El miedo subió entonces por la garganta de Alyssa, miedo de su vida. Onell le murmuró algo a Alyssa sobre que la acompañara a retirar a buscar su regalo.
Alyssa simplemente sonrió y asintió, permitiendo que Onell le tomara la mano y siguieran a uno de los mayordomos que los dirigió junto con el collar hasta una habitación contigua a la sala de la subasta. Allí el mayordomo le mostró el collar a Onell dentro de una caja mediana de terciopelo azul. Allí, Onell miró el objeto con lujuriosa victoria. Después miró a Alyssa, desde su cuello hasta el resto de su cuerpo y le sonrió.
– Gírate para mí, bonita. –Alyssa sintió un escalofrío, junto con repulsión.
Ella le sonrió y se dio la vuelta, apartando su cabello. Onell cruzó el collar en su pecho y luego lo abotonó en la nuca de Alyssa. Cuando el collar estuvo puesto, Alyssa se vio reflejada en las ventanas de la habitación. Se veía hermoso el collar, ni siquiera importaba si combinaba o no con su vestido, seguía viéndose lujoso. Pero quizás era algo demasiado caro para que Alyssa lo llevara.
Aun así, ella sintió un poco de emoción de usar algo como eso. Quizás podría quedárselo después de matar a Onell.
– ¿Y qué tal? –Preguntó el mafioso regordete, expectante.
Alyssa parpadeó con rapidez, logrando hacer que sus ojos se cristalizaran. – Es lo más hermoso que alguien me ha regalado jamás. ¡Gracias!
De mala gana, Alyssa se aferró a los brazos de Onell mientras lo abrazaba. Solo que el hombre no perdía tiempo y separó a Alyssa de él, solo para después acercarla en un beso.
Alyssa se sorprendió a tal nivel, que no fue capaz de darse cuenta de lo que sucedió, del sabor a whisky rancio de los labios de Onell, hasta que ella se separó y sintió la mirada de alguien más mirándola.
Al subir sus ojos más arriba de Onell, Elián le regresaba la mirada a Alyssa, quien simplemente logró disimular su horror lo suficientemente rápido como para que el mafioso a quien había engañado no se diera cuenta.
Alyssa fingió que Elián no estaba allí en esa habitación todo el tiempo, y que, en realidad, ella no se había fijado que allí estaba ocurriendo la supuesta reunión con los Griffin donde Fernando estaba cuidando de su prometido.
¡Su puto prometido!
Eros estaría decepcionado completamente de ella por su pésimo cuidado de su entorno. Alyssa sintió que le faltaba el aire y su cuerpo sucumbía nuevamente a los efectos del opio y el estrés.
– Debo ir a tomar aire, ¿te molesta? –Alyssa intentó que su voz saliera de lo más neutral, mientras le susurraba a Onell.
Él le sonrió, aunque algo dudoso.
– No, puedes ir. Pero no te vayas tan lejos; tengo otra sorpresa para ti más tarde. –Alyssa recordó su aliento sabor a quemado y un escalofrío desagradable le recorrió.
– ¿Otra sorpresa? –Al parecer, Onell se creyó la emoción en la voz de Alyssa.
– Oh, sí, una mejor que esta incluso –le sonrió Onell–. Pero esta nueva sorpresa está en mi habitación, así que no te pierdas.
Alyssa simplemente asintió, asqueada, y se fue con paso apresurado hacia la salida. Cruzó la sala oscura, aún en medio de la subasta. Quiso darse media vuelta e incendiar toda aquella casa al ver que lo siguiente que se subastó fue una anciana que no sabía qué estaba sucediendo. Pero se obligó a apretar los ojos, se dio media vuelta y continuó su camino hasta la puerta de la mansión.
Allí, caminó todo lo que pudo hasta antes de irse por completo del terreno de la casa. Ella no conocía bien el lugar, pero sí había visto al llegar un estanque pequeño cerca de la casa.
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LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]
Romance**HISTORIA 1** Silvia definitivamente no tenía la vida normal de cualquier joven mujer; ella era una asesina a sueldo, un sicario, que cometió el peor error de toda su vida: falló una bala. Con tan solo diecisiete años, tuvo que huir junto a su mejo...