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Al día siguiente se encontraba empacando toda su ropa, bueno, la que los señores Malfoy recolectaron de su cuarto más el guardarropa entero que ambos adultos compraron para él por su cumpleaños.

Sus útiles ya estaban en su baúl con más de la mitad de la tarea hecha. Hedwig todavía podía volar libre por la mansión un rato más, todavía había tiempo antes de que se fuera con Sirius y con Remus, no quería.

No es que no quisiera pasar tiempo con ellos, ¡Claro que quería! Tener una familia que lo ame siempre ha sido de sus mayores deseos, pero... Se encariño con su rutina aquí, ser despertado con delicadeza por su rubio, desayunar juntos, estudiar juntos, maquillarse juntos, los besos, las caricias... Va a extrañarlo tanto. Draco le dice que solo será un mes, que deje de ser un exagerado. Pero Harry lo nota, la manera en la que juega con sus manos, evitando verlo mientras le ayuda a guardar todo en su pequeña maleta.

Harry suspira. Se arma de todo el coraje de un Gryffindor y "No me quiero ir" susurra, están suave que de no tener toda su atención en su novio, Draco no lo habría escuchado.

Draco también quiere que se quede, quedarse juntos, pasar el siguiente mes explorando toda europa, pero no le puede hacer eso, Harry se merece pasar tiempo con su familia, de conocerla, adaptarse a ella. Lo merece y lo necesita.

El Slytherin siempre ha sido egoísta, tiene las cosas cuando las quiere, solo necesita alzar la voz para obtenerlo, pero madre le explicó que ya no puede ser así, que si solo piensa en sí mismo Harry estará triste. Draco no quiere que su novio esté triste.

"Yo tampoco quiero que te vayas, pero... ¿No quieres conocer más a Sirius?"

"Claro que quiero, es solo que... Voy a enloquecer, si no eres tú quien me despierta"

El rubio deja de fingir que está empacando algo para voltear y ver esos ojos verdes tan brillantes, como desearía solamente quedarse así, juntos viéndose uno al otro, toma las manos de Harry en las propias y les da un beso a cada una, la sonrisa triste de su prometido le rompe el corazón.

"Nos volveremos a ver... Mucho más pronto de lo que crees, te lo juro"

"Si tu promesa no se cumple... ¿Cómo me vas a recompensar?"

Draco se ríe, suelta una de las manos para llevar la otra a su rostro, besándola y acurrucando su mejilla contra la misma. "Lo que quieras" cierra los ojos, le avergüenza ser tan cariñoso, todavía no se acostumbra.

Abre los ojos en cuánto siente el beso de Harry. Suspira y se deja arrastrar a la cama, dónde pasan el resto del tiempo que se supone tienen para empacar entre besos, platicas, caricias, simplemente aprovechando la presencia del otro lo más que puedan.

.

Vivir con Sirius y Remus es todo lo que pensó que sería y más.

Sus días empiezan con un perro lamiendo su cara, Harry gruñe porque ahora se tiene que lavar la cara.

Desayunan los tres juntos, dónde usualmente le cuentan una historia sobre James, en el departamento de Lily están un poco cortos de historias realmente significativas pero lo agradece de todas maneras.

Después se pone a hacer su tarea, por media hora, ya no está Draco para insistirle que termine mínimo una hora. La otra media hora se la pasa pensando en su rubio.

Llega Remus y le pregunta que es lo que no entendió, así que lo ayuda a terminar las 3 hijas mínimas que tiene que hacer diario para terminar un día antes del regreso a clases.

A la hora del almuerzo, bueno, dos horas antes, es cuando comienzan a cocinar, es una caos.
Los tres saben cocinar, pero al momento de unirse, es como si se les olvidará lo más básico, entre bromas, peleas infantiles y claras insinuaciones entre los adultos, que honestamente Harry no comprende como es  que ellos crean que él no entiende, la comida termina o quemada, batida, mal condimentada, o simplemente completamente asquerosa. Entonces comen fuera de casa.

El chico de la falda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora