Capítulo 22 El Vestido Perdido

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—¡Princesa Meteora, el desayuno está listo! — Archivaldo tocó la puerta varias veces después de llamar a la mencionada, al no recibir respuesta supuso que ella seguía dormida, por lo que abrió la puerta y se dispuso a entrar esperando encontrarla acostada en su cama descansando, pero fue todo lo contrario, la cama estaba totalmente vacía.

Y entonces el pánico comenzó a brotar.

—¡¿Cómo que Meteora no está?! — exclamó Eclipsa al recibir la noticia del pequeño monstruo.

—N-no majestades, cuando entré no había nadie y la cama estaba intacta— explicó el sirviente. Eclipsa y Globgor se pusieron de pie inmediatamente, dejando sus desayunos intactos, y corrieron a la habitación de su hija seguidos por Star, la cual estaba verdaderamente preocupada de que la otra no hubiera llegado al templo después de la noche anterior.

Eclipsa registró todo el cuarto desesperadamente creyendo que quizá su hija estaba escondida en algún sitio, pero no fue así. Globgor se acercó y trató de calmarla, pero ella no se calmaría tan fácil —tengo que encontrar a mi hija, Archivaldo, manda a los guardias a buscar a Meteora— ordenó con firmeza, pero antes de que él pudiera irse a acatar la orden, Globgor lo detuvo.

—No, espera Archivaldo, no llames a nadie.

—¿Qué dices? Tenemos que encontrar a Meteora; Archivaldo, ve— repitió la reina confundida por la actitud de su esposo, el sirviente se quedó estático indeciso de a quién hacerle caso.

—Archivaldo, déjanos a solas por favor, pero no llames a nadie— este asintió y se fue rápidamente antes de verse envuelto en la discusión de los reyes.

—¿Qué estás haciendo? Deberíamos buscar a Meteora.

—Escucha corazón, entiendo que estás muy preocupada por ella, yo también lo estoy... pero creo que tal vez deberíamos darle algo de espacio— el monstruo soltó un profundo suspiro —siempre que sale sin avisarnos, tú mandas a los guardias a buscarla como si estuvieras cazando a un animal salvaje.

—Porque se va sin decirme a dónde, podría pasarle algo allá afuera, si me lo dijera no tendría que preocuparme ni mandar a que la busquen porque tendría a alguien cuidándola.

—Lo entiendo, está mal que no nos diga nada, pero Meteora es casi una adulta, necesita algo más de libertad y necesita aprender a estar sola... ¿acaso ya no recuerdas cuando éramos jóvenes? Nos escapábamos todo el tiempo para vernos en el bosque, incluso así fue como nos conocimos... y por más protectora que fuera tu madre, ella jamás te vigiló de la misma forma en que tú lo haces con Meteora.

—...Pero es diferente, ¿qué tal si se pone en peligro?

—Tú te escapabas en plena guerra para verte con un monstruo come mewmanos en el bosque, ¿qué es más peligroso que eso? — las palabras de su esposo hacían que Eclipsa dudara, tal vez tenía razón, pero eso no quitaba que no sabía en dónde estaba su hija o siquiera si estaba bien —hay que darle un tiempo, seguro que en cualquier momento va a regresar sola... no deberíamos ser tan sobreprotectores con ella, ¿no crees?

—Pero no sabemos en dónde está, ¿qué tal si se fue al Bosque de las Mordidas de Araña Improbables?, ¿o a las Montañas Serradas?, ¿o a la Corredera del Diablo?, ¿o a la Colina de las Banderas?, ¿o al Jardín de la Bruja?

—Cariño, primero que nada, el Jardín de la Bruja es el lugar más seguro al que puede ir, es el jardín de Emerald— aclaró el cambia-tamaños aguantando la risa —segundo, no creo que nuestra hija pueda ir muy lejos caminando, probablemente esté cerca del reino, dudo mucho que pueda llegar al otro lado del continente.

Eclipsa apartó la vista mientras su esposo la abrazaba con calidez —y tercero, es Meteora, tal vez no pueda hacer lo mismo que tú o que yo, pero sabe defenderse sola, estoy seguro de que volverá sana y salva...

Magia Eterna - El Legado de Mewni Vol. 3Where stories live. Discover now