Atalantë

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Eran nueve los barcos: cuatro para Elendil, y tres para Isildur, y dos para Anarion; y huyeron de la negra tempestad, desde el crepúsculo de la condenación hasta la oscuridad del mundo (El Silmarillion, 2012, pp. 332).

Ahora, vamos a diseccionar a Dom Toretto para determinar si estamos ante un descendiente de la vieja Númenor. Para quienes tienen fresca la imagen del personaje en las entregas más recientes de Rápidos y Furiosos, Toretto es ante todo un guerrero. A partir de la quinta película de la franquicia siempre tenemos dos o tres escenas en las que Dom se enfrenta a puño limpio contra diez o doce asesinos, en teoría altamente cualificados y armados hasta los dientes. Y sí, se los carga a todos sin problema. Tampoco pasan por alto sus constantes demostraciones de fuerza, levantando vehículos de todo tipo y peso, derribando paredes a cabezazos y pisos enteros con un solo pisotón. Todo esto encaja en un perfil númenóreano, pues fueron la élite guerrera de la Segunda Edad de la Tierra Media. El propio Sauron era consciente de que aquel era un pueblo al que no podía vencer por la fuerza de las armas, y por eso recurrió a la intriga y la manipulación para doblegarles.

Pese a esto, los númenóreanos eran poco dados a emplear sus virtudes físicas en el arte de la guerra, al menos no en sus días de esplendor y beatitud. Usaron su fuerza no para destruir o matar, sino para erigir y fundar. Se especializaron en la ingeniería naval, y no había mayor honor en la isla que formar parte de alguno de sus gremios artesanos. Recordemos que esa también era la meta de Dom cuando comienza su historia en la primera película de la franquicia. Lo suyo es construir, modificar y enchular carros de carrera, y su sueño es robar suficiente dinero para fundar su propio taller mecánico y vivir sin repartir hostias por todo el mundo.

Pero Dom no es solo un portento físico indestructible, también es un tío muy intuitivo. En pocos segundos es capaz de analizar situaciones, prever múltiples desenlaces potenciales y determinar el resultado más plausible, partiendo solo de indicios fugaces. En Fast X, le bastan un par de miradas sospechosas y un breve diálogo con su archienemigo de turno para determinar que han colocado minas debajo de los carros, y que tiene que realizar una maniobra específica para deshacerse del artefacto explosivo adherido a la carrocería de su vehículo, todo esto en cosa de segundos y mientras conduce a 170 km/h. Pero quizá el mejor ejemplo de esta habilidad lo tenemos en Fast 7, donde a partir de una nota de voz, un GPS y una puta caja, Dom concluye que Amazon acaba de dejarle un paquete bomba en la puerta de su casa, actuando justo a tiempo para salvar a toda su familia.

 Pero quizá el mejor ejemplo de esta habilidad lo tenemos en Fast 7, donde a partir de una nota de voz, un GPS y una puta caja, Dom concluye que Amazon acaba de dejarle un paquete bomba en la puerta de su casa, actuando justo a tiempo para salvar ...

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"Mia, que han llegado tus... ¡Me cago en la puta corran!

Los lectores de Tolkien también saben que los númenóreanos eran capaces de "leer" a las personas y adivinar situaciones y pensamientos, y que esta capacidad seguía presente incluso durante la decadencia de la estirpe, durante la Tercera Edad. En la trilogía de El señor de los anillos vemos constantes demostraciones de esta habilidad en Aragorn, y sobre todo en Denethor. En El retorno del Rey, Gandalf le explica a Pippin cómo es que el viejo senescal de Gondor ha sido capaz de enterarse del viaje de la comunidad del anillo, el papel de Boromir y otros detalles que el hobbit no ha contado:

Vin Diesel, Tolkien, sectas y la verdadera historia de Rápidos y FuriososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora