🗡Tienes que sentir dolor🗡

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I

Me muevo perezosa, abro los ojos poco a poco y sonrío al encontrarme con la mirada de Angus.

— Buenos días —dice él echando mis cabellos hacia atrás de mis hombros.

— Buenos días —bostezo y me recargo nuevamente en su pecho, estoy sobre su cuerpo y ambos aun completamente desnudos, aparte de que seguimos con algunas manchas de sangre por nuestra última víctima.

— Tengo hambre —le escucho decir.

— Yo quiero dormir más —digo acorrucándome, su pecho vibra cuando ríe, me rodea con sus brazos y se da la vuelta dejándome debajo de su cuerpo, se levanta y mostrando con orgullo su desnudes camina hacia la cocina, de igual forma me pongo de pie y me coloco su sudadera.

Un rato después ambos saciamos nuestra necesidad de comida, tomamos un baño juntos y por la tarde nos dirigimos a la salida en busca de un poco de diversión, es decir, por lo el dinero que nos falta reunir.

Tan solo abrir la puerta, nos damos cuenta de una pequeña caja negra en el suelo, Angus me pone detrás de él y toma su cuchillo listo para atacar al intruso. La idea de que alguien haya dado con la cabaña es algo realmente preocupante, pero a la vez desconcertante, creo que solo hay una persona que iría solo para entregar una caja.

Rápidamente la tomo ignorando las advertencias de Angus de que entre a la cabaña. Abro la caja y lo primero que encuentro es una nota.

"Tienes que sentir dolor"

Son las palabras que están escritas, Angus y yo nos miramos, es obvio que esa nota es de parte de Alina. A parte de la nota hay una USB.

— ¿Qué demonios significa esto? —pregunta observando con cuidado la USB

— No lo sé, pero debió dejarlo Alina.

— ¿Tú amiga?

— Ya no somos amigas.

— ¿Cómo es que dio con la cabaña?

— No lo sé —no le he contado a Angus sobre mis encuentros con Alina, por eso se muestra confuso, yo soy asaltada por una extraña e incómoda sensación—. Vayamos a donde podamos ver el contenido de la USB.

— Bien.

Seguimos nuestro camino, buscamos una zona no tan poblada y entramos a un departamento habitado por una pareja joven. Tras matarlos, Angus toma el computador e inserta la USB. En el monitor aparece Alina con una gran sonrisa, la casa de mis padres se ve después, siento la ira correr mis venas cuando la veo sonreírles, abrazando a mi hermana y viviendo la vida que es mía, a la que renuncié por voluntad propia y la cual no le deseo ceder por mi gran egoísmo.

Todos se muestras felices, contentos de la vida y sin preocupaciones, pero de un momento a otro la escena cambia, todo se vuelve más oscuro, mis ojos se abren con sorpresa ante la imagen de mis padres en el suelo atados de pies y manos.

Alina parece nuevamente, echa gasolina sobre los cuerpos de mis padres mientras sonríe a la cámara.

— Tienes razón —dice ella mirándome a través del monitor—. Son tus padres no los míos, es por eso que no me importa perderlos.

Siento un escalofrío al recordar sus últimas palabras. Mis padres lloran, llaman a mi pequeña hermana, ruegan a Alina que se detenga, le preguntan por qué hace eso y ella les dice que es mi culpa.

Alina vuelve a perderse de mi vista y aparece unos momentos después con mi hermana en brazos, la pone frente a la cámara permitiéndome conocerla por primera vez, tal como dijo, la niña tiene los mismos ojos que yo.

— Dile adiós a papi y a mami —deja ver un encendedor y segundos después los cuerpos de mis padres son envueltos en llamas.

Me estremezco ante lo que veo, las lágrimas salen sin que me dé cuenta o pueda siquiera detenerlas. Mis padres se queman frente a mis ojos y no puedo hacer nada. Ellos gritan, gritan mi nombre, piden mi ayuda, yo me estremezco y el dolor que siento me hace sentir volver loca. Los fuertes gritos hacen que la bebé rompa en llanto, Alina ríe y yo no puedo despegar mis ojos de la imagen de mis padres siendo quemados vivos.

— Tú pequeña hermana es inocente de todo, pero tendrá que morir... a menos que tú lo impidas.

Esas son sus últimas palabras, antes de que la imagen cambie a una donde se ve la casa de mis padres siendo consumida por el fuego, entonces recuerdo la otra noche; las ambulancias, las patrullas y los bomberos. Mis padres morían mientras yo asesinaba, mi hermana sufría mientras yo me entregaba al placer carnal.

— ¡La mataré! —grito poniéndome de pie y llevando las manos a mi cabeza—. ¡La mataré!

— Lo harás —dice Angus tomándome de los brazos—. Ella morirá está misma noche y lo hará de la peor manera.

— Mi hermana.

— Ya nos haremos cargo de ella —dice y me atrae hacia sí, yo no puedo reaccionar de la manera correcta, ya que mis pensamientos son muchos, van demasiado rápido y me confunden terriblemente—. Hoy por fin terminará todo —dice suavemente a mi oído—. Mataremos a Alina y nos iremos de este maldito lugar a comenzar de nuevo, solos tú y yo, juntos por siempre.

— Sí —me abrazo con fuerza a él, intentando bloquear el dolor que siento.

"Tienes que sentir dolor"

Escucho una y otra vez las palabras de Alina en mi cabeza, mis padres han muerto y prácticamente he sido yo quien los ha matado.

Grito una vez más y me dejo caer llevándome a Angus conmigo. Nada sirvió, nada valió la pena, tanto dolor, tanto sufrir... nada tuvo razón de ser ya que al final esas personas están muertas. ¿Entonces por qué y para qué?

Entre mis gritos llenos de desesperación Angus me toma de las mejillas y me hace mirarlo al hacerlo me quedo quieta, nos miramos fijamente y entonces entiendo el porqué de todo.

No, nada ha sido en vano, todo ha valido la pena, cada lágrima, todo el dolor, toda la desesperación, el sufrimiento, la aflicción, todo, todo eso tiene un porque, porque ahora yo estoy aquí con Angus y esto no termina porque acaba de comenzar.

— Ella me conocerá —digo acariciando lentamente las mejillas de Angus—. Sabrá quién soy, se arrepentirá de jugar conmigo y sufrirá, lo que yo he sufrido ella lo sentirá al doble.

— Así es —Angus se pone de pie, me mira, sonríe y estira su mano hacia mí—. Ven conmigo Linney

— Sí —tomo su mano y me pongo de pie.

Voy con él, a la eterna oscuridad, a un lugar sin retorno y no me retracto, ni siquiera lo pienso. Desde que nací, cuando crecí y tuve conciencia de lo que hacía, todo, absolutamente todo lo que hice y pensaba era como el acondicionamiento perfecto para convertirme en la persona idónea para estar al lado de Angus, nadie en el mundo puede ocupar ese espacio a su lado, nadie que no sea yo, por eso nací, por eso estoy aquí y solo por eso, por estar en su presencia y por siempre a su lado es que todo vale la pena.

Sonrío...

Siento dolor, y el dolor es tan hermoso que quiero que todo el mundo lo sienta y así será... haré sentir dolor al mundo, el más grande dolor ¡Todos tienen que sentir dolor!  

Hermosa Pesadilla 18+ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora