chillido de Olivia. La niña golpeaba sus pies al compás de una canción y alzaba sus brazos dándole ánimos a su hermano en la práctica de futbol.

𝐑𝐄𝐆𝐋𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐎𝐑𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora