Capítulo 30 Recuperación

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Meteora había pasado su vida llena de dudas y de incertidumbre. Cada visión, cada recuerdo, cada conocimiento sin un origen claro era una piedra más al barco que poco a poco se iba hundiendo en el mar de la locura hasta que alguien finalmente le dio todas las respuestas que buscaba, ¿pero a qué costo?

Ella misma, la verdad la había fragmentado.

Empezó a escuchar murmullos apenas perceptibles que conforme fue recuperando la conciencia se hicieron cada vez más nítidos junto con las manchas borrosas que tomaron forma hasta verse como quiénes realmente eran, sus seres queridos.

Abrió completamente los ojos encontrándose con sus padres sentados junto a la derecha de su cama mientras que Star y Emerald estaban a la izquierda, Johnny y sus amigos estaban sentados al extremo de la cama, Angélica y Jason estaban de pie detrás de ellos. Por unos segundos creyó que eran los únicos, pero para su sorpresa, vio a una chica que aparentaba su misma edad con la mirada perdida en la ventana.

—De-despertó... Meteora, hija mía, despertaste— sollozó Eclipsa llamando la atención de los presentes, esta se levantó junto con Globgor para abrazarla —estoy tan feliz de que estés bien... e-estás bien ¿v-verdad? — le interrogó mientras se secaba las lágrimas.

Meteora iba a levantar la mano para rascarse, pero al hacerlo esta le dolió intensamente e hizo que gimiera de dolor —n-no te muevas mucho, no tienes que moverte, esos rufianes te hicieron mucho daño... pero ya nos hicimos cargo de eso— las palabras de su madre la dejaron extrañada, así que miró a su brazo y recordó los rasguños que recibió la madrugada que se encontró con un Dragón de Piedra; notó que ya no tenía un vendaje común y corriente, sino que ahora tenía vendas doradas en su lugar.

Suspiró y dejó caer su cabeza hacia atrás, a pesar de que estaba más tranquila, no había olvidado nada y su cabeza le dolía bastante —... Star... ¿por qué nunca me dijiste nada?, ¿por qué me ocultaste la verdad? — la mencionada recibió una mirada fría por parte de Meteora, ella no estaba molesta, pero necesitaba que fueran directos con ella, que dijeran todo.

—M-Meteora, yo...

—Star no tiene la culpa— intervino Eclipsa —la culpa es nuestra... Star nos contó todo lo que pasó y... quedamos en que no diríamos nada... por tu bien— a la reina se le quebró la voz y empezó a sollozar, su esposo dejó que se apoyara en él —no queríamos que recordaras todas las cosas horribles que te pasaron, queríamos que crecieras como una niña normal e hicieras tu vida normal.

—Yo sólo les conté lo que sabía, que eras la directora de Santa Olga a la que todas las princesas le tenían terror porque acababas con su personalidad y que trataste de matar a Marco un par de veces— agregó la princesa rubia.

Entonces Meteora resopló —por favor, no menciones ese nombre...— gruñó tratando de contener su enojo, pero rápidamente se le pasó al entenderlo —ay, perdón... tengo que aprender a manejarlo.

—Nunca debimos ocultarte nada, es por nosotros que estás así— Eclipsa tomó la mano de su hija con delicadeza —por favor, te pido que nos perdones, no fuimos lo suficientemente fuertes como para explicarte todo desde el principio, ni siquiera pudimos protegerte de haber vivido en ese espantoso reformatorio... de verdad hija, lo siento... lo siento muchísimo.

—Mamá... puede que lo mejor hubiera sido si me contaban la verdad antes, tal vez hubiera sido mejor si me enteraba en unos años, cuando supiera controlarme, pero en algún momento iba a enterarme y tú no sabías cuando... entiendo que quisieran protegerme...— Meteora habló con las pocas fuerzas que recuperó en ese rato, no eran muchas, pero aun así se dispuso a aclarar las cosas.

—De verdad lo sentimos muchísimo, si hubiéramos planeado mejor todo, si hubiéramos sido más precavidos, no te hubieran llevado a ese reformatorio y no estarías recordando todo eso, nada de esto hubiera pasado— añadió su padre acariciándole el cabello con cuidado.

Magia Eterna - El Legado de Mewni Vol. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora