Solo hay que tener fe

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Año 2023. Fast X se estrena en los cines de todo el mundo. En una de las escenas más cutres de la película, en la que reutilizan frames de las entregas anteriores para que Jason Momoa haga una especie de montaje power point en plan hamster stalker, un personaje secundario se hace una pregunta que, a estas alturas, todos nos hemos hecho más de una vez: ¿cómo es que todo los asesinos, agentes secretos, traficantes y terroristas que han estado enviando por más de dos décadas para cargarse a los Toretto no solo han fracasado, sino que además han terminado engrosando las filas de la familia de Dom? Solo unos segundos después, el mismo personaje secundario aventura una respuesta: "Son como un culto". Ya comentamos que en las últimas películas el cast ha recurrido cada vez con mayor frecuencia a la autoparodia, de modo que este comentario aislado puede quedar como otro de esos chistes que incluyen en el guion para transmitir una sensación de sintonía con su audiencia. "No te ríes de mí, te ríes conmigo". Algo así.

Sin embargo, esa mención al culto no es un hecho aislado. A lo largo de la película, Toretto y los miembros del núcleo duro de la familia repiten una frase a modo de mantra antes de hacer algo estúpido o potencialmente suicida: "No hay nada imposible, solo hay que tener fe". Eso es un señor red flag. "Solo hay que tener fe", es la plegaria que elevarán a las Puertas de la Noche antes de arrojarse por un precipicio, o antes de obligar a un niño a saltar de un vehículo a otro más de 200 km/h en plena carretera. La proeza no es una novedad, porque estas son las maniobras que la familia ha estado ejecutando desde la quinta entrega. Y a estas alturas, la verdad es que no pueden tener ninguna duda: tener fe, al menos en este universo, funciona, porque no solo han sobrevivido una y otra vez a este coqueteo con la muerte, sino que además estas piruetas les han reportado fama y fortuna.

Para los miembros de la familia, parafraseando a Lovecraft, la muerte puede morir. Y para ellos, lo ha hecho. En Rápidos y furiosos 4 (2009), Letty (Michelle Rodríguez), muere mientras intenta hacer un trabajo encubierto para el FBI que implica la entrega a las autoridades de un narco. Dos películas después, reaparece viva y coleando, pero sufriendo una conveniente amnesia. En Tokyo Drift (2006), Han muere cuando su carro vuelca y explota en medio de la calle a la vista de los catorce millones de habitantes de la ciudad. Como hemos mencionado en capítulos anteriores, Tokyo Drift es un spin off, situado en otro momento de la historia principal, así que a Han lo vemos en todas las entregas posteriores porque estas películas más recientes narran eventos anteriores a lo ocurrido en Tokyo... Ya, un berenjenal. Lo cierto es que en Fast 9 (2021), se revela que Han, de hecho, no murió en Tokyo. Fingió su muerte y estuvo trabajando encubierto para la CIA, o la Interpol, o no sé que mierda se inventaron. En Rápidos y Furiosos 6 (2013), Gisele Yashar, ex agente del Mossad y ex contacto de la CIA en Latinoamérica, se suelta de un avión para salvar a Han (que aquí estaba vivo), y muere... pero no, porque ha reaparecido en Fast X al mando de un submarino nuclear en el círculo ártico. No me pidan que intente explicar eso.

En una entrevista del 2021, Justin Lin, que por aquel entonces era la marioneta que "dirigía" la saga, explicó lo de la no muerte de Letty. Lin quiso matarla de una vez y para siempre, una decisión bastante normal en un universo fantástico en expansión. En este negocio, para incorporar personajes nuevos, tienes que cargarte otros, así que lo de Letty no debía ser una decisión muy polémica. Sin embargo, en esa entrevista comienza a decir que joe, que qué guay que era trabajar con Michelle, que es muy maja, que sería una pena... sabes qué, mejor no, mejor que viva para siempre, todo dicho con una risilla nerviosa, viendo de reojo cierta calva omnipresente. La verdad es Lin no tenía ningún poder de decisión. En Rápidos y furiosos, nadie que esté bajo la égida protectora de Dom Toretto puede morir, y punto.

El caso más perturbador de todos es, por supuesto, el de Brian O'Conner. Paul Walker murió en un trágico accidente en 2013. Al actor se le dio una emotiva despedida en Rápidos y Furiosos 7 y desde entonces se ha mantenido presente en algo que podríamos llamar un homenaje permanente y sin duda merecido. Recordemos que toda esta historia comenzó con él, así que no me parece mal que siga "vivo" dentro la narrativa de la franquicia. En Fast X lo vemos de nuevo, en fotografías, en menciones de diálogos, homenajes sencillos que nadie en su sano juicio puede reprochar. Pero, en mi opinión, con Brian se cruza la frontera de lo correcto cuando se le atribuyen acciones dentro de la continuidad de la historia que son por completo innecesarias. La familia sigue sus andadas, lidiando con terroristas, salvando el mundo de la destrucción, y todo eso lo pueden hacer sin llamar a Brian para advertirle cosas, o decirle que vaya para allá o para acá. Joder, déjenlo en paz de una puta vez. Escribir un diálogo donde cuentas alguna anécdota con Brian queda bonito, pero reescribir la historia de la quinta película para situarlo junto a un personaje que te acabas de inventar (Jason Momoa) es muy feo. Eso se llama redconear, y yo pensaba que los de Blizzard Activision eran los únicos que hacían esas cosas. Esto no lo hace alguien de bien, pero en Rápidos y furiosos no manda alguien de bien, sino el líder de una secta. ¿Y qué hace el líder de una secta que vende que con la fe se puede todo cuando uno de sus miembros más prominentes muere?

¿Recuerdan a Guinea y Pig, los líderes y fundadores de Heaven's Gate? Pues ellos hicieron lo mismo. Cuando Pig, es decir, Bonnie Nettles, murió por complicaciones derivadas de un cáncer en 1985, Guinea, es decir, Marshall Applewhite, le contó a sus seguidores que ella había abandonado su cuerpo físico y había trascendido a otras esferas de consciencia porque ya era demasiado lista e iluminada para ser retenida por la prisión de carne que nos ata a este mundo. Les vendió que ella había conseguido el objetivo, la inmortalidad. Todos los miembros de la secta, salvo uno, se lo creyeron, y lo tuvieron como cierto hasta que se suicidaron doce años después. En términos sectarios, el discurso fue un éxito total.

Hasta ahora tenemos claro lo siguiente: los Toretto son una secta que recurre al mimetismo (hacerse pasar como una familia más del barrio) y al señuelo (relaciones afectivas, dinero, poder, influencias), para captar individuos con habilidades útiles al grupo (mercenarios, ex policías y militares, hackers, corredores callejeros, ladrones de alta gama) para mantener su tren de vida y comodidades. Ahora la pregunta es, ¿cómo recluta y somete Dom a sus miembros? En Rápidos y furiosos 7 (2015), Dom une a sus filas a Megan Ramsey, una hacker responsable por la creación de un juguete mágico llamado "El ojo de Dios". Cierto grupo extremista está tras Ramsey para hacerse con el control de este juguete, pero Dom la encuentra primero y la "salva" a la manera de los Toretto: se lanza con ella por un precipicio. Eso sería una muerte segura para la pobre, pero como está bajo la protección de Dom, sale completamente ilesa del amasijo de hierros retorcidos. Más tarde, convertida en miembro de la familia, Ramsey reflexiona con respecto al rito de iniciación de los Toretto y comenta lo siguiente: "... un equipo como el suyo solo puede mantenerse unido de dos formas: mediante el miedo o mediante la lealtad...". ¿Temen los Toretto a Dom? ¿Qué les hace mantenerse leales?

La afiliación a la secta es un hecho vulgar, es decir, pertenece al mundo de lo natural, de lo ordinario. Como hemos visto, cualquiera puede unirse a una secta, atraído por cualquier motivo. Pero aquí hay una cosa cierta, los miembros de la familia han visto a Dom hacer cosas inexplicables. Ellos mismos han sobrevivido una y otra vez a situaciones que debieron costarles la vida. Otros líderes sectarios mantienen la lealtad de sus seguidores mediante manipulaciones o trucos, pero la familia ha visto a Dom salir indemne de choques catastróficos; le han visto caer del cielo desde un avión para aterrizar en una carretera y seguir manejando como si nada, como si su Dodge fuese el carruaje de Apolo; le han visto envuelto en llamas, y salir de ellas cual Khalessi calva y hormonada. Dom le ha salvado la vida a cada uno de ellos gracias a su intuición, a su capacidad para ver amenazas a distancias incalculables o distinguir palabras en conversaciones que tienen lugar a un kilómetro de su posición, o a su talento para leer pensamientos que no han sido expresados. ¿Cómo es que Dom puede hacer todo esto? En este punto, cruzamos la línea de lo vulgar para encontrar respuestas en lo fantástico. Yo creo que Dom Toretto es un Númenóreano negro.

Vin Diesel, Tolkien, sectas y la verdadera historia de Rápidos y FuriososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora