Young Lust [Pink Floyd x OCs]

Candy and a Currant Bun

Cap. 7

La fiesta había sido un éxito, aunque Stephanie hubiera deseado que Syd se presentara temprano y como debía ser..., en su lugar, quedó inmóvil por unos minutos en el sofá hasta caer dormido. Roger se ofreció a quedarse hasta que despertara, pero Steph le dijo que estaría todo bien y se haría cargo sola, ni Rick ni Nick insistieron en llevárselo, así ella notó como los tres estaban hartos de su actitud y de hacer de niñeros de su amigo.

Syd se despertó con los rayos del sol en su rostro, se refregó los ojos y, al notar dónde estaba, se levantó de golpe, pero permaneció sentado en el sofá.

-Buenas tardes -Lo saludó, Steph, mientras le pasaba un vaso de agua.

-Fanny... ¿Qué...? ¿Qué hago aquí?

-Mi fiesta de anoche -Le recuerda -, la que tú organizaste y a la que, como una diva, llegaste tarde.

-Oh, lo siento..., me distraje un poco con Evie.

-¿Qué? ¿Evelyn y tú han...?

-Creo que sí..., la verdad..., ay, no lo sé -Protesta tocándose la cabeza -, creo que debo volver a casa.

-Ten cuidado -Lo detuvo su amiga, que lo ayudaba a incorporarse -, parece que te diste con todo antes de venir ¿Quieres hablar de eso?

-No -Le respondió, pero no porque no quería sino porque no lo recordaba.

-Entiendo..., ven, te llevaré a casa.

Los chicos descansaban aprovechando su día libre, David, por un lado, se reunió con Nina y otros amigos en una plaza, como siempre, con su guitarra para tocar algunos temas de la época; Nick, fue invitado a cenar en la residencia Rutter; Rick, permaneció en su casa ya que le debía una conversación a su esposa, Juliette; y Roger, en cambio, seguía pendiente de la música y estaba interesado en el próximo álbum.

Juliette, iba y venía de brazos cruzados, esperando a que Rick saliera del baño para poder hablar de una vez por todas. Rick necesitaba divorciarse, veía a Tanya como si de una diosa griega se tratase, y también solía notar el atractivo de otras chicas..., pero no había nada que decir de su propia esposa, a la que alguna vez consideró el amor de su vida, y entendía que los chicos tenían razón: actuó sin pensar con claridad.

-Al fin -Dijo, Julie en cuanto escuchó la puerta del baño abrirse - ¿Podemos conversar o resulta que ahora te preocupas por el jardín y vas a tomarte una hora para hacer arreglos florarles?

-No, ya estoy listo.

-Bien... ¿Quieres empezar tú?

-Primero las damas, empieza tú.

-Creo..., creo que las cosas se salieron de control -Comienza, ella -. Digo, todo estaba tan bien, recuerdo cómo nos sumergimos de lleno en ésta relación...

-Éramos unos niños haciéndonos los adultos -Reconoce, Rick, y Juliette está de acuerdo.

-Sí, lo seguimos siendo un poco -Sonríe -, el punto es que..., yo pensaba que todo estaba perdido y ya no podríamos remontarlo...

-¿Pensabas? -Cuestiona, creyendo que las cosas estaban perdidas hasta ése momento, al menos para él, no había nada que pudiera solucionar sus problemas maritales.

-Ocurrió algo... maravilloso, me enteré hace una semana y no sabía cómo decírtelo, quiero decir, tuve mis dudas todo éste mes y nunca había forma de explicártelo o debatirlo siquiera porque tú nunca estabas, pero finalmente puedo decirlo.

-¿Qué?

-Estoy embarazada.

-¿Cómo? -Fue lo único que brotó de su boca.