Rasgando el velo

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Hace ya más de un mes, mi hermana y mi cuñado me sorprendieron una noche viendo una película en el salón. Sí, me sorprendieron viendo exactamente lo que imaginan: Fast X, la más reciente entrega de ese pifostio que en el cine contemporáneo les da por llamar la saga de Rápidos y furiosos. La cara de mi hermana era un poema. "No pensé que te gustaran estas... cosas", dijo, o algo así, y la verdad es que no soy fan. Sí, me vi la primera película en su momento por la novedad, la segunda por Eva Mendes y la tercera porque los japoneses tienen su rollo. Más recientemente vi la cuarta y la sexta para documentarme, cuando comencé a interesarme en los detalles que se esconden tras la trama, y la séptima la tengo agendada. Al final puede que las vea todas, pero juro por dios que será por motivos estrictamente académicos.

Lo cierto es que al día siguiente le comente mis impresiones a ViciousDelicious420, mi voz autorizada en lo referente a temas cinematográficos. Por supuesto, nos descojonamos mientras le comentaba todas las incoherencias, pero a medida que pasaban la risa y el cringe comencé a notar que no todas las notas eran discordantes. Había cierta lógica en la sinfonía delirante, una pauta. Es verdad que nadie se toma en serio la trama de estas películas, que cada nueva entrega es material de memes y que incluso el reparto es consciente de ello, tanto así que han comenzado a incorporar estas burlas al guion, no sé si con la intención de hermanarse con la audiencia, o porque ya están tan forrados en pasta que les da igual. Y a pesar de todo, la pauta estaba allí, visible. Siempre lo estuvo.

Como dije, recientemente vi la cuarta entrega (que técnicamente es la tercera, puesto que Tokyo Drift es un spin off de la historia principal), y la verdad es que, al menos hasta ese punto, toda la trama es bastante verosímil. Quizá lo más difícil de creer es lo que ocurre con ese túnel que pasa bajo la frontera entre México y los Estados Unidos, con su entrada camuflada para eludir las miradas indiscretas y dotado de una puerta técnico-mágica que se abre justo cuando se le necesita. Brian (interpretado por Paul Walker), solo ha usado ese túnel una vez, de noche, pero en un momento de apuro se verá forzado a conducir a toda velocidad hacia donde él cree que se encuentra la entrada camuflada, entre las faldas rocosas de la montaña. Esta vez los dioses técnico-mágicos no están de su lado, la puerta no se abrirá, así que tendrá que confiar que recuerda dónde está el punto exacto de la boca del túnel, o se estampará contra roca sólida a 230 km/h. Por supuesto, Brian lo consigue, y sí, es difícil de creer, pero no es una maniobra imposible ni mucho menos. Ya sea porque cuenta con una memoria fotográfica o porque ha tenido un golpe de suerte, acierta. Yo se lo compro.

Más difícil de comprar es que Dom Toretto (interpretado por Vin Diesel) burle la muerte quince veces por película, o que manipule a otros personajes a mansalva para que realicen gilipolleces suicidas, o que siempre se meta en la cabeza de su archienemigo para descifrar sus planes en segundos, o que derribe un estacionamiento a cabezazos, o que sea capaz de ver y escuchar conversaciones a distancias increíbles, o que consiga someter la voluntad del antagonista de turno, no solo para hacerle renunciar a sus planes de dominación mundial o sus ansias homicidas, sino incluso para que se una voluntaria y alegremente a su creciente "familia". Eso no se puede comprar, no tiene explicación..., ¿o sí la tiene?

