⑧. ❝𝗛𝗼𝗴𝗮𝗿❞

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Bajo las tenues luces que iluminan las calles, la silueta de aquel cyborg se habría quedado inmóvil, mientras su acompañante ya comenzaba a caminar lentamente, dándole la espalda a este último. Parece que la peliverde no esperaba ninguna respuesta ante su ofrecimiento. El mismo ninja sabía que su contraria no iba a aceptar un "no" por respuesta.

—¿Qué esperas? Vamos.—Le insistiría la chica, viéndolo por encima de su hombro.

Sin mucha más opción, el joven Shimada comenzaría por fin a caminar para seguir el ritmo de los pasos de su amiga.—Gracias. Aprecio la generosidad.

—No voy a dejarte pasar la noche en la calle. Solo sígueme.

Así, ambos emprendieron el camino hasta el hogar de Kiriko, quien guiaba el camino. La fresca brisa nocturna se hacía cada vez más presente en el ambiente mientras caminaban lado a lado. Ninguno de los jóvenes sabría exactamente qué decir durante el trayecto, por lo que solo se mantuvieron en silencio, escuchando únicamente el eco de sus propios pasos. Genji, creyendo que Kiriko aún vivía con sus padres, pensaba intensamente en cómo podría presentarse ante ellos tras tantos años. La simple idea de ver a la cara a su antigua maestra lo llenaba de nervios. Sin embargo, era perfectamente consciente de que no podría evitarlo para siempre. Así, trataría de romper el silencio y enterrar sus nervios a la vez.

—Y... ¿Cómo está Yamagami-sensei?

—Oh, ella...—La peliverde dudaría unos segundos antes de responder, nuevamente tratando de disimular el tono en su voz. Todavía no se sentía lista para confesar la verdad de su situación a su compañero.—Está bien. Tan bien como podría esperarse.

La chica volvería a guardar silencio, manteniendo la mirada baja por el resto del trayecto. El espadachín no podría evitar notarlo, pero no le parecería apropiado inmiscuirse en los asuntos personales de su contraria después de haber pasado años sin siquiera hablar con ella. Tras unos minutos más, ambos jóvenes llegarían a un edificio departamental. Aquel no era el hogar que Genji recordaba. Sin embargo, este se limitaría a seguir de cerca a su contraria. Dentro del ascensor que subía lentamente, una leve tensión se palpaba entre los dos. Finalmente, cuando las puertas de aquel elevador se abrieron de par en par, el camino de los jóvenes llegó finalmente a su fin. La peliverde se detuvo frente a la puerta al final del pasillo, mientras se tomaba un momento para buscar sus llaves entre sus ropajes.

—Ahm... Disculpe, señorita Kamori.—El cyborg finalmente se dispondría a hablar, adornando su voz con un tono algo bromista.—¿A dónde me has traído?

—Te lo dije: estamos en casa.—La chica respondería de forma directa mientras abría la puerta de su hogar.

Así, la peliverde de haría a un lado momentáneamente, permitiéndole a su contrario adentrarse primero en aquella vivienda. Forzado a ignorar su repentina confusión, Genji simplemente haría una rápida reverencia en agradecimiento y daría unos cuantos pasos para pasar al interior. La guardiana entonces entraría también, cerrando la puerta tras de sí. Los ojos del espadachín recorrerían todo a su alrededor, explorando el pequeño departamento. El acogedor lugar estaba adornado con varios recuerdos y baratijas, demostrando el paso del tiempo en la vida de la peliverde. Apenas entrar, en la pared de la derecha, una foto capturaría la atención del ninja. En ella, Kiriko posaba junto a su madre y abuela. Mientras, la joven Yamagami se dirigiría hasta la barra de su cocina, sintiendo en pocos segundos la intensa mirada de su contrario sobre ella.

—Kiriko, ¿Tú...? ¿Vives aquí sola?—Cuestionaría el cyborg, dejando salir su curiosidad de una vez por todas.

—Sí... Así es.—Sabiendo que aquella respuesta ameritaba una explicación, la chica tomaría un profundo respiro antes de dignarse a comenzar.—La verdad es que... Me vi obligada a mudarme de casa.

Reconexión | Genji x Kiriko | OverwatchWhere stories live. Discover now