Yo encontré una manera de orientarme en el berenjenal que es esta franquicia, y la voy a compartir justo ahora: este universo nunca ha ido de carreras ilegales. Eso era una simple fachada, nada más. La verdadera historia de Rápidos y furiosos está circunscrita dentro del ámbito de la narrativa fantástica, así que lo primero que necesitamos es entender qué es lo fantástico. Ante esta interrogante, sin duda muchos se remitirán a los planteamientos del lingüista y teórico literario Tzvetan Todorov (1939-2017), que entiende lo fantástico como ese momento de incertidumbre en el que un personaje, y también el lector, se enfrentan a un hecho que desafía su concepción de lo natural en el mundo, algo que solo puede explicarse como sobrenatural. El problema con esta definición es que en Rápidos y furiosos oscilamos permanentemente como espectadores entre dos mundos: uno de hechos vulgares y corrientes, donde se pisa el acelerador y se va de un punto A a otro punto B sobre el asfalto, y otro donde Toretto se lanza por una presa con su Dodge Charger y cae trecientos metros envuelto en llamas. En el mundo de lo racional, Toretto debería acabar más tieso que el Madrid en febrero después de un mundial, pero en lugar de eso lo vemos salir del Dodge calcinado sin un solo rasguño.

Así que dejemos de lado a Todorov y pensemos un momento en Guy de Maupassant (1850-1893), que entiende lo fantástico como ese estado de ambivalencia entre hechos que pueden explicarse de forma racional y hechos que no. Con el francés nos acercamos algo más a lo que vemos dentro de la franquicia. De hecho, toda la saga podría entenderse como una única gran historia, que comienza de manera bastante lógica y racional, sin tanta maniobra suicida ni hazañas difíciles de creer (que es lo que vemos en las primeras cuatro películas), pero que poco a poco va mutando, cruzando la frontera entre lo difícil de creer y lo estrictamente inexplicable (que es lo que hemos visto desde la quinta película hasta Fast X). Basta repasar esto último para identificar el esquema del clásico relato fantástico o gótico. En El Horla (1887), relato del mencionado Maupassant, el personaje principal comienza la historia haciendo anotaciones en su diario referidas a un extraño trastorno de sueño que padece, para el cual, al menos inicialmente, encuentra explicación en lo racional:

Acabo de consultar al médico pues ya no podía dormir. Me ha encontrado el pulso acelerado, los ojos inflamados y los nervios alterados, pero ningún síntoma alarmante. Debo darme duchas y tomar bromuro de potasio (Maupassant, 2009, pp. 29).

Pero a medida que la historia avanza y su estado se agrava, a medida que la ciencia le falla y el paradigma de su tiempo le resulta ineficaz, el protagonista se vuelca hacia lo irracional y lo fantástico:

Ahora ya lo sé y lo presiento: el reinado del hombre ha terminado. Ha venido aquel que inspiró los primeros terrores de los pueblos primitivos. Aquel que exorcizaban los sacerdotes inquietos y que invocaban los brujos en las noches oscuras, aunque sin verlo todavía (Maupassant, 2009, pp. 37).

Por supuesto, existen muchas otras formas de definir o entender lo fantástico, y es difícil encontrar a dos académicos o más que estén de acuerdo en lo referente a sus límites. Es como preguntarle a un antropólogo cuál es el objeto de la antropología. No lo hagan, se cabrean. El 99% de las veces, les torcerán los ojos y les responderán así:

Ahora, si asumimos que Rápidos y furiosos es una historia que comienza narrando hechos fácilmente explicables y que poco a poco se transforma en algo cada vez más fantástico, resulta más sencillo discernir entre los hechos de una naturaleza y otra...

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Ahora, si asumimos que Rápidos y furiosos es una historia que comienza narrando hechos fácilmente explicables y que poco a poco se transforma en algo cada vez más fantástico, resulta más sencillo discernir entre los hechos de una naturaleza y otra que se mezclan para hacer posible la trama. Porque, en efecto, hay una trama, una que parte de un hecho vulgar, pero que abre la puerta a un mundo distorsionado por el fanatismo hacia una figura mesiánica, cuasi-divina, capaz de hazañas que están más allá del alcance de un mortal cualquiera. Película tras película, los acólitos se congregarán en torno a esta figura, cada vez en mayor número, cada vez más convencidos de que lo único que los separa de la perversión y la maldad es la fe absoluta en el credo de la "familia" y la asistencia a las barbacoas al final de cada entrega. A esta altura, el mensaje debe ser bastante claro: Rápidos y furiosos es la historia de una secta.

Vin Diesel, Tolkien, sectas y la verdadera historia de Rápidos y Furiososजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें